Tecnovortex cumple 15 años

Era 2007, hacía frío, estaba mateando y chateando con mis amigos foreros (los foros estaban en su auge por entonces) y uno de ellos, Patricio Worthalter, me ofreció una porción de almacenamiento en su Hosting. Por entonces tenía un weblog llamado Deephouser donde analizaba discos y sets de música Deep House a la que era aficionado – y también me creía un poco DJ – pero me faltaba hablar sobre mi otra pasión: la tecnología, más precisamente sobre computadoras y el impacto que éstas tenían en la vida de todos.

No tenía plata para comprar un dominio .com. Es más, ni siquieta tarjeta de crédito tenía. De hecho, no entendía mucho sobre dominios, registrars y todo eso. Pero W. me ayudó a registrar un com.ar y en una búsqueda rápida de posibles nombres salió alt-tab.

Ahí comenzó todo

Eran otros tiempos. No había redes sociales ni mucho menos videos o streaming. Todo en Internet era hipertexto y los medios tradicionales (AKA Diaros online) eran un espanto. Bastaba con escribir mas o menos algo interesante durante un tiempo para que te empiecen a conocer. alt-tab siempre fue un blog, como lo es hoy Tecnovortex, pero mucho más sencillo y fresco.

Guillermo Mayoraz, el autor y creador (yo, ja) era un pibe joven, Tenía 25 años, varios kilos menos y afortunadamente – y a contrario de lo que dicta la lógica de los genes – casi la misma cantidad de cabello que en la actualidad. Los artículos escritos por mí entonces eran cortos, simples y hasta parecían inconclusos (no cambió mucho si vamos al caso). La forma de redacción era bastante atípica. La idea era que el contenido esté escrito de forma desestructurada, cómo si estuviese redactado por ese amigo techie que todos tenemos.

Pasaron posts y posts, donde escribía solo, para mí y para algunos amigos (hola Flaco Shalkis) que me leían porque básicamente yo les avisaba cuando escribía.

Por entonces existía una comunidad entre los que tenían sus weblogs. Éramos, de alguna u otra manera, lo que son los actuales influencers ahora, ya sean los de Youtube como los de Instagram o Twitter. La diferencia era que en vez de boludear, pasarla bien y sacarnos fotos mientras nos divertíamos, los boludos de aquel entonces nos poníamos a escribir artículos o, aquellos más osados, a traducir noticias de sitios en inglés para ganar un poco de tráfico.

Y así y de a poco, comenzaron a caer lectores a este sitio. Y con ellos, a comentar. El primero fue un tal «antónimo» casi junto a un link entrante (cuándo te linkeaban un artículo) del genial Uberbin del gordo Amartino, un tipazo que tuve la suerte de conocer en un evento de WordPress (donde conocí también a Fabio) en el edificio de Microsoft en 2008 si no me falla la memoria. Fue todo muy rápido, yo escribía mientras arregalaba computadoras en Districom, una casa de informática de la ciudad donde vivo, y en poco tiempo la cosa se descontroló: Fueron decenas, que se transformaron en cientos. Tener un weblog allá por el 2009 era sinónimo de ser leído porque webapps cómo Google Reader estaban de moda y la gente sentía que leer feeds era algo del futuro, y vaya que lo fue.

Fueron épocas geniales. Picos de decenas de miles de visitas diarias porque los weblogs rankeaban muy bien en Google y las notas/noticias competían de igual a igual con monstruos cómo Clarin o La Nación. Por si fuera poco, Google Adsense y otros medios de monetización nos hicieron creer – a todos los que generabamos contenido – que era posible vivir de ésto y vaya, que además, era algo divertido.

Pero al igual que los Parripollos, las canchas de Padel y los remises, los weblogs comenzaron a decaer por varios factores. Uno de los más importantes fue que por cada actualización del algoritmo de búsqueda de Google, las visitas solían caer más y más mientras que los sitios grandes cómo los Diarios (o Taringa… ¿alguien se acuerda de T!?) se veían más y más beneficiados. Ya no servía con escribir artículos buenos y a conciencia, con etiquetas META, tags y usando imágenes que no sean pesadas. Ya venías, casi por diseño, penalizado por tener un weblog y ahí empezaron a morir sitios a mansalva y casi sin piedad.

En 2014 y aprovechando un extraño suceso por el nombre, intenté hacer un relanzamiento. alt-tab pasó a llamarse Tecnovortex con la idea de profesionalizar un poco más el medio y junto a fantástico equipo de redacción convertirlo en el weblog de tecnología número 1 de Argentina (porque si hay que apostar, hay que hacerlo en grande). Los primeros meses fueron muy interesantes pero la suerte de todos los weblogs estaba echada: Facebook y Youtube ya era una bestia devoradora de sitios con contenido textual y la gente abandonaba la lectura para consumir videos y cosas un poco más amenas, como dice la canción de Pearl Jam: «It’s evolution, Baby».

Hoy, Tecnovortex es el sitio de un cuarentón que tiene una fábrica de cerveza, un bar, pero sigue armando y arreglando computadoras a sus amigos – ahora sí, por placer – y que cuando tiene un rato, tira algún artículo. Pero lo importante, es que sigue online, 15 años después.

Quiero agradecer especialmente a todos aquellos que formaron parte del equipo, dejando su «marca virtual». A Patricio Worthalter quién me ayudó a arrancar con todo y 8 años después terminó sumándome a Milliwatt, su empresa, a Nico Rey, Byron Rizzo, Ignacio Dramis, EPDS, Marcos (Mark), Leandro Ucciferri, Narzo di Wanzo (Agustín), Patricio Marín, Achus, Camila, Federico DR, Gabriela Gonzalez, Gabriux, PK Joa, Julio Jaime, Jonathan Préstamo Rodriguez, Juan Manavella, Manu Fernandez, Mariano Rodriguez (Martemars), Hernán Cabrera, elteto, Martín Sotelano, Matías Calderon Bourband, N3RI, Neri Aispuro, Nacho Van Droogenbroeck, Guillermo Reutemann y Rodolfo Baravalle. Todos, absolutamente todos son gente muy grosa en lo que hacen, es algo increíble.

Ni hablar de otro inmenso ¡gracias! a todos aquellos amigos y amigas que todavía visitan el sitio, nos leen y hasta se molestan en llenar el formulario de comentarios para dejar su marca especial. Lo repito por enésima vez: sin los comentarios – es decir, sin ustedes – esto no sería nada, de hecho, hubiera dejado de existir hace mucho tiempo. Ah, y gracias también por «bancarse» algún que otro artículo basura, pero los pongo porque me ayudan a pagar el hosting y a armarme la PC

Y por favor, no se hagan mala sangre por boludeces y disfruten de sus seres queridos, son lo único que vale la pena.