Smartphones, redes sociales, Steam, hiperconectividad. Facebook, Twitter, Whatsapp y Android. En menos de 20 años hemos experimentado un cambio radical en la forma de comunicarnos y relacionarnos con la tecnología. Una transformación tan radical, que sólo es comparable a la invención de la radio, el telégrafo, el primer vuelo sobre el Atlántico, o la masificación del automóvil a principios del siglo pasado.
Comparativamente hablando, pasamos en tan corto suspiro histórico, de la carreta al Ford T, o mejor aún, a la propulsión a jet. Rompimos las formas tradicionales, ya no únicamente de hablar entre nosotros, sino algunas mucho más arraigadas: Ebay y Mercadolibre, son claros espejos de que la metamorfosis alcanza incluso al mundo comercial.
Sin embargo, todos estos paradigmas y formas de comprender el mundo de nuevo, nos han traído un sinfín de problemáticas propias. En muchos casos, porque algunos justamente quieren seguir manejando el jet como si fuese una carreta. O peor aún, convenciendo a los demás, de que todo sigue igual y las mismas leyes y conceptos del mundo antigüo continúan vigentes en este nuevo plano digital. Ganando su dinerillo en el proceso, obviamente.
Nosotros, mientras tanto, seguimos en el período de adaptación, de algo que la gran mayoría de la gente no termina de comprender bien ni cómo funciona ni cómo se maneja, ni para que sirve. Fobias, manías, cambios en el trato interpersonal mismo, y costumbres adquiridas que, nos guste o no, llegaron para quedarse y acompañarán a nuestros hermanos menores, hijos y nietos.
Bienvenido a Internet
Desde el año 2000 hasta esta fecha, la revolución fue sostenida e imparable. Debe quedar muy poca gente hoy en día, que nunca haya estado conectada a algo que llevase Internet. Tal vez en regiones remotas, alejadas, o atacadas por la pobreza. Porque parece que también, globalización e Internet mediante, cada tanto se nos olvida que buena parte de este mundo es pobre, y no todos acceden a esta fantástica Disneylandia del progreso.
A pesar de todo ese tiempo transcurrido, siguen las luchas legales, dialécticas, culturales. El mundo, y sobre todo sus personas, aún no pueden terminar de adaptarse a todo lo que Internet significa. Porque es cierto, hemos logrado muchas cosas gracias a estas nuevas tecnologías. Pero es poco y nada comparado con lo que podría llegar a hacerse con tan poderosas herramientas.
Es ahí donde comprendemos que la palabra usada para referirnos a los eventos en Inglaterra hacia 1642, o el gran quiebre francés de 1789, queda muy extraña, quizás hasta mal usada.
¿Revolución? el día que votemos por Internet las leyes que nuestros gobernantes dejan cajoneadas juntando polvo y telarañas, podremos hablar de una verdadera revolución. En algunos lugares estas alternativas ya se están planteando, pero al menos en éste lado del mundo, queda todavía dentro de la definición de utopía: aún no tiene lugar.
Lamentablemente, en algún punto desde su creación, Internet fue perdiendo el efecto y la mística descentralizada, el carácter de agente de cambio, y fue convirtiéndose en tierra de emprendedores, de negocios y grandes sumas de dinero ganadas por alguna genial idea. Así es como Elon Musk o Mark Zuckerberg, entre tantos otros, vieron la veta madre. Y vaya si la explotaron, ¿no?.
Si bien ese proceso es muy positivo, ya que le da legitimación monetaria y por lo tanto, comercial y cultural a Internet, el gran problema es que todo aquello que solía representar, todo lo que no era tan bien visto a los ojos (y legislaciones) del Viejo Mundo, fue progresivamente marginado, vetado, y hasta sacado de circulación.
Internet, finalmente, demuestra ser como tantas otras herramientas en la historia de la humanidad. Un hacha puede servir para cortar y contruir, o para la guerra. Asimismo, la tecnología que usaban los V2 nazis no difiere mucho de la que llevó al hombre a la Luna. Como siempre, el fiel reflejo del creador se ve en los usos que le da a sus creaciones.
Y mientras mucha gente sigue «aturdida» por tanto cambio, esperemos no encontrarnos con que en ese interín, nuestra querida red de redes, sea degradada y capada con respecto a lo que realmente podría ser. Como en otras revoluciones, el resultado será un espejo en el que mirarnos.
Vida Veloz
Que los productos y marcas poco a poco ya no son los mismos, es algo que ya sabemos, y de lo que hablamos periódicamente en este sitio.
Es triste asumirlo, pero entre una forzosa era post-PC que nunca parece llegar pero se siente, y la fecha de caducidad tecnológica cada vez más similar a la de los alimentos congelados; nos damos cuenta de que ese mundo que conocíamos mutó, y no necesariamente para bien.
Porque aunque contamos con equipos más rápidos, infinidad de aplicaciones y sinfín de alternativas en cuanto a marcas, cada vez la rueda del ciclo tecnológico parece girar más rápido, y sin sentido alguno.
El caso de los smatphones, porque los celulares sinceramente ya ni existen, es emblemático en éste aspecto. Y es que yo no me termino de explicar para qué quiere una bestia con varios gigas de RAM y un procesador espectacular, una persona que apenas si usa whatsapp, messenger, responde un par de mails y cada tanto juega o mira un video en su terminal. Además, porque dentro de esa definición entran al menos el 70% de los usuarios, siendo muy generoso, ¿o alguien cree que el 30% restante son power users, geeks y techies?
Tal y como leí hace poco, se termina comprando porque sí, no hay un motivo real de compra, una necesidad que satisfacer, una función o tarea única que deben ser realizados, salvo contados casos. Y por supuesto, el sistema de diseño y duración de la vida útil, tan comida rápida, se beneficia enormemente de esa situación.
La misma dinámica imperó hace muy poco tiempo con las netbooks y las tablets, generando una época post-tablet, donde muchas personas se daban cuenta de que no sabían qué hacer realmente en aquel dispositivo recientemente comprado.
Lejos de las grandes urbes tecnológicas del mundo, puede parecernos que la cosa no es tan así. Pero a pesar de haber entrado hace rato en una meseta de prestaciones/necesidad, las grandes marcas siguen vendiendo a un ritmo que da miedo, y hace preguntarse si la gente realmente usa todo ese poder de computo en smartphones, tablets, laptops y demás. Si la respuesta es no, se plantean otras preguntas aún más complejas y de difícil resolución: ¿para qué y porqué lo compra?
Síndrome de Diógenes Digital
Mucha gente parece entonces, estar o directamente vivir aturdida en su relación con la tecnología. Aturdida de hype, de consumismo, publicidad, presión social, de tantas cosas. Tampoco hace falta ver tentáculos negros de pulpos marketineros misteriosos diciéndonos que hacer. Incontables veces, nos los inventamos nosotros mismos.
Entre tanto y tan rápido cambio, podemos confundirnos y terminar perdiendo el rumbo.
La acumulación constante de más y mejor tecnología, puede parecer buena, pero llevada a sus límites se convierte en un vicio engañoso. Sobre todo, porque en muchos casos seguimos tratando ciertos asuntos como si de temas del siglo pasado se tratasen. Total, más siempre es mejor, ¿verdad?
El filósofo Diógenes diría que no. De hecho, vivió en un barril, con unos cuantos perros como amigos, para demostrar que no hacía falta demasiado para subsistir. Sí, Diógenes estaba en la vereda contraria en relación a la acumulación. Al punto que un día Alejandro Magno fue a visitarlo, y le preguntó si podía hacer algo por él. Diógenes le pidió que se apartase porque le tapaba el Sol. Recordemos, Alejandro el grande, el tipo más poderoso del planeta en ese momento.
De su nombre y memoria por aquella respuesta, se bautizó a una conducta compulsiva, diametralmente opuesta a la doctrina del filósofo. Una persona con Síndrome de Diógenes, es la que está apegada a todo aquello que sea material, y por ende, acumula cosas. Se niega a deshacerse de ellas y siempre quiere más.
En vistas de lo que sucede en muchos casos con las nuevas tecnologias, pareciera que ha surgido una extraña variante de ese mal, una que juega con nuestros conceptos pasados y actuales, trastocándolos. Se lo ha bautizado Síndrome de Diógenes Digital, informalmente. Puede suceder con música, películas, juegos, y creo que también con algún que otro dispositivo en particular.
La gran diferencia aquí es que no se ven los efectos de forma tan devastadora como sucede con la conducta acumuladora en la vida cotidiana, al punto de que esa pobre gente hasta pierde sus casas del estado en que quedan las mismas. Pero, ¿quién puede ver cuántos discos que nunca escuché, juegos que nunca jugué, o nuevas tecnologias que no necesito tengo?
Es allí donde nuestro período de adaptación nos juega en contra, y es lo que ha hecho a Steam un sistema inmensamente prolífico.
Steam logró que los precios de venta de los juegos físicos originales, parecieran una estafa al lado de sus ofertas. Al punto de que Sony abrió PSN, entregando juegos a cambio de una mensualidad más acorde a los montos vigentes. Lo mismo harían casi todas las demás marcas, con resultados desiguales, nótese el esfuerzo de Ubisoft o EA con sus clones de Steam al respecto.
Entonces, terminamos comprando simplemente porque nos parece una insensatez no comprar ese súper increíble juego del que tanto escuchamos hablar, a sólo 5 dólares. De paso, viene con 4 juegos más de regalo. Poco importa si lo vamos a terminar jugando (o si el juego realmente es bueno). En nuestra mente de siglo pasado, que creció jugando de a uno y pagando mucho, ése precio es una locura, una locura que debemos aprovechar. Una ganga que nos presiona a comprarla.
Así empiezan sendas bibliotecas descomunales de juegos que nunca jamás serán tocados. Jamás. Bajo otras presiones y medios de publicidad, también es posible caer en comprar (o reservar) el último modelo de X cosa, a pesar de que ya tengamos la misma un modelo menos, y estemos satisfechos. La mecánica es la misma. Más, y más nuevo, es mejor.
Pero como diría cierto general macedonio, mientras la gente se reía de Diógenes por haberlo hecho a un lado: «De no ser Alejandro, habría deseado ser Diógenes«. Porque no siempre más es mejor, y esos dos grandes hombres, uno con todo y el otro sin nada, bien lo sabían.
Modernidad, una vez más
A pesar de ser utilizado constantemente, el término «moderno» tiene un sentido muy distinto al que la mayoría de las personas podría imaginar al escucharlo.
La modernidad en su significado original, hace mención a aquel período del siglo XV en que se lograron un par de descubrimientos más o menos relevantes: América y la Imprenta. Al mismo tiempo, un cambio de nociones religiosas, políticas y artísticas se gestaban. Nosotros lo conoceríamos como Renacimiento. Decir que algo es «moderno», entonces, es referenciarlo con algo que pasó hace casi 600 años ya. Por algo, los historiadores llaman a nuestros días «Edad Contemporánea» y no «Moderna».
Sin embargo, a mi me parece una excelente elección de palabra, para describir lo que nos ha tocado vivir, el suspiro histórico como lo llamé, de los últimos 20 años. Los cambios que estamos viviendo están, a mi entender, a la altura o más arriba aún en importancia, que el descubrimiento de América, la imprenta de Gutenberg, o el Renacimiento.
Porque realmente nos toca ir a explorar un Nuevo Mundo y amoldarlo con el Viejo, se nos encomendó la tarea de abrir la biblioteca más grande de la historia, y estamos intentando racionalizar y renacer mejores en todo éste proceso. Tal y como le sucedió a nuestra humanidad en el pasado, los aciertos y las equivocaciones repercutirán a futuro de formas que no podemos llegar a imaginar aún. Es una excelente e irrepetible oportunidad de hacer las cosas bien.
¿Quién sabe qué hubiera sucedido si en lugar de colonizar y matar, América y Europa se hubieran relacionado de otra forma?
Esta clase de preguntas desde el futuro sin lugar a dudas se harán sobre nuestra época. ¿Y si hubieran mantenido Internet libre?, quizás sea una de ellas. ¿Y si en lugar de consumir y comprar más se hubieran encargado de distribuir mejor entre los que no tenían?, puede ser otra.
Es cierto, podemos estar aturdidos por tanto cambio. Pero que no se nos olvide que la verdadera respuesta a ésa y muchas más preguntas, está en nuestras manos.
Me senti muy tocado por esta filosofia de viernes.
Casi que no puedo evitar comprar uno que otro juego, por el solo hecho de estar tan barato!!! asi termine comprando la saga completa de tomb raider y aun no jugué ni uno.
Los que nacimos en los inicios de los 80, somos la generacion que esta en medio de este huracan de cambio, viendo como todo cambia de lugar.
Los de antes, se niegan al cambio, y los de ahora, no se dan cuenta que van a mil!
Pero hoy es jueves!
Excelente articulo! como ya me acostumbre a leer de Byron!,
La verdad que es un tema abrumador, y incluso siendo una persona que le gusta la tecnología, mientras leía me preguntaba, ¿Porque me compre este celular que tengo, realmente?… y me costo mucho tratar de no justificar la respuesta!.
Saludos
al respecto de las compras, despues de poco mas de un año de uso, voy a reemplazar mi razr HD por el Moto Maxx, que esta por salir…. y lo justifico porque va a tener una grosera duracion de bateria =P
Esto lo veo a diario en mi trabajo, computadores de gente atestados de programas que alguna vez podrían llegar a necesitar. Photoshop, Dreamviewer y AutoCAD instalado en computadores de personas que apenas saben usarlos. Todo legal por su puesto Ni hablar de la música, cientos de canciones, discografías completas cuando a la persona le gustan sólo 10 canciones del grupo. Fotos a destajo, misma imagen con variaciones de luz, una desenfocada y otra filtro.
Supongo que estamos abrumados por tanta disponibilidad.
Qué placer que es leerte, muchacho.
Desde mi parecer, estamos enquistados y girando en círculos repetitivos sobre una misma cosa.
Esa cosa es el sistema que rige todo lo que planteás.
La verdadera revolución es un cambio de paradigma.
Si bien es cierto que la tecnología nos da la oportunidad y relativa facilidad para lograrlo, hoy en día lo que hace es acompañar la repetición de errores no aprendidos.
A ver si puedo ser un poco más claro: los usos de la tecnología están más subeditados al sistema ponderante que a la búsqueda de un cambio paradigmático.
Ejemplo: Me imagino que muchos creen que las redes sociales representan un avance social. Lo sería si juntara a dos personas para ejecutar una acción con un objetivo desarrollista antes que puras vanalidades. Y la realidad es que estamos inundados de esto último. Para colmo, lejos de cambiar de actitud, la tecnología les sirve para profundizar su vanalidad.
Está claro que los que están en falta somos los seres humanos. Y allí se desvanece cualquier intento de juzgar a un agente externo.
Somos una especie en constante crisis. La diferencia con nuestro pasado, donde tuvimos cambios de paradigmas muy importantes, es que hoy no hemos encontrado siquiera los límites para dar un salto hacia un cambio de paradigma.
A pesar de ello, en medio de todo ese gran despelote e incertidumbre, lentamente se generar pequeños cambios que son los que en definitiva abren nuevos caminos.
Actualmente estoy leyendo a los filósofos posmodernos (Vattimo y el fin de la modernidad) y si bien es verdad que la historia ya no sigue un curso unitario, estoy totalmente de acuerdo con vos en que el título viene como anillo al dedo. Efectivamente: Modernidad, una vez más. Ya no habrá manifiestos, pero el progreso y la superación constantes son evidentes.
Un placer leerte otra vez, Byron.
No pensás publicar algo? »Te lo compgro, te lo compgro» diría un francés medio snob que salía en un capítulo de Mentira la verdad – Arte (si no lo conocés te lo recomiendo).
Excelente articulo!veo que de apoco nos estamos dando cuenta que esto no esta bueno (ojo que algunos les falta todavía abrir los ojos, pero al menos son consientes) como parar esto???y si ves toda la contaminación que dejamos…. es muy triste, pero tengo la esperanza de que va a llegar a un punto culmine y va a bajar… las empresas que nos manipulan sacando productos must have cada 6 meses te van a tomar tu equipo anterior al menos para reciclartelo (que es como deberia ser desde un principio, pero estas empresas tienen mas poder que gobiernos y calculo que por eso no lo hacen, pero esto es otro tema claro)…
En fin, gracias y saludos!
también yo estoy es ese problema de guardar cosas, guardo archivos que nunca utilizo tengo varios discos duros de un tb donde guardo todo eso, y me da pavor que se borren dichos datos.
Tengo el mismo problema… Excelente articulo…
como siempre sigan así muchachos.
Muy buen texto. Realmente espero que las futuras generaciones puedan torcer el rumbo, porque como viene la mano el consumismo nos va a llevar al tacho…
Estoy muy apurado para leer semejante artículo.
Realmente interesante pausa en el transcurrir de la historia para reflexionar.
Comparto con lo de que no siempre mas nuevo es mejor. Pero despues ves a una horda de personas agolpadas para comprar el Iphone X de más de 1000 dolares, porque el Iphone 7 les quedó chico. ¿?¿?¿?¿?
Y en el otro lado del mundo tenés gente que no sabe lo que es tener electricidad.
La misma tecnología nos hace avanzar a pasos agigantados a unos, dejando cada vez más atrás a otros.
Me gusta mucho este sitio, para leer y reflexionar de cosas de la vida cotidiana, en «nuestro» idioma.
Gracias y felices fiestas para todos.
Ahh por cierto, hablando de todo esto de los avances, justo acabo de ver esto. Muy bueno.
PD: Me quedo con la tele-aparador y el dron araña.
Byron, realmente bueno tu artículo. Cuanta verdad en tus líneas, haciendo ver, como hemos caído en este sistema tan degenerativo para la vida.
Cada que te leo, me dejas pensando por un buen tiempo.
Saludos desde Ecuador…
Iba como en el 3er parrafo, cuando me dije a mi mismo: «mi mismo … es Byron» y si, resulto ser…
Larga vida a la PC. Nuestro lugar, nuestra herramienta de trabajo y nuestra doctrina. Que el resto siga upgradeando sus electrodomésticos digitales, migren y engrasen sus dispositivos táctiles. La PC vuelve a pertenecernos exclusivamente a nosotros!
Excelente artículo. Concuerdo en absolutamente todo. De hecho, últimamente soy un cúmulo de compras innecesarias, sobre todo en juegos de Steam. Saludos.
Hola Byron. Gracias por tus palabras una vez más. Vengo curtiendo bastante del tema últimamente (soy partidario de conocer las herramientas que nos dominan) y me hice adepto/adicto a editorial caja negra. Super recomendable. Plantean varios de sus libros que «el smartphone» con su portatibilidad es un momento aparte de lo que conocimos como internet, y que no debe ser entendido con las mismas reglas. Me llama la atención que la mayor afición/adicción viene de personas que no están ligadas directamente a los ambientes tecnológicos, que tomaron la PC como algo de nerd, pérdida de plata y etc. Siento que quienes estuvimos y estamos inmersos en áreas tecnológicas solo podemos hacer vista gorda, entender que no es parte de lo mismo y dar gracias a quien sea por habernos enseñado a usar una herramienta de la requetepanconqueso. Y porque no mostrar (a quienes nos rodean);de tanto en cuanto que puede ser mucho más que bardear a vedettes. Más que eso, por ahora no veo posible. O producente.