Review de Middle-Earth: Shadow of Mordor

Al principio mi intención era hacer un análisis mucho más extenso y detallado sobre tantos  aspectos del juego como me fuera posible, pero como es la primera vez que escribo sobre algo así me gustaría escuchar sus opiniones al respecto. Si realmente les gusta y quieren leer notas más largas trataré de hacer una para el próximo juego.

Pero por ahora lo que tienen que saber es que si son fanáticos de los clásicos libros de Tolkien o las películas de Don Peter Jackson, tienen que jugar Shadow of Mordor. Si les gustan los juegos de la saga Arkham de Batman también tienen que probarlo. Si disfrutan los fichines de acción en tercera persona, definitivamente tienen que agarrar este. Y si no entran en ninguna de las categorías anteriores, también tienen que salir corriendo (a Steam, ponele) a conseguir Shadow of Mordor. Así de bueno es.

Dejenme explicarles porqué…

Nota del autor: este artículo se disfruta mucho más con una extensión como Imagus. Los que estén usando algo por estilo, pasen que se enfría la comida. Los que no, vayan e instalen una que yo los espero acá…ya está? Perfecto, dale que va.

Hoy en día el 99% de los videojuegos que salen al mercado toman prestadas mecánicas o conceptos de juegos anteriores y exitosos (a veces solo anteriores). El restante 1% lo componen títulos que resaltan por haber inventado un elemento nuevo o usan como mecánica principal algo que ya estaba inventado y lo mejoran fuertemente, al punto que vale la pena probarlo solo para experimentar algo diferente. Luego, en ambos grupos, entran los aspectos técnicos (o no tanto) relacionados con los gráficos, el sonido, la ambientación, las actuaciones de voces, la estética y una larga lista de etcéteras.

En mi opinión la razón por la cual Middle-Earth: Shadow of Mordor sobresale tanto entre sus pares es que logró encontrar un balance entre “tomar prestado” e introducir cosas nuevas, sin descuidar estos aspectos técnicos que mencioné recién.

El juego

Nuestra historia comienza con Talion, un ranger que nos recuerda bastante al Aragorn de Viggo Mortensen, aunque se nota que durante su infancia comió mucho menos pan élfico y más asado.

Sin ánimos de spoilear la historia (spoiler: toma mucho prestado de eventos y escenas memorables de la trilogía del Señor de los Anillos), les puedo contar que al muchacho este durante un día de tranquilo laburo vigilando las Puertas Negras de Mordor, lo ataca un ejército de orcos y le matan a la mujer y al hijo frente a sus ojos.

Luego estos señores muy malos proceden a ejecutarlo a él pero oh, sorpresa, no solo no muere, si no que se le introduce un espíritu (“wraith”) perteneciente a un elfo antiguo muy importante, que nos cuenta que no sabe por qué pasó lo que pasó pero le propone ayudarlo a buscar venganza contra los que asesinaron a su familia y en el camino descubrir quién es él. Porque el elfo no se acuerda de nada (esa seguro no se la veían venir en un videojuego).

La historia definitivamente no es uno de los puntos más fuertes del juego pero se deja escuchar y si están interesados en el mundo creado por Tolkien seguramente van a encontrar elementos y fragmentos que les llamen la atención. El mapa a recorrer está lleno de artefactos y “memorias” para recolectar que van narrando diferentes historias, algunas inventadas para el juego y otras más relacionadas con el lore de la saga.

¡Miren quién volvió!

El combate

El juego en sí toma la mecánica de mundo abierto que ya hemos visto repetidas veces en otros grandes títulos (Far Cry, Grand Theft Auto) y le aplica (de manera muy bien ejecutada, cosa que no vimos en otros grandes títulos) el combate característico de la saga Batman: Arkham. Para los que nunca vieron ni jugaron un Batman, voy a tratar de explicárselos lo mejor posible: utilizamos los botones del joystick y combinaciones entre estos para ejecutar diferentes ataques mientras bloqueamos o esquivamos movimientos enemigos en combates de 1 contra 5, 10, 20, 40 o quitichicientos personajes (los conté). Aparte, con el stick derecho podemos direccionar nuestros ataques y contraataques hacia el objetivo que queramos. Esto, sumado a las excelentes animaciones que provee el motor del juego, radica en peleas muy cinematográficas y fluidas que no solo son divertidas de jugar sino también de ver.

Exceptuando uno que otro bug o problema de colisión el sistema de combate funciona perfectamente y es uno de los puntos más fuertes del juego. También a lo largo de la historia vamos desbloqueando muchísimas habilidades diferentes que ayudan a quitarle repetitividad a estas mecánicas y refuerzan la espectacularidad de dichos eventos. Por si no me creen les dejo un video cortito de una de estas peleas:

[youtube]http://youtu.be/Eoi1bXETWRU[/youtube]

Nemesis System

El otro punto fuerte del juego es algo nuevo que Shadow of Mordor introdujo y que le valió el título de primer juego next-gen para varias publicaciones; se trata del Nemesis System (o Sistema de Némesis, dependiendo de si años de horribles actuaciones de voz españolas los llevaron a nunca más instalar un juego en castellano o no).

Si se fijan al inicio del video verán que esa misión es un evento creado dinámicamente en el cual se nos indica hacer algo en especial para llamar la atención de Alberto el Uruk Enojado y conseguir que este nos deje matarlo de la forma más brutal posible. Alberto es tan solo uno de los orcos que conforman el Ejército de Sauron el cual va cambiando conforme avancemos en el juego.

Básicamente se nos presentan varias categorías de orcos que van adquiriendo poder a medida que se enfrentan a las sorpresas que les presenta la vida cotidiana en Mordor (un día de caza de monstruos, que un capitán de mayor rango se las agarre con ellos e intente decapitarlos o sufrir una emboscada son algunos de estos eventos). Vendría a ser como una pirámide de jerarquía orqueril.

Cuando estas situaciones se presentan tenemos la chance de intervenir en ellas con el objetivo de joderle la vida al pobre Alberto y sus amigos orcos para que no adquieran más poder. Y en el transcurso los matamos a todos. Ya que estamos, vio.

Si morimos en una de estas misiones (o a manos de algún otro orco que se nos cruza en Mordor) el enemigo en cuestión aumentará su rango y podrá subir de categoría. Reemplazará a otro personaje en un puesto más alto y alguien más lo reemplazará a él. Lo interesante es que cada uno tiene su propia pequeña historia y “personalidad”, presentada por habilidades o debilidades características y la posibilidad de recordar los encuentros contra Talion. Es decir que si por ejemplo prendemos fuego a un capitán y más tarde nos lo cruzamos en Mordor el tipo se va acordar de lo que le hicimos y nos lo va a mencionar (las actuaciones de voces son de primerísimo nivel). También la causa de muerte se va a reflejar en su apariencia, y es muy probable que ya no sea vulnerable al fuego.

Para descubrir quiénes son estos orcos, cuáles son sus puntos débiles y si tienen problemas de convivencia con algún otro compañero podemos interrogar a enemigos marcados como Inteligencia. Acá entra en juego el modo wraith, similar al modo detective de Batman, en el cual vemos el mundo como Frodo cuando se ponía el anillo y podemos identificar a distancia a capitanes u orcos con información sobre los mismos.

Posteriormente, y a medida que vamos desbloqueando habilidades, se nos permite controlar a estos personajes (tanto a un extra como Alberto como al más poronga importante de los Jefes de Guerra) y ordenarles que traicionen o intenten desplazar a un miembro más fuerte del ejército. Esto nos puede servir para facilitar alguna pelea ya que los señores estos se van poniendo demasiado pesados a medida que suman poder, o para hacer que nuestro pequeño sirviente vaya subiendo de nivel hasta querer deshacernos de él y quedarnos con su recompensa (runas que sirven para mejorar nuestras 3 armas –espada, arco y daga-). Reventándole la capocha, claro está.

Todo este sistema de jerarquías y enemigos funciona de manera excelente y le agrega un toque bastante especial y personal a la experiencia. Después de cierto tiempo puede volverse algo aburrido o repetitivo pero la adición de las runas nos da una motivación para seguir formando nosotros mismos enemigos más fuertes y conseguir mejores accesorios.

Cómo se ve

Desde el punto de vista técnico, Shadow of Mordor es un título correctísimo que resalta más por su optimización que por sus visuales. Los efectos de luz y sombra son fantásticos y la ambientación (aunque bastante monótona hasta que desbloqueamos el segundo mapa) es fenomenal, pero lamentablemente las texturas no son de lo mejor que hemos visto y con un poco de búsqueda en Internet encontraran peculiares bugs de expresiones faciales o movimiento que a veces interfieren en la experiencia.

No obstante el juego corre perfectamente en todas las plataformas, algo que lamentablemente no es un estándar en la industria actualmente. Ah, me olvidé de aclarar que yo lo jugué en un i7 2600 + GTX 660OC + 8GB de RAM + SSD de 500GB (praise Gaben).

Por último me parece importante destacar que aún tratándose de un juego AAA su precio de lanzamiento fue de 50 U$D (contra los 60 tradicionales) y aunque salió a fin del año pasado rápidamente se podía conseguir con descuentos bastante fuertes; sin ir más lejos yo lo pagué 20 dólares durante navidad y ya tengo registradas cerca de 30 horas así que por ese lado cierra todo.

Definitivamente es uno de los títulos más destacados del 2014 y si tienen la oportunidad no deberían dudar en comprarlo. Considero que es casi inevitable que el final del juego, luego de completar la historia principal, nos resulte algo repetitivo y monótono. No obstante, hasta llegar a ese punto el recorrido es muy satisfactorio y divertido, al punto que estoy mirando con bastantes ganas los DLCs (son varios y siguen saliendo), como para tener nuevas misiones narradas que jugar en las que pueda aprovechar todas las habilidades y equipamiento de mi personaje. Puedo asegurarles que los va a entretener muchísimo y van a experimentar algo diferente que, esperemos, los próximos títulos sepan adaptar y mejorar aún más.