alt-tab labs #021: Asus Eee Pad Transformer

Por Ariel Palazzesi

Hace unas semanas decidí cambiar mi tablet. Seis años antes, cuando compré el primer dispositivo de este tipo -un Nokia 770, con Linux y una pantalla de poco más de 4 pulgadas- supe que siempre tendría al como eso a mano. A los dos años lo cambié por uno de 7 pulgadas, con WinCE 5.0 (tan lento como una tortuga con reuma) y al poco tiempo di el salto a las 10 pulgadas, de la mano de una ZT-180 corriendo Android 2.2. El cambio fue notable, ya WinCE no tiene nada que hacer contra Android. Pero como suele ocurrir en estos casos, al poco tiempo empecé a buscarle un reemplazo. No era demasiado fácil, ya que quería comprarlo en Argentina y que no fuese otro dispositivo “sin marca”, construido sobre hardware casi obsoleto. Después de dar algunas vueltas, me decidí por el Asus Eee Pad Transformer, cuyo breve análisis les ofrezco a continuación.

El Transformer es un dispositivo dotado de una pantalla de 10.1 pulgadas, que gracias a su resolución de 1280×800 píxeles se ve realmente muy bien. El nivel de brillo es el adecuado, y es posible configurar el sistema operativo para que lo ajuste automáticamente de acuerdo al nivel de luz ambiente. Está cubierta por un sistema multitáctil, capaz de reconocer hasta 10 puntos de toque simultáneos, que responde perfectamente al contacto con nuestras garras. El corazón de esta tablet es un microprocesador Cortex A9 de doble núcleo que corre a 1GHz y un GPU Nvidia Tegra 2 que proporciona muy buena velocidad a sus gráficos. Posee 1 GB de RAM y entre 16 y 32 GB de almacenamiento (FLASH) dependiendo del modelo exacto que compres. En ese espacio se pueden instalar cientos de aplicaciones y aún queda sitio para música y películas, que dicho sea de paso son reproducidas sin ningún tipo de problema por esta máquina. Además, pueden ser reproducidas sobre ese tele de 42 pulgadas que te costo un huevo (y la mitad del otro) gracias a su salida miniHDMI. Posee dos cámaras, una posterior de 5MPx y una frontal de 1.2MPx, ambas sin flash.

El sonido, con una calidad y volumen razonables para este tipo de aparato, proviene de dos altavoces dinámicos situados a ambos lados de la pantalla. Un conector tipo jack permite la conexión de un par de auriculares y -opcionalmente- un micrófono. Una ranura microSD nos da la posibilidad de utilizar como medio de almacenamiento secundario una tarjeta de este tipo, de hasta 32GB de capacidad. Pero lo que definitivamente hace distinta a esta tablet de los cientos de modelos que hay en el mercado es su “dock station”, que a primera vista parece un simple teclado pero en realidad es mucho más que eso y -además- es el motivo por el que este pendorcho se llame como se llama. La unión entre ambas piezas es lo suficientemente fuerte y segura como para poder maltratarla tal como lo hacemos con una netbook sin que se desprenda la “pantalla”. La única forma de quitar la tablet del dock es presionando hacia la izquierda un seguro color plata.

En ese “teclado”, que es de muy buena calidad (no puede compararse con esos engendros que se venden integrados en algunas fundas) incluye una segunda batería, dos puertos USB, un slot SD y un pad táctil idéntico al que posee cualquier netbook. En algunos sitios puede comprarse cada pieza por separado, pero si piensas escribir con cierta frecuencia, el teclado es indispensable. Además, la segunda batería que incorpora en su interior es un excelente motivo para gastarse ese dinero extra. La tablet posee, según el fabricante, una duración de batería de 9,5 horas. En la práctica es ligeramente menor, de unas 8 horas con el WiFi encendido y jugando o viendo pelis. Pero cuando armamos el “transformer”, la batería del teclado aumenta esa autonomía a 16.5 horas (según el fabricante) que quizás no sean más de 14 o 15, pero que alcanzan y sobran para dejar otras tablets o netbooks bastante atrás en este aspecto.

Y lo mejor de todo es que cuando conectamos la tablet al dock, la batería del dock recarga la tablet si es necesario. Obviamente ambas piezas tienen un conector para el cargador (pequeño y liviano), y si conectamos todo junto cargaremos ambas baterías (primero se recarga la de la tablet, luego la del teclado). Un LED situado cerca del conector de alimentación del dock cambia de rojo a verde cuando la carga a terminado. En cuanto al aspecto físico del Transformer no hay nada que decir. Es algo pesado (680 gramos) pero manejable, sensación que se ve reforzada por la rugosidad que poseen las superficies externas. En cuanto al software no hay mucho que decir. Incorpora de serie Android 3.2, actualizable por el usuario descargando los parches directamente desde la web de Asus y todas las aplicaciones básicas (Polaris Office, MyNet, MyCloud, MyLibrary, etcétera) que esperamos encontrar en una tablet. Obviamente, el acceso al market (al de Android, y al TegraZone) nos permiten instalar sin problemas cualquier cosa extra que necesitemos.

Como es de esperar, también tiene algunos aspectos negativos. El conector propietario que tiene el cargador es uno de ellos. Si bien el motivo de ese diseño seguramente obedece a la necesitad de enlazar el dock con la tablet, lo cierto es que en caso de algun fallo en el cargador no podremos utilizar uno que no sea provisto por Asus. El indicador de carga, cuando tenemos el Transformer ensamblado, no discrimina entre una y otra batería. Hay algún widget provisto por terceros que ayuda en esta tarea, pero es llamativo que el fabricante no haya pensado en ello. Pero a pesar de estas contras, la tablet es una de las mejores y más rápidas que he usado. Y la duración de la batería sencillamente es impresionante. Luego de haberla usado más o menos un mes, no me arrepiento de haberla comprado.

9/10