La paradoja de la elección indica que mientras más opciones tenemos, más difícil nos es decidir. A mayor cantidad de opciones que existan más reflexionamos sobre cuál tomar, algo que se explica por el simple hecho de que hay más información esperando ser procesada y evaluada por nuestro cerebro. Pero Barry Schwartz, psicólogo autor del libro The parafox of choice, lleva esto más allá y afirma que el exceso de opciones termina paralizando a quien debe decidir y el peso tomar decisiones nos termina haciendo menos felices.

El primer ejemplo que puede servir para ilustrar esto es la creciente alternativas con las que se encuentran los consumidores a la hora de adquirir un producto. En países occidentales económicamente más desarrollados o con ideas de una economía más abierta, incluso más. Pero es algo que perfectamente se puede observar en el ámbito local. Hubo un tiempo donde comprar una Coca-Cola era comprar una Coca-Cola. Hoy comprar una Coca-Cola puede ser comprar una Coca Light, una Coca Zero, la nueva Coca-Cola Life, ¡y la tradicional que aunque no lo creas se sigue vendiendo!

El entretenimiento antes también era más lineal, ¿qué podemos ver? Lo que sea que aparezca en la televisión. En un momento se le sumó el cable y los 80 canales que parecían infinitos. Luego los sistemas satelitales, los codificadores premium y el cable digital, que aumentaron el número de canales de los cuáles disponíamos al encender la TV. Ahora nos burlamos de la televisión por ser un medio arcaico donde uno es esclavo de lo que un gerente que solo piensa en el rating y tenemos nuestra cuenta en Netflix o similares, o nos sumergimos en el prácticamente infinito mundo de los torrents.

Esta explosión de alternativas también se dio en aspectos más importantes para un individuo que el consumo o el entretenimiento. Hoy en día en muchos países occidentales un individuo puede definirse a sí mismo en cosas que hace 50 años parecían logros imposibles: género, orientación sexual, casarse o no casarse, cuándo hacerlo, hijos sí o hijos no, qué carrera estudiar de las 10 millones de especializaciones cada vez más específicas disponibles, ¿ateo o religioso?, ¿qué religión? Pasamos de una dictadura de las costumbres y las tradiciones, que parecían indiscutibles; a tener opciones en casi todos los aspectos, no solo en el consumo donde hay otro factor (dinero) que determina la capacidad de movimiento de cada uno.

De ninguna manera esta es una defensa a la escasez de opciones y libertades individuales, Barry Schwartz se ocupó de aclarar en la charla TED sobre el tema. Su teoría es que el exceso de opciones termina perjudicando nuestra capacidad de ser felices porque ahora somos nosotros los responsables de la mala decisión.

En la «dictadura de las costumbres y la tradición», donde las opciones individuales y de consumo eran limitadas uno podía estar conforme o no con lo decidido. Pero si hay escasez de opciones siempre se le puede echar la culpa a otro. Hoy los encargados de nuestras decisiones somos nosotros. Y si no estamos del todo conformes, es nuestra culpa. Porque evaluamos mal las opciones, o porque ni siquiera nos esforzamos en conocerlas todas. Y cuando estamos inundados de elecciones para hacer en todos los ámbitos de nuestras vidas, y los días siguen durando 24 horas como hace 100 años, nos encontramos tomando decisiones menores a las apuradas porque terminamos priorizando las grandes, realmente importante, aunque estás tampoco pueden reflexionarse y evaluarse el tiempo que merecen porque la molestia de las pequeñas decisiones es constante y continua desviando nuestra atención.

¿Te sentís abrumado cuando abris Netflix y no sabés qué elegir ante tanta oferta? No sos el único.

Esta sensación de poder elegir todo te hace sentir inseguro de las decisiones tomadas: estoy leyendo este libro, pero mientras debería estar estudiando de mis apuntes, o quizás mirar una película para relajarme un poco, aunque mientras mire la película seguramente me este arrepintiendo de no haber elegido la otra. Capaz que las películas no son la mejor opción para relajarse, un libro debe ser mejor, ¿estaba leyendo un libro? No me refería este libro, me refería a la nueva novela que me compré… Una interminable cadena de arrepentimiento, indecisión y ansiedad.

La pregunta que se desprende esto: ¿son menos opciones (que no es igual a incapacidad de elegir) mejores? ¿Deberíamos sacrificar la variedad?

Estamos en tiempos de cambios. Siempre la humanidad está en tiempos de cambio, pero actualmente estos suceden más rápidos que nunca y todos parecen estar documentados y reportados, con lo cuál se multiplica esta sensación de «hay cosas nuevas». Los seres humanos somos animales de costumbres, y en una época de transiciones veloces cuesta encontrar costumbres, tradiciones a las cuales aferrarse. Lo normal ya no existe. No hay opciones seguras, y cada vez hay más alternativas.

«Podés ser lo que quieras, no hay límites» le dicen al pez en su pequeña pecera. La pecera puede servir para ilustrar las opciones, las costumbres, las tradiciones, lo normal, lo que se supone que uno debe hacer. Mayor libertad y más alternativas no debe ser visto como la ausencia de esta pecera, porque cuenta con un propósito claro: proteger y posibilitar la vida de los peces. La mayor libertad y más alternativas representan la chance para que cada uno pueda construir su propia pecera.

10 COMENTARIOS

  1. PeP

    Muy Sartre! pero me gustó, es tal cual como decís.

  2. salva

    Como siempre, muy interesantes tus artículos Felipe, siempre me dejan pensando un rato y a veces son un disparador para profundizar un poco más sobre ese tema. Es un placer «distraerse» un poco con estas cosas, te felicito!

  3. Mariano

    Coca cola hay una sola, la clásica. Las otras son las hermanas feas.

  4. JoseZ

    La Coca Cola Light o la Zero están hechas precisamente para comprarlas cuando no tenes elección, para cuando queres tomar Coca y no te podes dar el lujo de clavarte 86 calorías por vaso.

    Alabada sea la linea bajas calorias de Coca Cola

  5. Giovanni Paolini

    Hace días hablaba con un amigo de eso.

    Y yo digo que los los niños dejaron de ser felices, por que le dieron, los padres, la opción de elegir.

    En mi infancia, se hacia lo que mis padres decían, y punto.

    Te pones este pantalón con esta camisa y estos zapatos.

    Eso era así por que lo decían ellos, era un problema menos, era un estress menos. Ese tiempo que pierden los niños de hoy en decidir nosotros estabamos ya jugando.

  6. Nico

    Einstein tenía todos conjuntos de ropa iguales para evitar tener que pensar en que ponerse a la mañana. Tal vez para disimular la mugre.

  7. Lucas AS

    Pusiste el peor ejemplo de la Coca. Acá vivimos en argentina y hay solo una, solo que con variedades para quienes no cosumen azúcar (por elección o por diabetes).

    Pero afuera hay una variedad inmensa. De sabores frutales (cherry, peach), artificiales (vainilla), con café, sin cafeína, con pepino. Acá no tenemos variedades

    • Aca en irlanda fanta tiene 9 sabores distintos: fanta cherry, kiwi, mango, frutilla, lima y no recuerdo los otros, creo que papaya y no se que carajo mas.

      Cocacola hay unas 7 tambien, tenes todas las normales y despues las mismas pero sin cafeina.

      Al final, vas al super, tenes 200 latas distintas de gaseosa, no sabes que carajo tomar, y terminas abriendo una Guinness.

  8. Fabiana

    Hola. Muy interesante tu artículo, para pensar largo y tendido. Me siento identificada con mucho de lo que decís, hace un mes puse Netflix (vivía en una zona sin conexión a internet) y la primera vez que entré me agarró una angustia tan grande porque sentía que tantos títulos, tantas opciones se me caían en la cabeza.

    Tuve que apagarlo y fijarme en internet las recomendaciones. Cuando supe que quería ver, pude entrar sin angustia. Pero la verdad es que no me entusiasma tanto, lo voy a mantener como opción, solo así.

    Tu artículo me ayuda a pensar lo que me pasó, gracias.

  9. Lucas Tañeda

    Yo por eso cancelé Netflix.

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