Luego de la caída del muro de Berlín, Alemania se veía convulsionada. El choque de 2 culturas que habían sido bombardeadas con ideas totalmente enfrentadas convergió en una verdadera explosión cultural. En lo que respecta a la música, surgió una escena electrónica nunca antes vista. Los edificios abandonados se convirtieron en clubes nocturnos temporales y los DJ se convirtieron en las estrellas del momento. A principios de los 90’s Berlín se convertía en la capital indiscutible de la música techno e inspiraría a muchos artistas, y no solamente los músicos.

Axel Smith era un estudiante de arte, fanático de la informática y por sobre todo, un adicto a aquellas fiestas en edificios abandonados. Tal es así que en plena época de Windows 3.1 comenzaba a implementar gráficas animadas con computadora en unos TV Walls hechos con monitores CRT. Hoy podríamos decir que era una especie de VJ, pero por entonces era un «loquito que hacía cosas con computadoras».

Ahí, y casi por coincidencia, conoció a un programador (podríamos decir hacker, también) que tenía bastante experiencia con el manejo de las animaciones y los gráficos 3D. Pavel Mayer le explicó a Axel algunas mejoras que podía hacer y ahí comenzaría una amistad que luego derivaría en un proyecto en particular.

Pavel Mayer era miembro de un «club de hackers» llamado Chaos Computer Club y tenía la suerte de haber trabajado en equipos Silicon Graphics (por entonces las Workstations SGI eran increíblemente poderosas, estaban diseñadas para el trabajo gráfico profesional y hasta tenían su propio OS). El momento clave de esta historia en particular fue cuando en una oportunidad Axel conoce las capacidades gráficas de aquellos equipos y se imagina una especie de «mapa mundial, donde el usuario pueda viajar y observar cualquier lugar del mundo».

Hablamos del año 1993. Windows 95 estaba recién siendo desarrollado, los CD’s sólo se usaban para escuchar música, las PC’s tenían disquetera y no existía Internet (al menos, no para los civiles). Y estos 2 alemanes estaban desarrollando la idea de Google Earth, muchos años antes de Google Earth. Me parece fundamental aclarar bien esto, ya que eso lo transforma en algo más épico todavía.

Las actuaciones y la puesta en escena de la serie son inmejorables.

Gracias al aporte de capitales – porque siempre hace falta el dinero – por parte de Deutsche Telekom y sumando a hackers del CCB, artistas y diseñadores, en 1994 presentaron Terravision en una conferencia de telecomunicaciones en Tokio, y de ahí practicamente el producto saltó a la fama.

¿Y que tiene que ver Terravision con Google Earth?

Acá es donde debo dejar de escribir sobre la serie y decirle que la vean. Obviamente ya se imaginarán que Google al menos se inspiró en aquel producto creado por estos talentosos alemanes ya que es el producto que conocen y no justamente, Terravision.

Lo interesante, además de la introducción que les hice y que la van a ver en el primer capítulo, es la inmensa cantidad de agua que pasó debajo del puente y la gran cantidad de personajes que aparecen, el cual y según mi opinión, uno de los más importantes fue, fue el ¿dueño? de Silicon Graphics.

El código que valía millones (también conocida como el código de la discordia) es una miniserie que recomiendo que vean si son Nerds y amantes de la informática de la vieja escuela. Después de Halt and Catch Fire – otra que si no vieron por favor, háganlo – es de las mejores series que retratan los años dorados de la informática. Donde todo era nuevo y poco se había inventado.

Mírenla.

6 COMENTARIOS

  1. Julián

    La empiezo a ver ya!

    Halt and catch fire la descubrí por acá y es una serie que hoy todavía recuerdo con mucho cariño. me trae una nostalgia de lo que no vivi.

  2. Yo quiero que hagan una serie sobre Compumaps, se lo merece.

    • Ari

      Wow, me había olvidado lo mucho que había utilizado ese programa de mas chico…

      Increible…

  3. cristian

    Hace poco volvi a ver unos capitulos del auto fantastico. Increible lo visionaria de esa serie. Video llamadas, gps/mapas, redes. etc

    • Luis Segura

      Y no olvides la inteligencia artificial del auto

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