Crónicas de un Hackathon

Un Hackathon, según Wikipedia, es un encuentro de programadores cuyo objetivo es el desarrollo de software y hardware colaborativo. Pero es más que eso. Puedo confirmarles esto porque la semana fue mi segundo Hackathon, y las experiencias que se viven en uno de estos eventos son muchas más que las que propone la definición aburrida de Wikipedia.

En un Hackathon conoces gente, aprendes cosas nuevas, la pasas bien y lo último que haces es desarrollar software y hardware. Esto no quiere decir que vayas a boludear, de hecho salen productos muy buenos de un Hackathon. Pero bueno, estoy seguro que cada uno tiene su propia definición según su experiencia y hoy les quería contar la mía.

En este artículo que Guille me dejo escribir, les voy a contar un poco lo que pasó el fin de semana pasado en SUMA Conectivo, un club/coworking que está en Mar del Plata. En esta oportunidad, SUMA se encargó de organizar un Hackathon que tuvo como temas principales a Arduino y Raspberry Pi. Una hackathoneada de dos días con una agenda bien nutrida de workshops, uno por parte del Club Arduino Argentina y otro por un conocedor del tema Raspberry Pi, mucha birra y sobretodo buena onda. Nada podía salir mal (de hecho salió todo bien por suerte).

Ya estaba por empezar todo. A las 19 horas del viernes ya se respiraba un clima de Hackathon en el lugar, donde unas 30 personas se empezaron a dividir en grupos para encarar distintos proyectos. Lo lindo de los hackathones es que, al menos en mi caso, te pones a hacer cosas de las que no tenes ni idea de cómo encararlas. Ya eran casi las 22 y mientras atacábamos unas pizzas (cortesía de SUMA) se iban formando los grupos de trabajo. Hubo proyectos de todo tipo: ambiciosos, divertidos, muy útiles, innovadores, y de seguro me estoy olvidando alguna cualidad para describir los 5 proyectos que se presentaron al final de la hackathoneada. Y esto rompe con el mito de que los hackathones no sirven. Uno nunca sabe qué puede salir cuando un grupo de personas se pone a cranear una idea.

Y así se llevó a cabo el Hackathon. Todo el día del sábado, desde las 9 de la mañana hasta casi las 12 de la noche hubo de todo: facturas, churros, workshop, trabajo, mucho código, pizzas, fernet e incluso una nota para la tele. Esa es la magia de los Hackathones, al menos en los dos que pude ir, siempre me sentí muy cómodo y nunca sabés bien que va a pasar, todo viene sobre la marcha.

Los proyectos

Seguramente te preguntarás si en este Hackathon se hizo algo más que tomar birra, comer y pasarla bien; y la respuesta es sí. Salieron cinco proyectos, unos muy buenos y otros inconclusos que seguramente se seguirán desarrollando en algún fin de semana que los equipos se puedan reunir. Pero sí, de aproximadamente 30 personas (algunos de ellos programadores, otros diseñadores,  otros fotógrafos,  otros matemáticos, otros que querían aprender, como yo) salieron 5 proyectos.

El proyecto que más me cautivó fue «Collective JunkeBox«, una especie de rockola colectiva que se podía manejar desde tu smartphone, que además estaba conectada a Spotify.  Estaba hecho integramente con una RaspBerry Pi, pero lamentablemente no tengo idea cómo se hizo. Otro proyecto que me pareció muy copado, también con una Pi, fue un dispositivo que usaba la API de Google para traducir lo que se le diga por micrófono. El resultado era que unos segundos más tarde, la voz de Google Translate nos traducía lo que habíamos dicho al idioma que habíamos seleccionado.

Otro proyecto que me pareció muy interesante fue el de un quadcopter. Ya todos estamos acostumbrados a escuchar de los famosos drones cada dos por tres. Fue una lástima que el Hackathon haya durado tan poco como para que no se avanzara más en el proyecto, pero estoy seguro que algo va a salir en un futuro.

Quien escribe – a la derecha –  figurando con parte del equipo

En el proyecto que trabajé yo, éramos alrededor de 6 personas: dos diseñadores y tres-cuatro programadores primerizos en Arduino. Finalmente terminamos implementando nuestro trabajo en un «Panel sensorial interactivo» que cumplía la función de reproducir una versión de la marcha imperial en 8 bits, mover un globo a través de un pequeño motor y prender unos cuantos LEDs de colores cuando alguien presionara sobre una plataforma que tenía un sensor que detectaba la pisada y activaba todo. Más o menos un «Hola mundo» versión Arduino. Pueden ver casi todos los proyectos en el HackDash que se armó para este Hackaton.

Para ir cerrando esto, les dejo una foto de los 24 que quedamos hasta el final. Se van a encontrar con caras de cansancio, de alegría, de todo un poco, que es justamente lo que generan este tipo de juntadas que no vienen mal de vez en cuando. Pueden encontrar más fotos de este Hackathon en este link.

Ah y casi me olvido de presentarme. Mi nombre es Marcelo Hernández y este es mi primer post en esta nueva etapa del sitio. Espero que sea el primero y no el último

Pueden encontrarme en Twitter por @mashet.