El «infierno» de los servicios de streaming

Cuando era chico, lo único que existía era la TV abierta.

En los recreos de la escuela hablábamos con los compañeros sobre lo que habíamos visto la noche anterior, y a veces, muy de vez en cuando, en Canal 11 (todavía no era TeLeFe) pasaban algún tanque del Cine (recuerdo Rambo, por poner un ejemplo) y todos lo comentábamos, muy entusiasmados y felices.

Eso podría considerarse cómo la democratización de los medios audiviosuales. Todos teníamos acceso a la misma oferta. Bastaba una TV.

Pero el tiempo pasó. De hecho, cuando comenzó «la era del Cable» me pasaba que en la ciudad donde vivía había 2 opciones. Una era «Video Imagen» que era carísimo (unos ar$35, o lo mismo en U$D) y Río Cable, que costaba ar$15, pero mucho más limitado.

Obviamente pasar de tener 3 canales (ya vivía en el Interior y sólo llegaban 3 señales, una de ellas uruguaya) a tener los 12 canales que nos daba Rio Cable era soñado, así que mi viejo decidió poner la oferta barata. Por su lado, Video Imagen tenía canales de Cine, por ejemplo Space y si mal no recuerdo hasta HBO, pero Río Cable comenzaba a pasar fútbol, en lo que era TSC (Televisión Satelital Codificada, lo que es hoy TyC). Adivinen qué empresa de las 2 quebró a los 3 años y cuál tuvo un éxito tremendo y luego fue absorbida por Cablevisión.

Si, la empresa que pasaba fútbol. Vivimos en Argentina.

Pero me fui de tema. Lo que quería comentar es que en la época de los proveedores de cable aquella «democratización del acceso al contenido» ya había cambiado. En la escuela ya estábamos los que teníamos Cable y mirábamos Cartoon Network y los que no tenían y se quedaban afuera. También me pasaba cuando el Flaco Shalkis me contaba que había visto la pelea de Tyson y yo que Luis Medero (el 2 de Boca) había arrancado a gambetear en la mitad de la cancha, marcó un golazo y el relator se retiró de la cabina.

Y la cosa siguió así durante años, hasta la llegada de Internet, en especial la banda ancha. Ahí los más nerdies comenzamos a descargar películas gratis, muchas de ellos casi de estreno. Hablamos del año 2000, en donde los videoclubes eran uno de los negocios más rentables que existían y muchas personas recién estaban considerando comprar un reproductor de DVD.

Gracias al formato DivX, Los nerdies ya veíamos películas bajadas de Internet. Incluso hasta bajábamos los subtítulos y todo (gracias por todo, MicroDVD Player). Las primeras veces que tuve la posibilidad de ver una película de 700MB (se ajustaba así para que «entre» en un CD) creí que estaba presenciando algo milagroso. Ahí comenzaría la era de eMule y Kazaa. Y la nueva democratización del consumo de películas y series: la piratería.

Pasaron muchos años, quizás 10, hasta que el mercado legal en lugar de pelearse con los que ofrecían estos contenidos crearon los medios para que los mismos estén disponibles de forma fácil y «barata» en el mercado. Si bien Netflix nació en 2007, fue a principios de la década pasada que comenzó a tener una popularidad realmente mainstream.

Lo de Netflix con el gran público fue extraordinario. De hecho, incluso por entonces había formas bastante sencillas de acceder a contenidos (cómo Cuevana y luego Popcorn Time) y así y todo tuvo un crecimiento exponencial. Su principales armas de seducción eran el bajo precio – que ahora no es tan bajo – y una velocidad increíble para ver lo que queríamos ver (ver: porqué Netflix es tan rápido).

Así que así vivimos durante un tiempo. La mayoría de los usuarios usando Netflix y algunos otros sumando algún que otro servicio paralelo como Stremio, por poner un ejemplo. Con eso éramos felices. Pero cómo todo negocio floreciente, desde hará unos 5 años a la fecha muchos se dieron cuenta que el mercado es lo suficientemente grande para pelearle la corona a la gran N (que no es más Nintendo) y en la actualidad tenemos:

• Netflix
• Amazon Prime Video
• HBO Max
• Star+ (de Fox)
• Disney Plus
• Paramount+

Y seguramente me olvido de otros. O también están los de nicho, cómo Qubit.tv.

La cuestión acá es que tanto servicio de Streaming ha complejizado muchísimo el acceso al contenido, tanto que creo que lo mejor que uno puede hacer hoy es dedicar un poco de tiempo a configurar varios servicios para acceder al contenido sin pagar y terminar usando Stremio o Plex. De hecho, hoy es normal que una película esté en un servicio y la secuela esté en otro. Incluso, si mal no recuerdo, algunas temporadas de series estaban en un lugar y otras en otro. Un verdadero caos.

Y si a esto le sumamos que todos estos servicios son jardines vallados y no facilitan sus API, que no es posible utilizar un buscador uniforme entre todos los servicios (algo que sería genial, que te avise donde está una cosa y donde está otra) y que además, cada servicio tiene contenido que está en algunas regiones y en otras no, convierten el acceso a los medios en un verdadero infierno.

O en lo que dice mi amigo JMF: «por más que yo pague todos los servicios, me rompe los huevos perder el tiempo entre uno y otro».

Algo similar pasa con los launchers de videojuegos para PC. Tenemos Steam, Origin, Battle.Net, XBOX, EPIC y varios más, lo que causa un exceso en el consumo de recursos y recordar qué launcher abre cada juego, algo que supone una capa de rompedura de pelotas extra a la hora de jugar. Encima tenemos amigos en cada plataforma, algo que se podría evitar si estas empresas fueran piolas, pero no…

Los leo en los comentarios.