Ya pasaron más de 40 años desde aquellas primeras computadoras personales, aquellas máquinas enormes y ruidosas que apenas encendían un monitor verde fosforescente. Hoy, tenemos PCs cuyas fuentes superan los 1000 watts y que, en algunos casos – como las preciosas Cooler Master Silent – ni siquiera necesitan ventilación activa. Podemos decir, sin exagerar, que las fuentes de alimentación han alcanzado su estado del arte.
Y sin embargo, pocas veces nos detenemos a pensar en su recorrido. En estos casi 20 años escribiendo sobre hardware hemos hablado decenas de veces sobre fuentes, eficiencia, marcas y mitos… pero nunca sobre su historia. Por eso, llegó el momento de contarla: cómo nacieron las PSU, cómo evolucionaron y por qué siguen siendo el corazón silencioso de cada PC moderna.
Detrás de cada encendido, de cada overclock y de cada noche de gaming, hay una fuente de alimentación que convierte simple corriente alterna en vida digital. Suena exagerado, pero sin esa conversión precisa y estable, ningún componente funcionaría. La historia de las fuentes de alimentación es también la historia de cómo aprendimos a domesticar la energía para que nuestras máquinas no solo funcionen, sino que lo hagan de forma eficiente, segura y cada vez más silenciosa.
Las primeras PSU y el formato AT
Las primeras computadoras personales (PC) de los años 80 usaban fuentes de alimentación muy simples. Por ejemplo, la IBM PC original (1981) entregaba básicamente +5 V y +12 V (unos 63 W en total), con pequeñas líneas de −5 V y −12 V para extras. En 1984 IBM lanzó el PC/AT, cuyo estándar AT introdujo una fuente «Switchable worldwide» (115/230 V conmutada manualmente). Internamente ese selector cambiaba el circuito de entrada para 115 V (activando un dobler de voltaje) o para 230 V (es por eso que decíamos que se trataba de un estándar para guapos).

La fuente AT tenía además un interruptor físico – por esto veíamos los carteles que decían «ahora puede apagar el equipo» y dos conectores de 6+6 pines a la placa base, muy parecidos, que si se enchufaban al revés podían dañar el motherboard.

El estándar ATX: Porque Windows 95 no sólo trajo el menú inicio
En 1995 Intel presentó el estándar ATX, que cambió radicalmente el diseño de la fuente. Las fuentes ATX eliminaron el interruptor manual: siempre están en standby con 5 VSB, y se encienden o apagan por señal de la placa (por ejemplo al pulsar el botón de Power en Windows). También introdujeron un único conector principal (inicialmente de 20 pines) para la placa base, y sumaron la línea de +3.3 V para nuevos componentes.

En la práctica, esto significó que ya no era necesario apagar la fuente con una palanca: con cerrar sesión en el sistema operativo la PC se apagaba sola. Las ATX simplificaron el cableado al estandarizar el encendido vía software y brindar tensiones extra (+3.3 V) que las AT clásicas no tenían.
Evolución del estándar ATX
Desde entonces el ATX ha tenido varias revisiones técnicas. Las versiones clave fueron (según la numeración ATX12V):
ATX12V v1.0 (1995): se añadió un conector auxiliar de 4 pines de +12 V para alimentar el CPU (los Pentium originales requerían más 12 V). También había un conector Molex de 6 pines auxiliar (para +3.3 V y +5 V).
ATX v1.3: se incorporó el conector de alimentación SATA de 15 pines para discos duros modernos.

ATX v2.0 (2003): se amplió el conector principal a 24 pines (mejorando la distribución de 12 V y otras líneas) y se eliminó el conector auxiliar de 6 pines. Desde entonces el típico ATX lleva un bloque único (20+4 pines).

Más adelante vinieron el ATX12V v2.2 (mejoras de eficiencia) y, en los últimos años, el ATX 3.0/3.1 (2022-2025) que soporta PCIe 5.0 con un conector de 16 pines de 12 V («12VHPWR») y certificaciones de alta eficiencia.

El estándar ATX más reciente es la versión 3.1 (a mediados de 2025).
Conectores modernos y características
Una fuente ATX actual (305×244 mm) integra muchos conectores estándar:
- Conector ATX (20/24 pines) a la placa base, que suministra todas las tensiones principales.
- Conector EPS 12V (4+4/8 pines) para la CPU (añadido en ATX12V v1.x).
- Conectores PCIe (6/8 pines) para tarjetas gráficas de alta potencia.
- Conectores SATA (15 pines) para discos duros y SSD.
- Conectores Molex de 4 pines (IDE) para ventiladores y viejos periféricos.
- Conector Molex «Berg» de 4 pines (floppy).
- Ventilador de refrigeración, cable de alimentación AC y (en fuentes antiguas) selector 115/230V.
Además, las fuentes ATX modernas incorporan STANDBY 5V siempre activo, protección contra sobrecorriente/sobretensión y control digital. Muchas son modulares (cables desmontables) y cumplen certificaciones 80 PLUS (hasta Titanium) de eficiencia energética (Hace un tiempo hablamos de las certificaciones). Gracias a estas mejoras, las ATX actuales son fiables, silenciosas y aptas para componentes exigentes (como GPUs de última generación).

Formatos alternativos: SFX, TFX y más
Para PCs de dimensiones reducidas surgieron formatos alternativos. El más conocido es SFX (Small Form Factor), con tamaño típico ~125×63.5×100 mm. Las fuentes SFX ofrecen similares voltajes que una ATX normal, pero en un volumen mucho menor. Esto tiene sus desventajas: tienden a ser más caras por vatio, y hasta hace poco su potencia máxima rondaba 600–800W. Existe una variante SFX-L (125×63.5×130 mm) que permite usar ventiladores de 120 mm para mejor refrigeración. Notablemente, una fuente SFX o SFX-L puede instalarse incluso en una caja ATX tradicional usando un adaptador («bracket»).

Otro formato compacto es TFX (Thin Form Factor), un diseño alargado (~85×65×175 mm) pensado para cajas «slim». El TFX es aún más minoritario en PCs por piezas (más común en equipos preconfigurados). Sus limitaciones son fuertes: pocas fuentes TFX superan los 350W, pues el espacio interior restringe los componentes. En la práctica, el TFX se usa solo en PCs muy básicos o en sistemas preconstruidos de factor de forma estrecho.
Además de SFX/TFX, hay otros estándares muy especializados. Por ejemplo, FlexATX (aprox. 81.5×40.5×150 mm) se usó en cajas miniITX prearmadas con fuentes de ~250W. También existen formatos 1U/2U para servidores de rack, con fuentes redundantes en espacios de 1 unidad (44.45 mm) de alto. Estos formatos son raros en PCs de escritorio.

En resumen, la fuente ATX de toda la vida sigue siendo la más versátil, pero los entusiastas pueden elegir SFX o TFX para PC compactos, sacrificando algo de potencia y precio. Cada formato tiene su público: ATX para alto rendimiento, SFX/TFX para mini-PCs, y formatos especiales para usos muy concretos (miniITX premontado, servidores, etc.).
Las fuentes: aquellas viejas compañeras silenciosas
De las viejas fuentes AT con su interruptor que cortaba la energía de verdad y el clásico selector de 110/220 V, hasta las actuales PSU modulares, silenciosas y con eficiencia 80 Plus Titanium, pasaron más de cuatro décadas de evolución constante. Las fuentes dejaron de ser simples cajas grises para convertirse en piezas clave del rendimiento y la estabilidad de una PC moderna. Hoy, mientras los gamers miran cuántos watts soporta su GPU y los entusiastas celebran las fuentes sin ventilador, pocos recuerdan que todo comenzó con diseños toscos y cables rígidos.

Y sin embargo, nada cambió en esencia: siguen siendo el corazón de cada computadora. No brillan, no hacen ruido, pero sin ellas, literalmente, nada se enciende. Son el tipo de hardware que solo notás cuando falla, pero que sostiene cada frame, cada render, cada bit de energía que hace posible todo lo demás. En silencio, siguen alimentando nuestra historia digital.






























