Spotify, la «inmediatez» y el umbral de Doherty

Si no vieron la serie «The Playlist» que trata sobre la historia de Spotify (centrada en su creador) háganlo.

Ahora, si no la vieron, no los voy a spoilear, pero simplemente tengo que hacerles un comentario – nada demasiado importante – para entender una de las razones por las que este servicio es tan pero tan bueno y se ha convertido en sinónimo de streaming musical.

Pero antes, y dejando de lado esa frase – con la que no estoy para nada de acuerdo – que dice algo así cómo «nunca confíes en un pelado» me gustaría hablar sobre una de las mayores preocupaciones que tenía su creador, Daniel EK, sobre el producto y era justamente el tiempo que pasaba desde que buscábamos un disco o una canción hasta que aparecía en pantalla y luego, el tiempo que pasaba desde que apretábamos reproducir hasta que finalmente comenzaba a sonar.

El tema velocidad es muy importante y Daniel EK no por nada es un genio que le ganó la pulseada a las discográficas ya que en aquel momento todos los servicios de streaming que existían (incluído Youtube) tenían un retardo, algo que si bien no era insufrible generaba cierta frustración. El tipo quería que Spotify se sienta cómo un equipo de audio, y lo logró.

Para ello invirtió en grandísimos programadores y también en protocolos. De hecho hasta compró el protocolo de BitTorrent y lo modificaron para reducir aún más los tiempos de carga (cada cliente de Spotify es a la vez un nodo P2P). Ahora, mientras miraba muy atentamente la serie me puse a pensar… ¿cuál es el tiempo de respuesta inmediata y cuál es aceptable para un ser humano?

El humbral de Doherty al rescate

Hace muchos, pero muchos años, Walter J. Doherty, un ingeniero de IBM junto a un grupo de psicólogos y estudiosos de diversos campos se pusieron a estudiar sobre el tiempo de retardo de una acción en el campo de la informática, y llegaron a una interesante conclusión:

En la serie, es posible ver cómo Daniel K se pone cómo loco cuando una versión Beta de su reproductor tardaba más de 500 milisegundos, en discordancia con los demás miembros del equipo que consideraban que funcionaba «bien» (de hecho, así y todo era absolutamente superior a cualquier otro reproductor online).

En la serie, Daniel EK se contenta cuando el retardo de búsquedas y la reproducción baja a la mitad (de hecho algunos llegan a 50ms). Ahí es donde festeja y se da cuenta que su producto era instantáneo, lo que lo llevaría al éxito asegurado. Me puse a investigar un poco al respecto y me encontré con los dichos de John Pavley, vicepresidente de ingeniería de Spotify, que decía: «Estamos configurados para poder entregar la música con un promedio de tiempo de 285 milisegundos. Lo cual es súper rápido».

Según Charlie Hellman, director de desarrollo de productos de Spotify, 285 milisegundos no es un número arbitrario. Según él, «La percepción humana de lo instantáneo, si presionas un botón tangible en el mundo, es algo así como 250 milisegundos. Al reducir el tiempo de reproducción en nuestro servicio a unos 285 milisegundos, la percepción es que ya tienes el archivo en tu computadora, que es instantáneo».

Obviamente el concepto de instantáneo cambia bastante dependiendo de la acción que estemos ejecutando. No es lo mismo buscar una canción, o apretar el botón de reproducir que apretar el gatillo de un sniper en un videojuego. Ahí un retardo de 250 milisegundos es, literalmente, mortal.