La Industria y la red de comunicaciones por excelencia de nuestro siglo, vienen luchando una ardua guerra. Como esos buenos generales que brillan en la historia, la Industria gana cada batalla que pelea. Sin embargo, igual que le sucediera a los mejores estrategas, sólo se puede obtener la victoria, en las luchas que uno pueda atender, participar, pelear.
Así, normalmente llega tarde, y cuando pretende dar combate, se encuentra con una complicada realidad: por cada estocada correcta que le da Internet, la red de redes se acomoda por un momento, y deja caer un sablazo fulminante. Pero lo hace por un costado que su contrincante nunca esperó.
Este enfrentamiento de titanes, uno por un lado controlado por unos pocos, el otro siendo lo más masivo que recuerde la humanidad, tiene su propia historia. Sus héroes, villanos, ejemplos y contiendas. Unas que, a pesar de las apariencias iniciales, cada vez tienen más a un único ganador. O, ¿quién sabe?, tal vez su victoria, sea la de todos.
Napster
Finales de los mágicos 90’s. Entrábamos a una década llena de cambios, de transformaciones cruciales, sobre todo en materia de tecnología e Internet. Por aquel entonces vivíamos con el dial-up para el recuerdo (u olvido). Contrariamente a la escasa velocidad del medio, la red crecía tan agigantadamente que se terminaría dando un duro golpe en los dientes poco después.
En ese contexto, Napster se convertiría en la primera víctima ejemplar de la guerra. Todos habíamos escuchado al menos algo del servicio que permitía descargar en forma gratuita música de todo tipo. El comienzo del P2P para millones de personas, seguramente. Así fue por un buen tiempo, al menos.
(Me parece haber visto un lindo gatito, el creador y el felino que hizo estragos)
El despertar duro e inevitable llegó al fin. Las denuncias encabezadas por la Industria Musical y algunos referentes como Metallica, Madonna y Dr. Dre se llevaron adelante. Poco importaba que los muchachos de Napster quisieran explicar que era solamente el concepto de compartir, elevado a la enésima potencia. Que no había mucha diferencia entre bajar un tema de ahí, a copiarlo en cassette cuando lo pasaban en la radio (o si alguien te prestaba el disco o cassette original).
La Justicia, y sobre todo el imaginario popular dictaminó que sin importar la forma descentralizada y los medios de distribución que se utilizaran, era una infracción a los derechos de autor. Napster se vio obligada a cerrar, para el descontento de millones. Quizás su gran falla fue llamar la atención demasiado rápido, sin puntos intermedios, ayudado por el revuelo que causó al compartir canciones aún no presentadas públicamente de artistas renombrados.
De la forma que fuera, la Industria sabía que debía dar un mensaje claro, sin importar cuantos inocentes cayeran en el proceso. Como medida disuasoria, levantaron demandas ante las personas que habían descargado y compartido ciertas discografías en particular. Algunas de ellas, jóvenes universitarios o chicos de secundaria, quedarían con deudas descomunales.
El mensaje estaba dado y el ejemplo puesto: nunca más nadie osaría compartir cosas en Internet. Al menos, eso creían.
A Rey Muerto, Rey Puesto
Por supuesto, no contaban con el romanticismo propio de la comunidad hacker. Ni con el hecho de que haber prendido las sirenas y enfocado los reflectores en Napster despertaría al monstruo durmiente que era Internet. Napster Inc. cerró sus puertas extraoficialmente, volviéndose de pago, para cumplir con el dictamen de la Ley. Pero dejaría un interesante manual de acción para los que vendrían después.
No pasó mucho tiempo para que algunas alternativas más discretas, pero igual de funcionales que la del gatito con auriculares, inundasen Internet. KaZaA, Ares Galaxy, eDonkey 2000, eMule, podrías nombrar cientos. ¿Quién sabe cuántos más se habrán mantenido inteligentemente fuera de foco?
La Industria intentó repetir la hazaña realizada con Napster, pero pronto se encontró con nuevas dificultades, dialécticas y problemas. Los nuevos servicios habían tomado nota de la caída de su gigante antepasado. Eran descentralizados y se desligaban completamente de los hechos delictivos y/o infracciones de copyright.
Más allá de eso, quedaba demostrada una dinámica que se sigue cumpliendo hoy en día en el mundo online: la de la Hidra de Lerna. El monstruo griego es la comparación perfecta con Internet, ya que en el mito de Heracles, más conocido para nosotros por su nombre romano Hércules, cada vez que se le cortaba una de sus cabezas… nacían dos más para reemplazar la recién caída.
Sólo que Internet, demostraba ser una Hidra miles de veces más eficiente, reemplazando una cabeza con diez, cien o mil más. Cada una en un país distinto y aprendiendo cómo habían cortado a la anterior, para colmo.
La lucha continuaría con diversos resultados, pero una constante se demostraba a cada paso. La Industria había tenido su primera victoria pírrica. Una de esas que anteceden al fracaso final. Y no sería la última.
La Paradoja Arctic Monkeys
En el medio de juicios y programas del submundo online, de las compañías discográficas y los hackers, estaban los verdaderos creadores del contenido que se disputaban los otros, los artistas. Ninguno de ellos quedó ajeno a esta revolución, e inclusive algunas bandas famosas apostaron por la distribución gratuita usando a Internet de medio. Es el caso de Radiohead y su Kid A, y Smashing Pumpkins con su disco Machina II, The Friends & Enemies of Modern Music.
Sin embargo se consideró a ambas acciones cómo un gesto anti-establishment promocional, llevado a cabo por dos bandas archireconocidas de aquella época. No se podía imaginar cómo regalar su disco haría que una banda menos renombrada ganara algo como premio a su esfuerzo utilizando tal sistema.
Años, en después en el 2005 y ajenos a todo esto, unos quinceañeros de Sheffield empezaban a tener un moderado éxito con su banda. Veían como concierto a concierto, los espectadores crecían en número y como por arte de magia… sabían sus letras y canciones a la perfección. Algo casi inimaginable para un conjunto del tan competitivo underground inglés.
Nadie podía imaginar que estaban por convertirse en la banda con el album debut más vendido en la historia del Reino Unido. Con una página de MySpace a la cabeza, los fans de Arctic Monkeys subían los shows del grupo, ganando cada vez más y más simpatizantes. Los muchachos estaban montados en una ola de hype de proporciones cósmicas, una que ni ellos entendían cómo se habían dado. «Ni siquiera sabíamos cómo subir nuestras canciones a Internet«, afirmaban los de Sheffield. ¡Oh, inocentes palomitas!
Cuando Domino Records contrató a Arctic Monkeys, y anunció su primer disco, la preventa fue de una magnitud simplemente incomprensible. ¿Cómo era posible que unos chicos que un par de días atrás tocaban en un garage, ahora fueran punta de lanza y charts musicales? El disco, finalmente, destronaría al mítico Definitely Maybe de Oasis como top de ventas en Inglaterra, otra prueba más de que el nuevo sistema de difusión podía llegar a superar a todo un aparato con décadas de experiencia, en menos de 5 años.
Internet le contestaba a la Industria y muchos empresarios, tomaban nota.
Cambio de Planes: Itunes, LastFm, Spotify, Youtube
En el medio de todos estos sucesos, se veía una gradual aceptación de Internet en los modelos de negocios musicales. Itunes fue quizás el que allanó un poco el camino, demostrando que una gran empresa podía poner su nombre al lado de las descargas de música, cobrando y dando su parte a los artistas. Ya no sería únicamente tierra de corsarios.
La legalización de Internet, mostraba otra cara del asunto, y pronto varias opciones más empezaron a sonar con fuerza. Desde LastFM pagando a los artistas independientes, al nacimiento de servicios como Spotify, poco a poco empezaba a entrarles en la cabeza que era una muy buena idea cobrar por la distribución musical digital. Entre otras cosas, porque se ahorraban toda la logística de entrega, los booklets o sleeves (libritos que vienen con el disco), hasta el disco físico mismo. Todas esas depreciaciones eran una ventaja al poner un precio por las pistas, al menos en los papeles.
Pero es en el caso de Youtube donde vemos una empresa de otro tipo, enfocada en los videos, hacer su introducción. Abandonamos las épocas arcaicas de dial-up y entramos en la banda ancha. Las nuevas velocidades nos permitían ver videos, películas, bajo el llamativo nombre de Internet 2.0. Youtube ha sabido mantenerse en el marco de la legalidad, pagando un canon a los artistas (otra vez al menos en teoría).
El Cine entra en la batalla
Con las nuevas posibilidades de la banda ancha, era una mera cuestión de tiempo antes de que el séptimo arte protagonizara sus propios combates en defensa del derecho intelectual.
Tal y cómo lo hiciera su pariente, la Industria de la Música, la Industria del Cine peleó a destiempo y solamente en casos particulares. Ganaba y gana aún hoy en día, pero poco puede hacerse contra la Hidra inmortal.
(Excelente mix entre TPB y el mítico monstruo)
Tal vez por eso fue la Industria del Cine la que asestó uno de los golpes más terribles de los últimos años: con paciencia y convicción, mató Megaupload y dejó en jaque después a The Pirate Bay. Los principales sitios de descarga directa y torrents, respectivamente. Sus victorias la hacían ver mucho más poderosa que su congénere musical, más decidida y con mejores herramientas.
Las leyes SOPA y PIPA parecían en su momento ser la jugada maestra que aniquilaría a Internet como la conocimos, el match point decisivo y final. A mi personalmente me recuerda a otro caso parecido en la historia…
¡Industria ad portas!
Aníbal Barca, el que llevase primero ese nombre tan común hoy en día, fue el genio militar que pudo conquistar Roma, cuando ésta era una superpotencia. Recordado hoy en día por su inventiva, sus tácticas y varias estrategias de combate magistrales made in Aníbal, el cartaginés logró con lo que llevaba dentro del cráneo inclinar la balanza a favor de Cartago en las Guerras Púnicas. Su cruce de los Alpes a lomo de elefante y el atenazar al contrario aún se estudian en las escuelas militares de todo el mundo.
Tanto éxito tuvo en combate, que dejó de rodillas a la propia Roma en Italia. Los otrora orgullosos romanos ya decían en las calles «¡Aníbal ad portas!«, Aníbal en las puertas de Roma. Sin embargo, el general jamás pondría un pie dentro de ella.
Sintiendo que no contaba con suficientes hombres, sin saber que Roma estaba prácticamente derrotada ya, Aníbal continuó dando lecciones maestras de estrategia en el campo italiano… pero sin atacar la ciudad madre de occidente. Luego de comprender que no se podía derrotar a Aníbal en el campo de batalla, los romanos finalmente empezaron a evitarlo sistemáticamente. Aprendiendo derrota a derrota sus tácticas y secretos. Era imposible vencerlos así.
Aníbal finalmente regresaría a Cartago luego de años en las praderas italianas, sin saber que había perdido la chance maestra de derrotar a Roma.
Me es imposible no trazar un paralelismo entre las historias de la Industria y Aníbal Barca. Sobre todo, porque cuando la Industria estuvo lista para asestar un golpe que destruiría a su contendiente Internet… todo se le vino abajo. Las leyes SOPA y PIPA quizás y muy probablemente nunca entren en efecto. La reacción de la comunidad online a ambas fue tan negativa, así como al cierre de Megaupload, que dejaron en claro que sería mayor la represalia que las ventajas, en caso de que la táctica se consumara.
La apertura de MEGA y los tantos juicios llevados a cabo por los datos privados y personales lícitos de Megaupload, son un claro reflejo de que el momento de gloria de la Industria sobre Internet, ya pertenece al pasado. Es lo que tiene luchar contra un enemigo invencible, y en tierras suyas.
La Guerra, hoy
Pocas cosas pueden hablar más fuerte que los hechos. El CD ha muerto, aunque aún los veamos (pero cada vez menos). El Cine, como Industria, no deja de intentar inventar cosas nuevas que llamen a la gente a las salas, los auditorios. El 3D es un claro ejemplo, así como las «remakes» irrisorias de películas como Titanic en 3D.
Internet sigue tan al filo de la legalidad como antes, e incluso, ha resucitado al P2P, los torrents, y otras herramientas que habían caído en desuso por la era dorada de las descargas directas. Y el caso de Popcorn Time tan reciente, nos demuestra que la ecuación cortás una cabeza y salen 10, sigue tan vigente como hace 15 años con Napster.
La pregunta fundamental es… ¿Cuándo aprenderán de Internet?, ¿cuánto falta para que algún genio se avive y haga un Spotify de películas, completamente legal? Algo que pague una mínima regalía sin arrancar cabezas, considerando todas las facilidades y ahorros que conlleva el medio. Sin contar que Netflix apunta un poco a eso, pero como Itunes, se queda a medio camino. Pero es sólo la primera parte de un proceso que, como vengo contando, ya vimos y conocemos.
(Netflix, la prueba final del cambio de paradigmas)
¿Cuándo entenderán que monstruos como Google y Facebook viven de anuncios y eso mismo se puede replicar? Yo imagino un medio en el cual se pueda publicitar sin mayor problema cualquier película, volviéndose así autosustentable y generando dinero para los desarrolladores del medio y del arte. Incluso se puede hacer semi-localizado, algo así como ver «esta película llega a usted por cortesía de Verdulería Pirulito en su ciudad y estos otros auspiciantes» al inicio en lugar de esos inútiles trailers y propagandas globales cuando empieza el film. Verías la película gratis, poniendo de tu parte el visionado de la publicidad.
La Industria musical luchó y es una clara derrotada, completamente asimilada hoy en día por los medios digitales de reproducción, sean legales o no. Viendo el devenir de los hechos, es sólo cuestión de tiempo hasta que el Cine se una a ella.
Quizás se pueda pensar que ideas como la que acabo de dejar, de publicidades y streaming sean utópicas, demasiado buenas para ser ciertas, o lisa y llanamente imposibles. Ah, la utopía. Que gran palabra. Aún recuerdo cuando una profesora le explicó a mi compañero de curso su verdadero significado.
«Viene del griego, u-tophos, que no tiene lugar… aún. No que sea imposible, sino que simplemente, aún no tiene lugar.»
En poco más de una década, Internet logró lo imposible, y mucho más.
En las manos de la Industria, queda cuándo y cómo, lo aprenderán.
Excelente artículo Byron, muy bueno realmente.
Un artículo increíble, me ha encantado.
Un saludo!
Excelente artículo! Muy interesante y con enganche hasta el final.
Muy buen artículo. Me impactó lo de Anibal.. no lo sabía. La industria del cine no va a cambiar nunca, hay mucha pero mucha plata en juego.
Mejor que no aprendan nada por que sino nos comen vivos
Que gran artículo!
Gracias
Petacular.
Excelente articulo, solo un error, el disco de Radiohead fue «In Rainbows» y podías pagar lo que quisieras o simplemente descargarlo gratis.
Muchas gracias Pablo, pero te corrijo: años antes de In Rainbows, en el 2000, Kid A se presentó online en forma gratuita también. De hecho se creyó que no vendería nada porque se lo podía escuchar por partes online, y/o descargar por Napster. El tiempo demostró que fue al revés y se convirtió en el primer disco de la banda en ser número 1 de ventas en USA. En el 2007, Radiohead haría lo propio con el otro disco, cosa que recuerdo porque lo bajamos con los chicos en clases de computación. Saludos
Gran nota, felicitaciones.
Gracias a todos por leerme y por los comentarios con la mejor de las ondas
Muy buen artículo!
Cada vez que me encuentro con un artículo escrito por Byron, lo reservo para cuando tenga un momento en que pueda leerlo de forma tranquila porque por lo general (y éste no fue la excepción) merecen ser leídos con toda mi atención y si es posible con una taza de café al lado.
Gracias Byron, a seguir mejorando. Un abrazo
Salva, realmente agradezco de corazón tus palabras. Será que escribí esto la mañana de mi cumpleaños, pero los ánimos y las buenas energías son como un regalo para mi.
Gracias, a vos y a todos una vez más.
Buena lectura. A pesar que ya me sé toda esta historia casi de memoria.
Recuerdo también esa explicación que nos dijo una profe de lengua para explicarnos que ‘utopía’ no es lo mismo que imposible.
No me quedó muy clara la historia de Aníbal así que me voy a poner a buscar más acerca de eso; rumiando un poco sobre el título de este artículo ¿Cuándo se darán cuenta?
Muy buen articulo. Creo que todos sabemos muy bien que es una guerra perdida para las discográficas o productoras de películas. Ellos lo saben muy bien, pero son un monopolio y su idea es ganar plata. En el caso de las películas, probablemente si quisieran podrían armar ese netflix gratuito con publicidad que todos queremos, pero claro, ganarían menos y no les conviene. Pero también hay que reconocer que no es tan fácil como en la música. Crear una película sale millones de dolares, mientras que en la música con 5 personas con talento ya pueden hacer una canción. En fin, creo que con el tiempo van a empezar a ir cediendo, por el hecho que no tienen otra alternativa.
Muy buen tema papa y bien expuesto, justo al angulo!!!
Genial articulo!!! muy emocionante! recomiendo mirar TPB AFK: The Pirate Bay Away from Keyboard (2013)!!! Saludos!!
En el artículo dejé el link al artículo donde Guillermo nos contó sobre peli/documental, también pueden verla de ahí
Lo dejo acá de nuevo por las dudas, ¡saludos!
Andá a buscarla al ángulo Mayoraz! Me mantuviste enganchado durante todo el artículo Byron, excelentísimo!
Manu, Byron juega para mi equipo, el tipo se dedica a escribir, es poeta además, yo soy solo un simple técnico al que le gusta escribir.
Estás loco al compararnos, yo soy el central raspador del equipo, pero capitán por antiguedad y ganas, Byron es el distinto.
PD: Con tu comentario te saqué de la lista de amigos de internet, jaja
Muchas gracias Manu! y como dijo Guillermo, jugamos para el mismo equipo
Aunque debo discrepar con él en su posición, si este fuera un club, creo que él sería como el Gerrard de nuestro Liverpool.
Gracias a ambos por la excelente onda, eso en verdad significa muchísimo para mi.
Si bien lei el articulo, esta clase de post son los que hacen que uno extrañe el viejo Alt-Tab donde las notas eran mas directas y sin tanto «poema» de por medio
Renzo, estamos intentando que no extrañes el viejo alt-gaseosa.
Nos cuesta encontrar el equilibrio, queremos cambiar un poco pero sin dejar de ser lo que éramos, pero quedate tranquilo que tomamos nota.
Un abrazo.
Bueno Guillermo gracias por la respuesta, uds si que saben!
Buen post che!
Solo espero que el futuro no sea Spotify/Netflix. Siempre que unos pocos sean los dueños de la distribución nunca se va a buscar la calidad artística sino lo que más venda. Ni hablar de como terminaría de matar al practicamente inexistente mercado local.
Muy buen artículo pero tanta metáfora no es de mi gusto.
Aplausos… Sos grande Byron.
Excelente articulo!
Este artículo, junto con el post que alguna vez Guille escribió sobre el PES y el FIFA, es uno de los mejores de Tecnovortex (antes alt-tab).
Da gusto leerte, eres un genio con las palabras y pues ojalá que llegue ese tiempo donde la industria aprenda.
Me ha dejado extasiado este post. Uniendo mitologia, con historia antigua y moderna, mostrando las realidades. Tremendo! Un aplauso para ti amigo!
Me gustó mucho este articulo llegué a él porque quería saber el nombre de aquel programa del gatito que despertó en mi el interés por Internet
Napster un adelantado a su época o como diría el autor una utopía