En este sitio web siempre hemos jugado un poco con humor ciertas cosas serias, entre ellas la seguridad informática. Uno de esos tópicos ha sido respecto a que el «mejor antivirus del mundo” ya existe desde siempre: nuestro sentido común. Un genial artículo originalmente publicado por N3RI en 2009 (actualizado en 2020) presentó a SCAV (Sentido Común Antivirus) como un software revolucionario preinstalado en cada usuario. En tono satírico, el autor correntino describía las “funciones” de SCAV, que en realidad son buenas prácticas de seguridad de toda la vida: por ejemplo, bloquear archivos sospechosos enviados por mensajes instantáneos, desactivar el autoarranque de USB para evitar los viejos «virus de pendrive», o borrar automáticamente los reenvíos masivos de correo. En palabras del artículo, «Como ven, «Sentido Común Antivirus» (aka SCAV) es muy potente y revolucionario. Se los recomiendo encarecidamente. Úsenlo y recomiéndenlo.». La propuesta de SCAV destilaba nostalgia tech: recuerda aquellas trampas clásicas de virus (como el contacto de Messenger que te envía “fotos.zip de garota muito bonita” para hacer clic) y cómo un usuario precavido podía detectarlas antes de caer. El enfoque técnico detrás del humor es claro: la mejor protección es preventiva y reside en el usuario. Lo más loco es que este artículo, a pesar de que ya no usamos MSN Messenger (y practicamente también dejamos de usar Pendrives) muestra que, incluso una década después la idea se mantiene vigente.

El sentido común como principal herramienta de seguridad

Acá casi todos hemos hablado de seguridad informática, pero centrándonos casi exclusivamente en mejorar la seguridad del usaurio final. Hace años, Nacho también comentaba que, por más software de seguridad que instalemos, nada reemplaza al buen juicio del usuario: «en la vida real he visto que si una PC tiene un usuario del tipo «lo infecto todo» va a terminar infectando el equipo por más que tenga el antivirus del mundo, y si el usuario es precavido, probablemente ni se infecte por más que no tenga antivirus». En la misma línea, un amigo comentarista decía «ninguna PC necesita antivirus. Algunos tipos de usuario necesitan antivirus, que es una cosa muy distinta.», subrayando que el factor humano es el decisivo. De hecho, aquel artículo de 2019 terminaba con una frase muy interesante: «no hay antivirus más efectivo que un poco de sentido común».

Si hasta le hicieron un logo a SCAV.

La conclusión era clara. Este enfoque técnico advierte que no existe solución de software infalible si el usuario comete imprudencias (clicks sin pensar, abrir adjuntos dudosos, instalar programas de cualquier lado, etc.), y a la vez tiene un tono nostálgico al reconocer que, pese a toda la evolución tecnológica, el usuario descuidado sigue siendo el «eslabón más débil» de la seguridad informática. La receta propuesta es simple: mantener actualizado el sistema, usar una protección ligera y «prestar atención a lo que hacen al utilizar la computadora». En otras palabras, usar el instinto y la experiencia —nuestro sentido común digital— como primera línea de defensa.

De la era dorada de los virus a su declive (y metamorfosis)

La percepción de las amenazas informáticas ha cambiado muchísimo desde los años 90 y 2000 hasta hoy. Antes, el virus informático era casi una leyenda urbana capaz de generar pánico. Es más, muchos no se acuerdan ahora pero hace muchos pero muchos años algunos días específicos del año los bancos directamente no atendían ya que ninguna computadora debía encenderse por temor a un virus con fecha específica. Aquellas anécdotas hoy parecen demasiado surrealistas para ser verdad reflejando lo mucho que ha cambiado el panorama, pero realmente lo fueron. En esos tiempos los antivirus eran vistos como programas realmente imprescindibles, casi un mesías de las computadoras, y aún siendo muy costosos se sentía que valía la pena pagar para sentirse a salvo.

Con el tiempo, varias cosas atenuaron esa mística de los virus destructivos. Por un lado, tenemos muchísimas formas de resguardar nuestros datos (discos externos, pendrives, backups en la nube, etc.), de modo que se “le perdió el ‘miedo’ a los virus informáticos”. Años atrás un virus podía significar la pérdida irremediable de nuestros documentos; hoy, incluso si algo sale mal, es más común tener copias de seguridad. Por otro lado, los sistemas operativos (Windows en particular) fortalecieron su seguridad con actualizaciones más frecuentes, control de cuentas de usuario (UAC) y mejores prácticas por defecto. Windows ya no es aquel colador de virus de antaño –ha mejorado “una barbaridad” en palabras de Tecnovortex– y eso contribuye a que tener múltiples programas “antitodo” ya no sea tan fundamental como antes.

Además, la naturaleza de los virus cambió, y mucho. Antes, muchas amenazas eran prácticamente hacks vandálicos o boludeces que hacían algunos programadores con cierta maldad cuyo objetivo era hacer daño o molestar (borrar archivos, mostrar mensajes graciosos, etc.). Hoy, como señalaba Nacho, «los virus ya no son lo que eran»: ahora buscan plata, guitarra, la viva, Viviana, rúcula. El malware moderno prefiere robar credenciales bancarias, secuestrar tus archivos para pedir rescate (ransomware), instalar adware o reclutar tu PC en una botnet orientadas a generar dinero. El resultado es que el clásico «virus» visible que formateaba nuestra PC es menos común y ya no les sirve; las amenazas actuales son más silenciosas y sofisticadas. Para este tipo de amenaza (y para la anterior también) la copia de seguridad se es totalmente necesaria: «Ante estos [ransomwares], lo único realmente fiable es tener una copia de respaldo de nuestros datos más preciados. Nada más». En resumen, la relevancia de los antivirus tradicionales ha disminuido porque el contexto cambió: pasamos de combatir travesuras masivas a lidiar con ataques dirigidos y aprovechar mejoras nativas de seguridad.

Windows Defender y el ocaso del antivirus de terceros

En varios artículos de Tecnovortex se concluye que, a esta altura, el antivirus de Windows (Defender) junto con sentido común es suficiente para la mayoría de usuarios. Ya en 2014 observaban que «hoy en día casi nadie paga por un Antivirus» y la mayoría opta por soluciones gratuitas En 2017, Guillermo recolectó opiniones de expertos que iban más lejos: desde Windows 8 en adelante, “basta el antivirus que trae Windows para estar protegido”, pues usar otro no mejora nada. Incluso Robert O’Callahan (ex-ingeniero de Mozilla) advirtió que “los productos antivirus envenenan el ecosistema de software porque su código es invasivo y suele estar tan mal implementado que… dificulta… mejorar su propia seguridad”. Es decir, muchos antivirus de terceros introducen vulnerabilidades (por ejemplo, interferir con técnicas de seguridad como ASLR o impedir actualizaciones de navegador) y encima consumen recursos. En contraste, Windows Defender es liviano, viene integrado y hace “lo básico” correctamente. Para un entusiasta promedio, la “mejor solución ‘promedio’ [es] un AV liviano y que no moleste. Y el pequeño Antivirus de Microsoft es mi preferido en ese aspecto”, recomienda Tecnovortex. Sólo quienes necesiten el máximo de detección podrían instalar algo más pesado, pero pagando el precio de ralentizaciones y falsas alarmas constantes.

En la práctica, todos terminan concluyendo que, cuando usan Windows, siguen usando algún antivirus, aunque sea por costumbre, pero ya no depositan una fe ciega en él. “Quizás, al fin y al cabo, el mejor Antivirus del mundo siga siendo SCAV, ¿no les parece?” bromea Guillermo al concluir que ninguna suite de seguridad suplanta al sentido común. Incluso admite que, aunque usa un AV gratuito, “me he cansado de ver cómo estos malwares de última generación saltan los Antivirus generalistas como quien… salta la dieta cuando se toma un par de pintas de IPA un viernes por la noche”. La realidad 2025 es que un usuario cuidadoso, con Windows actualizado y Defender activado, está razonablemente protegido contra la mayoría de amenazas conocidas. Los verdaderos peligros (phishing, ransomware, engaños personalizados) no se combaten con más software sino con educación, backups y prudencia. En otras palabras, llegamos al punto donde “yo solo confío en mi instinto (y un poquito en Windows Defender)”, retomando con nostalgia aquella vieja idea de que el mejor antivirus siempre estuvo frente al teclado.

1 COMENTARIO

  1. Excelente articulo, irrefutablemente si el usuario tiene medio dedo de frente puede identificar y esquivar las amenazas.

    Por otro lado me robo el apodo de «Viviana» para referirse al vil metal

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