El viernes 21 de agosto, Twitter comenzó a suspender el acceso a su API a cuentas que se dedicaban a recopilar aquellos tweets eliminados, pertenecientes a gobernantes, ministros, embajadores y políticos en general.
El aviso fue a la Open State Foundation, una organización que promueve la transparencia en el mundo digital, la cual lleva a cabo el proyecto Politwoops, con presencia en 30 países. En mayo el servicio ya había sido suspendido para la cuenta de Estados Unidos, ahora el baneo incluye a Argentina, Australia, Canadá, Chile, Croacia, Dinamarca, Portugal, Egipto, Estonia, Francia, Grecia, India, Irlanda, Italia, Corea del Sur, Macedonia, Noruega, Bélgica, Reino Unido, Alemania, Países Bajos, Suecia, España, Suiza, Tunisia, Turquía y el Vaticano, además de miembros del Parlamento Europeo.
Según comentó Twitter, la decisión no fue tomada a la ligera, sino que fue el resultado de un arduo debate interno considerando múltiples factores; la compañia agregó «Imaginen lo estresante que sería -terrorífico, incluso- tweetiar si ello fuese inmutable e irrevocable? Ningún usuario es merecedor de esa capacidad más que otros. De hecho, borrar un tweet es una expresión misma del usuario«.
Arjan El Fassed, Director de Open State Foundation, declaró: «Lo que los políticos electos digan públicamente es asunto de interés público. Incluso cuando se eliminan los tweets, es parte de la historia parlamentaria. Estos tweets fueron publicados y luego borrados. Lo que los políticos digan en público debería estar disponible para cualquiera. Esto no se trata de errores de tipeo sino que es una visión en cómo los mensajes de los políticos pueden cambiar sin aviso«.
Lo que Twitter falla en comprender es que no se puede poner al mismo nivel al usuario promedio junto a los gobernantes, políticos y diplomáticos que tienen cargos públicos
Lo curioso es la clara hipocresía de la empresa en su filosofía de ser una plataforma pro libre expresión. Twitter se convirtió en la herramienta por defecto utilizada en cientos de sucesos a lo largo del mundo para comunicar la realidad de lo que estaba ocurriendo. Desde Occupy Wall Street hasta la Primavera Árabe. Además de ser el hogar de protestas online como sucedió con SOPA y PIPA en 2012.
Twitter dice que «honorar la expectativa de privacidad del usuario para todas las cuentas es una prioridad, sea ese usuario anónimo o un miembro del Congreso». La sociedad tiene derecho a leer qué comunicó un político de manera pública en su cuenta oficial, si estuviésemos hablando de cuentas personales sería otra la cuestión, pero en este caso son tweets de cuentas oficiales. Como dice Fortune, la empresa creó su propio «derecho al olvido».
Por lo pronto, estos bloqueos son tan solo a nivel API, por lo que el sitio web seguirá funcionando, y tampoco llegaron a impedir directamente que un usuario pueda publicar una captura de pantalla con el tweet borrado por ejemplo.
Tweetiar algo desde una cuenta oficial no es diferente a decir algo públicamente en televisión o un acto político, lo único que cambia es el medio
En Argentina hay varias cuentas dedicadas a mostrar tweets borrados por políticos y dirigentes, como @TuitsBorrados, @PolitTuits y @PajaritaTW, las cuales ayudan a poner de manifiesto la hipocresía de los dirigentes políticos en sus dichos públicos a través de la plataforma.
Los ciudadanos tenemos derecho a saber qué dijo un político en un determinado momento, y en caso de que este quiera rectificarse por sus dichos, debería también hacerlo públicamente, no esconderse cobardemente tras el botón eliminar. Internet no olvida. Nunca.
Twitter es una empresa, y como tal, su objetivo es facturar y se van a amoldar a lo que mas les permita llegar a ese objetivo. Que otros lo hayan tomado como un símbolo de libertad y lucha no afecta las raíces de esta plataforma
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