Vivimos en una época en la que el asombro parece algo del pasado. Podemos bien encontrar la cura a una enfermedad milenaria, o ver a un empresario con dejos de filántropo enviar cohetes al espacio, mientras maneja una compañía de vehículos llamada Tesla. Ya se preparan las primeras expediciones a Marte, voluntarios y maquinaria incluidos.

Sin embargo, y aunque no podemos quitar el mérito a nuestros logros modernos, si vemos la colonización de otros planetas como algo posible, es justamente debido a que mentes como la de Ray Bradbury lo imaginaron. No sólo eso, sino que lo imaginó, escribió sobre el tema y fantaseó con la relación entre las futuras colonias humanas marcianas y los terrestres, ya en el año de 1950. Si, 19 años de que siquiera se posara el Apollo 11 sobre la Luna. 11 años antes de que Yuri Gagarin viese desde fuera del planeta a este peñasco llamado Tierra. Lo escribo despacio y en oraciones separadas, para permitirle al lector pensar en tales sucesos históricos y apreciar en contraste la capacidad de visión a futuro del Maestro.

Hoy, las obras de Bradbury, lejos de caer fuera del interés o lo plausible, se erigen como monumentos de una época bisagra en el pensamiento humano, aquella comprendida entre las atrocidades de las dos guerras mundiales, y la duda lógica de sus sobrevivientes ante el futuro y la tecnología. Lo cuentos, relatos cortos y mensajes en clave de Ray Bradbury no son, como el mismo lo dijera alguna vez, obras de ciencia ficción, al menos únicamente. Son poderosas metáforas del intercambio entre lo nuevo y lo viejo, pero siempre haciendo hincapié en que el que deberá tomar las decisiones, los aciertos magníficos y errores terribles, siempre será el ser humano. Protagonista indiscutible de sus historias que, por momentos, parecen cargadas de un surrealismo, que más de una vez podremos trasladar a los conflictos del mundo de nuestros días.

Ray Bradbury fue un prolífico escritor de diversos géneros, pero brilló más al prevenir el futuro.

Si Julio Verne se consideraba a si mismo un divulgador científico, por el contrario Bradbury intentaba ir más allá y profundizar en los humanos, las personas detrás de los grandes cambios tecnológicos que, estaba seguro, vendrían. Los protagonistas de sus obras son vivos seres tridimensionales, con motivaciones, ansiedades y miedos, los mismos que recorrían la mente de su creador. Esa es una de las razones por las que sus obras tienen un poderoso componente que incomoda, que identifica al lector y al mismo tiempo, invita a reflexionar.

Pero la pluma del maestro no era únicamente una muy hábil, sino que anticipaba muchos de los problemas que el mundo enfrentaría en los años venideros, a veces elevándolos a la enésima potencia, en una hipérbole deliciosa, y a menudo clínica. Así nos encontramos con relatos breves como El Peatón, una historia en la cuál las personas ya no caminan por las ciudades, debido a que las comodidades de sus casas son demasiado grandes (aire acondicionado, televisión), y los autos inteligentes dominan las calles. 1951 fue su fecha de publicación… y hoy ya casi, casi, no suena a ciencia ficción, sino a realidad cotidiana para nosotros.

Mucho más recordada pero igual de distópica, y también angustiante, rayando con el terror psicológico por momentos, es la famosa Fahrenheit 451. La inmortal obra en la que se cuentan las emociones en primera persona de un bombero del futuro, uno en el que los bomberos ya no apagarán incendios, sino que serán los encargados de crearlos. Montag, su protagonista, es parte de un escuadrón especial creado para quemar objetos peligrosos, subversivos, que son casi un insulto en una era plenamente digital como la que retrata la novela: los libros.

A pesar de su poderosa trama, como él mismo la definiera, se trata de «la relación amorosa de un hombre triste, Montag, no con la chica de la puerta de al lado, sino con una mochila de libros«. Recordando que a pesar de los avances, los descubrimientos o lo que pudiese traer el futuro que tanto lo inquietaba, el ser humano siempre sería el protagonista principal de sus propias historias. Que, a pesar de vivir en un mundo cada vez más mecanizado, la psicología que nos define es y será siempre nuestro particular software con infinitas capacidades, pero también incontables bugs y problemas, imperfecto, indomable y tendiente al conflicto.

Era un confeso amante de las artes, autodidacta declarado, para quien las bibliotecas era lugares sagrados.

Quizás por eso, a pesar de haber acertado en tantas predicciones futuristas, como la preponderancia de las televisión y otros medios digitales de contacto directo como las redes sociales; Ray Bradbury siempre tuvo una fuerte vocación didáctica, moral y ética. Sin dudas pudo permitirse, al igual que Isaac Asimov, algo que Julio Verne temía hacer por el positivismo imperante en su era: criticar el devenir de los descubrimientos, y preguntarse, antes que simplemente exponerlos, que sucedería de caer el mismo en manos macabras y equivocadas. Así lo atestiguan muchos de sus finales abiertos, cuando no oscuros, que no se esfuerzan en dar un final feliz, sino en hacer pensar aún más al lector.

Fantasmas de lo Nuevo, de 1969, es justamente una inquietante serie de relatos breves, casi surreales en algunos casos, que exploran el roce entre la modernidad y las personas que deben vivir y adaptarse a ella. El Niño de Mañana, uno de esos cuentos, expone el pánico de un padre al ver que su mujer acaba de parir, no a un niño normal como esperaban… sino a una pequeña pirámide azul, que llora y tiene seis apéndices serpentinos.

Lejos de ser un divulgador científico por medio de sus historias, como hacían muchos de sus contemporáneos y compañeros de género; el maestro se enfocaba más en la psicología, preguntándose sobre todo desde un enfoque sociológico de que forma impactarían en las personas las nuevas tecnologías, sus interacciones y medios de control. Algo que ha demostrado ser bastante acertado, ya que buena parte del futuro que ellos imaginaban llegó hace rato, y los problemas del mundo han mutado, pero no desaparecido.

Sin embargo, son muchos los casos en los que la imaginación de Ray Bradbury estuvo cerca de hacerlo ver como un viajero del tiempo. Desde «El Muro» en el que las personas interactúan cual red social, los televisores planos que ocuparían paredes enteras, los autos inteligentes o la desconfianza general a cualquier sistema de control basado en la vigilancia monitorizada. Y sólo podemos imaginar que habrá sentido, que mezcla de emociones e ideas cruzó por su cabeza, el día que autorizó la publicación de Fahrenheit 451 en versión e-book, apenas unos meses antes de morir.

«Tenía nueve años cuando me enteré de los tres incendios de la Biblioteca de Alejandría y me eché a llorar»

Pero el momento que todas y cada una de sus predicciones, así como las de Verne o Asimov, sean una realidad, sus libros seguirán siendo una poderosa fuente de inspiración para el futuro. Esto se debe a que no solamente se basan en buenas temáticas, ideas interesantes, sino que fue un pionero en dudar del desarrollo histórico-tecnológico, en un mundo en el que recientemente se había descubierto el potencial destructivo atómico. Al igual que Frankenstein de Mary Shelley, los interrogantes y dilemas morales, humanos, sobreviven y sobrevivirán al paso del tiempo por la validez de sus argumentos y lo perenne de su punto central: la condición humana.

Quizás por eso no sea una verdadera casualidad, que el creador del llamado Efecto Mariposa, no sea otro que Bradbury, ya que el nombre deriva de uno de sus relatos breves, «El Ruido de un Trueno», de 1952. En el describe como un hecho aparentemente insignificante como pisar un insecto en un viaje, puede tener influencias importantísimas en el porvenir. El adecuado recordatorio de un maestro que, sin dudas, intentó como pocos enseñar a sus lectores a no pisar insectos, es decir, a tener un especial cuidado con sus acciones y las repercusiones que estas pudieran tener el futuro.

Cedo como es costumbre en esta serie la pluma al escritor, en este caso, mejor dicho le cedo la voz cantante con una frase recurrente suya, expresada en «Más allá de 1984: Las Máquinas del Pueblo» de 1979, que lo define en cuerpo y obra; un resumen ético que todos, pequeñas mariposas de este mundo, deberíamos tener de máxima y recordar. Con ustedes, Ray Bradbury, Maestro del Futuro:

La gente me pide que prediga el futuro, cuando todo lo que quiero hacer es prevenirlo. Mejor incluso, construirlo. Predecir el futuro es demasiado fácil, de cualquier forma. Miras a la gente alrededor tuyo, la calle en la que estás parado, el aire visible que respiras, y predices más de lo mismo. Al demonio con más. Quiero mejor.

Artículo anterior10 tips para elegir la computadora Notebook perfecta para el 2024
Hola, me llamo Byron Rizzo. Soy un escritor independiente argentino nacido en Neuquén, al Norte de la Patagonia y Sur del resto del mundo, tierra poblada de cuentos y carente de personas. Mis libros publicados versan sobre temáticas relacionadas, contemporáneas, y pasean entre géneros. Ciencia ficción, cultura cyberpunk, relatos fantásticos de terror adaptados a una era casi sin secretos a simple vista, y otras inquietudes del ciberespacio actual. Busco escribir sobre la época que nos ha tocado vivir, encontrando como los maestros de la literatura antes que yo, la magia y misterios escondidos en las máquinas. Te invito a seguir mi camino, dejando que me vuelva otro personaje secundario en la narrativa de tu vida. Uno que espero disfrutes y enriquezca tu propia historia.

6 COMENTARIOS

  1. Lucho6007

    El mentiroso y malintensionado diario Clarín sacó una colección de libros de Ciencia Ficción. El primero es Crónicas Marcianas (de Ray Bradbury). Sale todos los viernes, creo que son 15 entregas. Yo estoy esperando ansioso Neuromancer, de William Gibson.

    • Scorch

      Me encanta comprar libros, ya sea en una colección de un diario o bien en una librería perdida por ahí. El problema mío es la necesidad de completar una colección, teniendo en cuenta que muchos de los libros que estén en la misma puedan no gustarme o directamente que esté en desacuerdo con los títulos publicados en la misma. Soy re vueltero! Pero Neuromancer….. es una deuda pendiente.

      • Scorch

        VIERNES 16/02 ENTREGA N°1
        CRÓNICAS MARCIANAS – RAY BRADBURY
        VIERNES 23/02 ENTREGA N°2
        EL HOMBRE EN EL CASTILLO – PHILLIP DICK
        VIERNES 02/03 ENTREGA N°3
        FAHRENHEIT 451 – RAY BRADBURY
        VIERNES 09/03 ENTREGA N°4
        LA NARANJA MECÁNICA – ANTHONY BURGUESS
        VIERNES 16/03 ENTREGA N°5
        LA MANO IZQUIERDA DE LA OSCURIDAD – URSULA K. LE GUIN
        VIERNES 23/03 ENTREGA N°6
        SOY LEYENDA – RICHARD MATHENSON
        VIERNES 30/03 ENTREGA N°7
        LAS SIRENAS DE TITÁN – KURT VONNEGUT
        VIERNES 06/04 ENTREGA N°8
        EL FIN DE LA INFANCIA – ARTHUR C. CLARKE
        VIERNES 13/04 ENTREGA N°9
        LA RUEDA CELESTE – URSULA K. LE GUIN
        VIERNES 20/04 ENTREGA N°10
        NEUROMANTE – WILLIAM GIBSON
        VIERNES 27/04 ENTREGA N°11
        LA TRANSMIGRACIÓN DE TIMOTHY ARCHER – PHILLIP DICK
        VIERNES 04/05 ENTREGA N°12
        EL HOMBRE ILUSTRADO – RAY BRADBURY
        VIERNES 11/05 ENTREGA N°13
        UBIK – PHILLIP DICK
        VIERNES 18/05 ENTREGA N°14
        LAVINIA – URSULA K. LE GUIN
        VIERNES 25/05 ENTREGA N°15
        LA PISTOLA DE RAYOS – PHILLIP DICK

        Ojo, no niego que muchos de estos títulos no deban estar acá, pero ves a que me refiero?
        Y Asimov? Orson Scott Card? Larry Niven? Frank Herbert?

  2. Hugo

    Hugo Guerrero Marthineitz en alguna tarde hace muchos años me acerco a mis oidos un relato de Ray Bradbury y lo devoré en mi adolescencia. Gracias por recordarlo. Y si bien en estos años si menciono a Bradbury lo colocan como escritor de ficción, el rubro le queda chico para mí

  3. Gaston

    Muy buen aporte !

    Me dieron ganas de leer de vuelta varias historias de Bradbury, pero no tengo los libros, asi que en un ratito me voy a la libreria a comprar algo !

    Saludos

  4. Francisco Moreno

    Excelente artículo!

    Ray Bradbury es un escritor que por momentos pareciera que tuviera una bola de cristal para ver el futuro. Releyendo por enésima vez Farenheit 451 tuve una epifanía cuando describe la escena en que Montag se escapa y un auto casi lo atropella a propósito; en ese momento, mientras vivía en mi cabeza esa escena, pasó por mi calle un «pelotón» de motos con escape libre haciendo contra explosiones similares a disparos… Y relacioné ese auto de Bradbury lleno de chicos que salen a «cazar» peatones, con las motos y sus tripulantes que pululan en las avenidas y calles de mi ciudad. Realmente era un visionario y hoy vivimos en una sociedad que ve como tontos a los que leemos libros. Falta poco para que empiecen a quemarlos, ya empezaron a golpear a los docentes que enseñan a leerlos.

Dejá una respuesta

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí