Microsoft está preparando la próxima gran versión de su sistema operativo, comúnmente referida (aunque no oficialmente) como Windows 12. Aunque Windows 11 lleva relativamente poco tiempo entre nosotros (desde 2021), ya han surgido numerosas pistas y rumores sobre cómo podría ser su sucesor.
Mientras tanto, Windows 10 encara su recta final: el soporte oficial termina en octubre de 2025, y eso significa que millones de equipos quedarán, técnicamente, «fuera del sistema». Pero si algo nos enseñó la historia de Windows, es que los usuarios no se rinden tan fácil. Muchos seguirán con el 10 por costumbre, por compatibilidad o simplemente porque «funciona bien». Y es entendible: fue uno de los sistemas más estables y equilibrados que lanzó Microsoft en años, un punto medio entre lo clásico y lo moderno.
Windows 11, en cambio, es el intento de la empresa por modernizar la experiencia sin perder el alma del escritorio. Su mayor desafío no es técnico, sino emocional: convencer a los millones que todavía sienten que el salto no vale la pena. Con requisitos de hardware discutibles y una interfaz que todavía mezcla estilos de distintas épocas, Windows 11 sigue buscando su identidad.

Y en ese contexto aparece el rumor de Windows 12: un sistema que promete ser más modular, más inteligente y más integrado con la IA, pero que también deberá ganarse la confianza de los usuarios como lo hizo su antecesor.
A continuación, recopilamos las novedades esperadas —basadas en información preliminar y rumores confiables—, incluyendo una arquitectura más ligera optimizada para hardware moderno, la integración profunda de inteligencia artificial en todo el sistema, cambios de diseño como una barra de tareas flotante, y lo que podría suponer este Windows «reinventado» para los usuarios.
Windows 12 va a ser más modular y optimizado para cada chip
Uno de los rumores más sólidos es que Windows 12 será una versión altamente modular del sistema operativo. Microsoft estaría reconstruyendo Windows prácticamente desde cero, añadiendo solo los componentes necesarios para cada tipo de dispositivo. El objetivo de esta iniciativa, conocida internamente como proyecto «CorePC», es que el sistema se adapte mejor a distintos factores de forma (PC de escritorio, portátiles, tablets e incluso futuros dispositivos plegables o de doble pantalla). En esencia, el nuevo Windows podría habilitar ciertas características u omitir otras según las capacidades y uso del equipo, dando como resultado una experiencia más ligera y óptima para cada clase de producto. Este enfoque recuerda al fallido experimento de Windows 10X, pero aprendido de aquella lección: en vez de recortar funciones de forma fija, Windows 12 podría activar o desactivar módulos según convenga en cada dispositivo, manteniendo la compatibilidad con las aplicaciones clásicas en los PCs tradicionales, pero pudiendo prescindir de ellas en ediciones ligeras (por ejemplo, orientadas a educación o competencia de Chromebooks). De hecho, se afirma que Microsoft llegó a prototipar una edición de Windows 12 tan minimalista que ocupaba un 60-75% menos tamaño que Windows 11 SE, la versión ligera de Windows para el sector educativo. Esto evidencia el potencial de una Windows modular: imágenes más pequeñas, menor consumo de recursos y actualizaciones más rápidas en equipos modestos, sin dejar de escalar en potencia para equipos avanzados.
Otro pilar técnico de Windows 12 sería su «separación de estados» (state separation). En lugar de un sistema monolítico, el nuevo Windows aislaría diferentes componentes en particiones o secciones independientes, muchas de ellas de solo lectura y no accesibles al usuario. ¿Qué beneficios trae esto? Actualizaciones del sistema mucho más ágiles (al estilo de lo que vemos en Android, iOS o ChromeOS), ya que partes críticas del OS se pueden actualizar sin afectar tus archivos; un sistema más seguro y compartimentalizado (si una sección es comprometida por malware, las demás permanecen intactas); y la posibilidad de un restablecimiento de fábrica instantáneo y más fiable, restaurando esas particiones del sistema sin tocar tus datos personales. En suma, Windows 12 podría adoptar técnicas ya usadas en otros sistemas operativos modernos como las unidades de sistema de solo lectura en macOS o Android, reduciendo el riesgo de corrupción y facilitando el mantenimiento del sistema.

Además de modularidad, Microsoft apunta a un Windows «optimizado para el silicio». Esto significa que el sistema estaría mejor adaptado a chips y procesadores específicos, sacando provecho de características particulares de cada arquitectura. La comparación inevitable es con Apple: así como macOS saca partido de sus chips Apple Silicon, Windows 12 buscaría una mayor simbiosis entre hardware y software en el mundo PC. Microsoft estaría trabajando en versiones de Windows 12 ajustadas tanto para CPUs x86 (Intel/AMD) como para ARM (que cada vez tienen más presencia en portátiles ultraligeros), logrando mejoras en eficiencia y rendimiento gracias a esa optimización de bajo nivel. En pocas palabras, un Windows 12 consciente del chip en el que corre podría traducirse en arranques más rápidos, mejor duración de batería y un rendimiento gráfico optimizado en equipos que cuenten con hardware de nueva generación.
La inteligencia artificial como protagonista del sistema
Si hay un campo en el que Microsoft está apostando fuerte su futuro, es el de la inteligencia artificial (IA), y todos los indicios apuntan a que este será un pilar fundamental de Windows 12. Ya en Windows 11 hemos visto los primeros pasos con Windows Copilot (el asistente basado en Bing/ChatGPT integrado en la barra lateral) y con funciones como el nuevo Bing en la barra de tareas. En Windows 12, esta tendencia irá mucho más allá: se espera una mayor presencia de IA a lo largo de todo el sistema operativo, con la integración de capacidades estilo ChatGPT directamente en el buscador de Windows y otras áreas clave de la interfaz. En la práctica, esto podría significar que el sistema operativo no solo realizará búsquedas web por vos, sino que comprenderá el contexto de lo que hacés en tu PC para asistirte proactivamente. Por ejemplo, Windows podría «ver» el contenido que tenés en pantalla (un documento, un correo electrónico abierto, la página que visitás) y sugerirte acciones inteligentes al respecto. Imaginá que estás escribiendo un correo: el sistema podría ofrecer completar frases o recordarte adjuntar un archivo mencionado; o si tenés una reunión en el calendario, la IA integrada podría prepararte un resumen de documentos relevantes antes de la cita. Microsoft internamente se refiere a esta visión como un «Copilot 2.0» más proactivo y profundamente integrado, que convierta al OS en un verdadero asistente personal digital.
Gran parte de estas experiencias IA estarán potenciadas por modelos de lenguaje avanzados y visión artificial, ejecutándose localmente o en la nube. Aquí entra en juego el hardware: Microsoft y sus socios están promocionando una nueva generación de PCs, llamados «Copilot+ PCs», equipados con unidades de procesamiento neuronal (NPU) dedicadas para acelerar tareas de IA. De hecho, ciertas funciones avanzadas (por ejemplo, generación de imágenes con IA directamente en Windows, subtitulado inteligente en tiempo real, la función Windows Recall para buscar entre «recuerdos» de todo lo que has hecho, etc.) podrían requerir contar con una NPU o un GPU potente. Microsoft ya ha aclarado que no hará falta un chip de IA para poder usar Windows en sí – es decir, Windows 12 seguirá funcionando en hardware estándar – pero algunas características de IA avanzada solo estarán disponibles (or funcionarán mejor) en equipos con esas capacidades, por rendimiento y privacidad. Para el usuario común esto se traducirá en que muchas funciones de IA estarán disponibles vía la nube en PCs tradicionales, pero quienes tengan equipos nuevos con NPU disfrutarán de respuestas más rápidas y ciertas funciones exclusivas directamente en el dispositivo.

En resumen, Windows 12 estaría diseñado como un «sistema operativo inteligente», donde la IA no es un añadido superficial sino una capa integrada en la búsqueda, el explorador de archivos, las aplicaciones de productividad e incluso en la forma de interactuar con las ventanas y notificaciones. Por supuesto, esto plantea también retos de privacidad (¿hasta qué punto el sistema «mirará» nuestros datos para ayudarnos?) y de experiencia de uso. Microsoft probablemente implemente controles de usuario y ajustes de privacidad granulares para estas características, permitiendo aprovechar la comodidad de un Windows que anticipa lo que necesitás sin comprometer tu control sobre la información personal. Habrá que ver el equilibrio que logran, pero sin duda la promesa es tentadora: un Windows que aprende de vos y colabora con vos de forma inteligente en las tareas diarias.
Cambios de diseño: barra de tareas flotante y más novedades visuales
No sería un nuevo Windows sin cambios importantes en la interfaz. En Windows 12 podríamos ver ajustes llamativos, siendo el más comentado el de una barra de tareas flotante. ¿A qué nos referimos? Básicamente, Microsoft ha experimentado con un diseño donde la barra de tareas ya no está pegada al borde inferior de la pantalla, sino que aparece separada, como un dock flotante, muy similar al enfoque de macOS. De hecho, en 2022 se filtró accidentalmente un concepto de UI que exploraba esta idea: los elementos del dock (iconos de aplicaciones ancladas y abiertas) estaban contenidos en una barra más pequeña centrada y con bordes redondeados, despegada de la base de la pantalla; mientras que otros componentes tradicionales de la barra de tareas –como la bandeja del sistema, el buscador e incluso el widget del clima– se movían a la parte superior de la pantalla, en una especie de barra superior. Este prototipo recordaba a una mezcla de Windows con ciertas ideas de macOS y hasta de móviles: una barra superior informativa y un dock inferior para apps.

Aunque Microsoft no ha confirmado nada de esto, múltiples fuentes afirman que estas pruebas de interfaz forman parte del proyecto «Next Valley» (posible nombre en clave de Windows 12). El objetivo sería mejorar la usabilidad en diferentes escenarios, especialmente en dispositivos táctiles. Una barra de tareas flotante y más adaptable podría facilitar la navegación en tablets o convertibles, sin sacrificar la experiencia de escritorio con ratón. Se habla de animaciones más fluidas, nuevos gestos táctiles y una pantalla de inicio de sesión renovada y optimizada para pantallas panorámicas, indicio de que Microsoft busca modernizar la interacción visualmente. También se mencionan widgets dinámicos que se adaptan al contexto y tal vez un campo de búsqueda centrado en la parte superior del escritorio para acceso rápido, integrando así la experiencia de búsqueda/IA de la que hablamos antes.
Por supuesto, debemos tomar en cuenta que estos diseños filtrados son experimentos. Microsoft crea y descarta muchas ideas antes de lanzar la versión final. De hecho, estos conceptos de barra flotante se exploraron bajo la dirección de Panos Panay (el ex-jefe de la división Windows), y no está garantizado que sobrevivan tras su salida de la compañía en 2023. Aun así, es muy posible que Windows 12 traiga un refresco visual notable. Windows 11 ya introdujo cambios estéticos (esquinas redondeadas, iconos nuevos, tema Fluent Design más coherente); Windows 12 podría refinar y reinventar aún más la interfaz, haciéndola más flexible y personalizable. Para el usuario, esto significaría un entorno familiar en lo fundamental, pero con detalles renovados: por ejemplo, tener un escritorio menos rígido, donde los elementos pueden redistribuirse según el contexto (modo tablet vs. sobremesa), y con una estética más limpia. Habrá que acostumbrarse a una barra de tareas que quizás «levita», pero si se implementa bien, podría mejorar la accesibilidad y organización del espacio de trabajo.
¿Qué supondrá este Windows «reinventado» para los usuarios?
Windows 12 promete ser una de las actualizaciones más ambiciosas de Microsoft en años, al punto de describirse como un Windows «reinventado». Pero, ¿cómo impactarán estos cambios en el día a día de los usuarios? Veamos punto por punto:
- Rendimiento y eficiencia: Gracias a la modularidad y a la optimización por hardware, Windows 12 podría ser más rápido y eficiente que sus predecesores en equipos modernos. En PCs nuevos con chips diseñados para IA (por ejemplo, los futuros Intel Core con unidad de IA o los AMD con Ryzen AI) el sistema aprovechará esas capacidades para acelerar tareas, mientras que en dispositivos sencillos (como tablets educativas) el sistema recortado ofrecerá solo lo necesario, consumiendo menos recursos. Esto significa arranques más veloces, menos bloatware preinstalado según el equipo, y posiblemente mayor duración de batería en portátiles. Un Windows a la medida de tu hardware suena beneficioso, aunque podría dejar en evidencia a equipos antiguos que no podrán explotar todas las novedades.
- Actualizaciones y seguridad: Para los usuarios, el modelo de sistema con particiones separadas implicará actualizaciones del sistema operativo más rápidas y seguras. Adiós (en teoría) a las actualizaciones eternas que nos dejaban sin PC por largos minutos: al tener áreas de solo lectura, el proceso de parcheo sería más parecido al de un teléfono móvil, donde se actualiza una imagen del sistema en segundo plano y luego se reinicia rápidamente al nuevo estado. Asimismo, un Windows compartimentalizado reduce el riesgo de fallos catastróficos – actualizar el sistema ya no tendría por qué corromper archivos de usuario – y facilita restaurar Windows a fábrica sin perder datos personales. En términos de seguridad, también encaja con la filosofía de Zero Trust que Microsoft impulsa, donde cada componente está aislado y verificado (lo cual dificulta la vida a malware y atacantes). Para los usuarios, esto se traducirá en un sistema más confiable y sencillo de mantener actualizado.
- Experiencia de usuario y productividad: La integración de IA por toda la interfaz podría ser revolucionaria para la productividad… siempre que se haga bien. Un Windows 12 atento al contexto podría ahorrarnos pasos y clics, automatizando tareas repetitivas y ofreciendo ayuda contextual instantánea (como sugerir comandos, resumir documentos, recordarnos pendientes, etc.). Imaginemos un asistente que pueda, con una simple pregunta en lenguaje natural, buscar entre nuestros archivos «el PDF de la reunión con Juan de hace dos semanas» y lo abra al instante – ese tipo de fluidez es lo que Microsoft quiere lograr con la IA integrada. Para muchos usuarios, esto supondrá un salto cualitativo en comodidad; otros quizás prefieran desactivar estas funciones si las consideran intrusivas. Es importante destacar que Microsoft ha indicado que muchas de estas características serán opt-in (activadas solo con permiso expreso) y seguirán permitiendo el uso tradicional del PC sin asistencias, para quienes lo deseen. En cualquier caso, la dirección es clara: nuestros PCs serán cada vez más inteligentes y colaborativos.
- Cambios visuales y adaptación: En el frente visual, Windows 12 puede traer una nueva capa de personalización y adaptación. Una barra de tareas flotante o dinámica requerirá quizás un breve periodo de adaptación para usuarios veteranos de Windows, pero Microsoft suele ofrecer opciones para configurar la interfaz al gusto. Es posible que podamos elegir entre un modo «clásico» y el nuevo diseño, al menos durante la transición. Para los usuarios de dispositivos táctiles, los cambios como menús más accesibles, botones más grandes o gestos intuitivos harán de Windows un sistema más amigable con pantallas táctiles, algo en lo que históricamente ha estado por detrás de Android o iPadOS. En resumen, en lo estético Windows 12 podría sentirse fresco pero familiar: Microsoft no va a reinventar la rueda al punto de alienar a su base de usuarios, sino pulir las aristas y modernizar la experiencia inspirándose en lo mejor de otros entornos (ya sea macOS, móviles, etc.).
- Compatibilidad y ecosistema: Una preocupación natural con tanto cambio debajo del capó es la compatibilidad con aplicaciones y dispositivos. Microsoft sabe que uno de los mayores valores de Windows es su enorme ecosistema legado. Por ello, aunque haya ediciones modulables que no soporten apps Win32 antiguas (por ejemplo, en dispositivos muy básicos), las ediciones estándar de Windows 12 seguirán siendo compatibles con el software tradicional de PC. No se espera una ruptura abrupta en este sentido; más bien, podríamos ver un énfasis mayor en apps de la Microsoft Store, Web apps progresivas y apps Android en ciertas variantes ligeras de Windows, mientras que los PCs de gama alta conservarán la compatibilidad completa. Para el usuario común con su laptop o desktop actual, probablemente Windows 12 ejecutará sus programas de siempre, pero también le abrirá la puerta a nuevas categorías de aplicaciones potenciadas por IA y a una integración más fluida con servicios en la nube y dispositivos móviles (por ejemplo, mejor sinergia con tu teléfono Android mediante la app «Vincular a Windows», antes llamada Your Phone).
¿Cuándo podríamos ver Windows 12?
Oficialmente, Microsoft ni siquiera ha anunciado el nombre «Windows 12», y mucho menos una fecha concreta. Sabemos, por declaraciones de ejecutivos, que en 2024 no habrá un Windows completamente nuevo, sino más bien una actualización importante de Windows 11 (la versión 23H2 en 2023 y la 24H2 en 2024 con nuevas funciones). Los rumores iniciales situaban el lanzamiento de Windows 12 en algún punto de 2024, pero la compañía decidió no apresurar esta versión para no fragmentar a sus usuarios, considerando que aún hay muchísimos en Windows 10 y que Windows 11 se estaba adoptando poco a poco.
Tras descartarse 2024, todas las miradas se centraron en 2025 como la fecha probable. Algunos analistas sugirieron que Windows 12 podría presentarse a mediados de 2025 (quizás en alguna conferencia anual de Microsoft) y lanzarse oficialmente en el último trimestre de ese año, coincidiendo con el fin de soporte de Windows 10 (octubre de 2025). Esto seguiría un ciclo similar al de Windows 11, que se presentó a mitad de 2021 y se lanzó a finales de ese mismo año.
Sin embargo, conforme avanzó este 2025, quedó claro que Microsoft tampoco lanzaría Windows 12 durante ese año. La compañía llegó a declarar públicamente que no tenía planes de estrenar una versión «Windows 12» en 2025, enfocándose en cambio en una gran actualización de Windows 11 (la versión 25H2) para finales de 2025. Ahora las miradas apuntan a 2026 como la nueva fecha probable. Se especula que podría anunciarse a mediados de 2026 y lanzarse en el último trimestre de ese año, aproximadamente un año después del fin de soporte de Windows 10, siguiendo una línea temporal parecida a la de Windows 11 (aunque sin confirmación oficial por parte de Microsoft hasta el momento).

Mientras tanto, Microsoft está incorporando muchas de las tecnologías mencionadas directamente en Windows 11 a través de actualizaciones. Por ejemplo, la primera versión de Windows Copilot (asistente con IA) llegó en la actualización de Windows 11 a finales de 2023, y durante 2024 (e incluso 2025) se han seguido probando en Windows 11 nuevas funciones de IA, seguridad y otras mejoras en las versiones Insider y parches periódicos. Esto significa que la línea entre Windows 11 y Windows 12 podría ser difusa: es posible que Windows 12 no aparezca de golpe como un salto gigantesco, sino que varias de sus novedades vayan llegando de forma progresiva a los usuarios a través de dichas actualizaciones y programas de prueba.
En cualquier caso, cuando finalmente se lance la nueva versión numerada, es de esperar que venga con un compendio de mejoras sustanciales bajo el brazo. Ello marcaría el inicio de una nueva etapa para Windows, consolidando todas esas innovaciones en un sistema operativo de nueva generación.
Conclusión
En conclusión, Windows 12 pinta como una reinvención importante de Windows, alineada con las tendencias actuales de la industria tecnológica: sistemas más modulares, adaptables y seguros; una profunda integración de inteligencia artificial para hacer nuestros dispositivos más inteligentes y productivos; y una experiencia de usuario pulida con nuevos diseños que reflejan la convergencia entre PC, móviles y la nube. Para los entusiastas y profesionales técnicos, gran parte de estas novedades son emocionantes porque abordan asignaturas pendientes (actualizaciones más eficientes, mejor rendimiento en hardware moderno, competencia frente a macOS/ChromeOS, etc.). Para el usuario común, Microsoft promete que todo esto se traducirá en un Windows más rápido, sencillo de usar y capaz de ayudarte en tus tareas diarias. Por supuesto, hasta que la compañía de Redmond revele oficialmente el nuevo sistema, debemos tomar algunos detalles como rumores; pero las piezas del rompecabezas que han ido apareciendo nos dan una imagen bastante clara de hacia dónde va Windows.
Si Microsoft logra equilibrar la introducción de estas nuevas tecnologías sin sacrificar compatibilidad ni la familiaridad que los usuarios aprecian, Windows 12 podría suponer un salto adelante tan significativo como lo fue Windows 7 en su día, o incluso más. Quedamos a la espera de más información oficial en los próximos meses, pero por ahora, esto es lo que sabemos –y lo que podemos esperar– de Windows 12 basándonos en la información preliminar disponible. Como siempre, en Tecnovortex te mantendremos informado a medida que se confirmen (o desmientan) estos detalles sobre la próxima generación de Windows.





























