Hoy es el día que formalmente comienza el Mobile World Congress, y como ya me sucede desde hace un par de años, es difícil escapar a la sensación que cada día que pasa quedan menos y menos medios que cubren estos eventos de forma objetiva. Adicional al miedo de perder un auspiciante, uno de los principales problemas es que las mismas marcas pagan los viajes de varios periodistas y “extrañamente” sus coberturas priorizan sus lanzamientos y nunca realizan una crítica real de sus productos.
Vamos a hablar claro, la marca no te invita porque quiere hacer la buena acción del día, está buscando un rédito de esto.
Aquí me permito hacer una diferencia importante, una cosa es si, por dar un ejemplo, Sony invita a un medio a la PSX, un evento exclusivo de la marca donde está claro que el beneficio es directo, no se puede esperar otra cosa del medio que una cobertura del evento. Muy distinto es el caso que la misma Sony lleve a un reconocido periodista al CES y en sus cuentas de redes sociales solo hable de la rueda de prensa y los productos de Sony, como si las demás conferencias mágicamente no hubiesen existido, o como si solo los productos de la marca japonesa fueran lo más relevante para destacar después de cuatro días de show.
Con algunos periodistas de medios tradicionales grandes todo esto queda en evidencia cuando se llega al extremo que su vuelo llega para el día que es la conferencia de la marca que les paga, aunque las presentaciones de la competencia hayan empezado un día antes. La credibilidad que tratan de mostrar en sus medios y que les han traído una buena cantidad de seguidores en sus cuentas de redes sociales se tira por la ventana cuando sus cuentas personales se transforman en mensajes y mensajes dedicados 100% a una sola marca.
¿Puede alguien sorprenderse cuando, luego de una serie de infinitas casualidades, coincidiendo con el lanzamiento de un nuevo teléfono móvil en el mercado, algún periodista tuvo acceso al mismo y alaba las bondades del equipo que coincide con el par de puntos que destaca el brief de mercadeo? Lo dudo. ¿Estás seguro que verás un review de ese equipo en el medio en el que trabaja? Probablemente no. ¿Vas a leer alguna crítica negativa de ese teléfono? Ni de casualidad.
Cuando vemos a un conocido comunicador haciendo una publicidad, está todo perfectamente claro, alguien le pagó para que lo veas durante 20 segundos diciendo algo bueno de un producto, no esperamos que a la mitad del comercial esa persona diga “en realidad este teléfono es un asco, mejor compren un iPhone”. En redes sociales, la cosa es muy distinta. Nadie parece querer aclarar cuando no estamos leyendo sus opiniones personales sino publicidades.
Si el lector no puede discernir entre una crítica real o una publicidad, la credibilidad del periodista y del medio que representa se pierde inmediatamente.
¿Por qué un periodista no dice abiertamente que una determinada marca lo está llevando a cubrir un evento o le pagó para publicar cierta información? La gran mayoría de sus lectores lo entenderían perfectamente. Nadie debería objetar que ganen dinero de forma honesta. Incluso para muchos medios más pequeños, que una marca decida llevarlos a un evento puede ser la única manera de cubrirlo de forma directa.
¿Está mal que un periodista haga publicidad o acepte una invitación de una marca? De ninguna manera, el problema es esconderlo.
Acaso son ilegales los pisos floreados?
No hablando en serio, hace años se perdio toda objetividad en cuanto a coberturas de eventos multimarca, entras a Xataka por ejemplo y son mono-marca a morir.