Tesla Motors y el futuro del auto eléctrico

Todos sabemos que algún día, los recursos no renovables harán honor a su nombre y dejarán de salir desde las entrañas más profundas de la Tierra. El planteo tan debatido y bastardeado por momentos, aún es candente pero algo se ha podido dilucidar. Quizás la pregunta más importante sea justamente: ¿Llegaremos a extinguir las fuentes no renovables, o en el proceso nos extinguiremos a nosotros mismos, de continuar así?

Esa y muchas más interrogantes, han asediado a las mentes más brillantes de nuestro tiempo. Científicos, empresarios, humanistas e historiadores, todos toman la palabra y buscan una forma de no depender, al menos a largo plazo y de forma tan masiva, del petróleo, el gas, carbón, y todos sus derivados.

Probablemente alguna de esas preguntas y respuestas, deben de haber pasado por la cabeza de Elon Musk. Tal vez lo conozcan por ser el creador de PayPal o SpaceX, una compañía que apunta bien alto, a las estrellas, ya que se dedica a la industria aeroespacial. Pero Elon, que además es graduado universitario en física y economía (que dúo con posibilidades…), también es el creador y director ejecutivo de la empresa que tocaremos en este artículo: Tesla Motors, compañía decidida a convertir el auto eléctrico masivo, en una realidad.

¿Cómo? Gracias a su innovador enfoque, y vehículos como el Tesla Model S.

(El Model S y su hermano, el Roadster)

Más allá de la referencia al Maestro del Futuro que pronto trataré, Nikola Tesla, Elon Musk está enfocado en volverse el Steve Jobs del auto eléctrico. No sólo por su concepto un tanto pionero, de llevar el automóvil alternativo al público global como ya hemos dicho, sino también por algunos paralelismos interesantes entre el Fundador de Apple, y el de Tesla Motors. Por ejemplo, cada Tesla Model S, es sometido a una rigurosa revisión final de calidad… sobre un deck de bambú pulido. ¿Porqué? Porque en palabras de Elon, «una cosa sólo puede ser juzgada como hermosa, en un hermoso entorno«. Aquella exigencia de calidad, cercana ya al trastorno obsesivo compulsivo, nos da una idea del nivel de cuidado y atención a los detalles que el dueño de Tesla Motors pone en sus productos.

Fuera de esto, y yendo a cosas más palpables, el inicio de la diferencia entre Tesla Motors y sus predecesores y correligionarios, es su concepto de realizar un auto eléctrico al alcance financiero de las personas. Pagos en muchas cuotas, plantas de producción gigantescas y masivas. Prestaciones iguales o superiores a las de los autos convencionales de motor a combustión, y desarrollo de nuevas tecnologías para lograr ese plus tan necesario que los distinga. Algo parecido a lo que hizo Henry Ford en su momento con el auto convencional.

Eso puede parecer una obviedad, pero analizando el panorama del automóvil eléctrico, veremos que los bajos precios de los Tesla, que prometen reducirse aún más, son un paso importante en la industria que compone. Para ello, vasta tener en cuenta otros modelos, pero con diferente enfoque e idea, tal y cómo el del Rimac Concept One.

(1088 caballos de fuerza, a sólo 3/4 de millón de dólares)

Si bien ambos autos son eléctricos la gran diferencia, es que uno sale 63 mil dólares en su versión más básica, hasta casi 100 mil en su versión premium; y el otro se acerca al millón de dólares, 740 mil con quinientos euros, para ser exactos.

Y es que los precios de esta industria pionera son descomunales, por las tecnologías aún en desarrollo que llevan encima. Sin contar con todos los cambios de paradigma que traen, desde el diseño hasta la funcionalidad, a tratar de reinventar la rueda, nunca mejor dicho. Al punto que la mayoría de intentos a los largo de la historia, nos han dado autos de pocas o nulas prestaciones, diseños conceptuales y espantosos, mucha esperanza… pero muy poca realidad, al hablar del auto eléctrico del futuro, hoy.

Es allí donde Tesla Motors trata de incursionar: darnos un auto que parece un auto (e incluso que se ve hermoso), se maneja como tal, adquiere velocidades importantes, y al mismo tiempo, es eléctrico.

Por décadas, el mero concepto del vehículo accionado por electricidad ha tenido que luchar para demostrar ser viable. Creaciones como el Rimac Concept One, Tesla Model S, o el Epic Torq Roadster, tratan de pasar distintos exámenes, cada uno con sus propias dificultades características, pero con un mismo fin. Probar de una vez por todas que la electricidad puede movernos tan bien, y mejor, que los combustibles fósiles.

(Torq Roadster, un tres ruedas eléctrico y potente)

Ahora bien, podemos preguntarnos, en relación con lo que abrió este artículo, de qué forma pueden estos vehículos cambiar el mundo o llevarnos a una era con menores emisiones de dióxido de carbono y otros gases de invernadero.

La respuesta a eso es un poco amarga, pero sincera al mismo tiempo. Hoy por hoy, incluso en países con muchas inversiones hidroeléctricas a lo largo de su geografía como Argentina, aún dependemos en un 60% para nuestra provisión energética, de plantas termoeléctricas accionadas a gas. El número varía según el país, pero está de más aclarar que aún, muy al pesar de todos, no hemos llevado la energía renovable limpia a un punto tecnológico en que nos permita prescindir de las demás.

En Tesla Motors saben bien esto, y son los primeros en aclarar que aún falta mucho desarrollo, mucha investigación, y sobre todo presión pública, para lograrlo. Estamos lejos, pero con inversiones y proyectos como éste, se puede.

Por lo pronto, van poniendo de su parte con sus inventos, entre ellos el sistema de frenado que recarga la batería del auto. O mejor dicho, las 7000 celdas, a las que bien podríamos llamar pilas (ya que tienen el mismo tamaño y forma), que impulsan al Model S. Esto por detallista que parezca, es de importancia crucial, ya que un mundo con millones de autos eléctricos, será uno con millones de baterías… ¿imaginan el nivel de contaminación y desperdicio de las mismas, una vez que se han desgastado?

Elon sí, por eso mismo decidió el sistema de celdas o pilas súper potentes y recargables, en detrimento de las aún más contaminantes baterías de automóvil que impulsan a la mayoría de autos eléctricos, como por ejemplo el Epic Torq Roadster ya citado. Además de mantener un proyecto multimillonario de energía solar, su fundación Musk con fines humanitarios y científicos, y ser parte activa de The Planetary Society, de la que ya hablé en su momento.

Muy bien, ¿pero qué tiene el Model S de Tesla para ser tan atractivo? Para empezar, una aceleración de 0 a 100 Km/h en sólo 4,6 segundos, una velocidad máxima real (no como la de los velocímetros que rara vez llega a su 70%) de 212 Km/h, 416 caballos de fuerza, y una autonomía de 480 kilómetros.

Estos son números inéditos para los autos eléctricos, y más aún, para muchos automóviles aún con motor de combustión. Todo esto, sin contar su consola táctil para manejar todos los detalles del automóvil, como su techo con ventana. Y obviamente, el espacio adicional de carga en la zona de motor, equivalente a tener dos baúles vacíos.

Además de su espectacular diseño, a cargo de Franz von Holzhausen, el mismo que diseñara el Saturn Sky o el Pontiac Solstice, entre otros. Un coche que parece tal, cosa que muchos innovadores deberían tomar en cuenta a la hora de mostrar sus productos, para evitar el posterior rechazo social, tan común con estos autos.

Por lo pronto, el Model S ya es el vehículo más vendido de su clase. Elon promete además, brindar un auto eléctrico con prestaciones avanzadas, a un menor precio del Model S en pocos años. A los interesados en su magnífica fábrica, su filosofía o los detalles técnicos del Model S, les recomiendo el documental que inspiró este artículo, Megafabricas: Tesla Model S. También pueden buscarlo por ahí y verlo… ¡uy, me dejé el guiño puesto!

Sólo el tiempo dirá si la apuesta de Tesla Motors revolucionó su medio, cambió nuestra perspectiva, y abrió la puerta del futuro eléctrico y renovable. El primer paso en buen camino, ya lo dieron. Nosotros como consumidores, ¿caminaremos a la par?