El mundo de las grandes finanzas y sus protagonistas, las empresas que las encarnan, es uno cargado de simbolismos y roles. Un limbo donde las historias de éxito temprano, inversiones familiares arcaicas o competencias más allá del bien y del mal, reinan sin disputa. Negocios a puertas cerradas, contratos de compra y venta draconianos, adquisiciones de dudosa intención ulterior. Toda una narrativa de lo empresarial que por momentos parece una de aventura, y en otros de policial o intriga. Pocas empresas han sido protagonistas de todas ellas tanto como Sony, un gigante que por peso y relevancia no podía quedar fuera, habiendo escrito algunas de las páginas más interesantes del mundo corporativo de todos los tiempos.
¿Héroes o villanos, inversores de alto riesgo o ajedrecistas de las finanzas? Eso depende de a quién se le pregunte. Empecemos a investigar este caso.
Trinitron
Cuando una compañía tiene una dimensión como la que nos toca analizar, es común que se subdivida en grupos de trabajo con funciones muy distintas. En algunos casos, hasta se las denomina de otra forma y quedan a cargo de personal específico. Es el caso de Trinitron, nombre que sería asociado para la posteridad con el de Sony, por tratarse de la tecnología que utilizaban y promocionaban en sus pantallas.
Los más viejunos no necesitarán recuerdo alguno, debido a que Trinitron fue palabras mayores de la televisión y hasta monitores durante unas buenas 3 décadas, que bien podrían estirarse hasta 4. Si bien Trinitron no fue una marca o adquisición como la mayoría de las que veremos, si que se la usó como símbolo de la superioridad tecnológica de Sony.
No era una exageración, ya que la patente de rejillas abiertas posicionó a la marca nipona muy por encima de sus competidores que usaban la máscara de sombra, menos precisa (aunque a su vez esta no sufría de las líneas verticales que Trinitron si). Desde los 60’s, cuando fue creada bajo el nombre de Chromatron por Ernest Lawrence hasta la la expiración de la patente en 1996, Trinitrion y su tecnología asociada fue comercializada o cedida por Sony a otros productores como Apple, Dell o IBM. Al finalizar la misma, todos los competidores empezaron a usar versiones equivalentes presentadas a menor precio, mientras Sony se encargaba de afianzar la fama de calidad superior.
El emblema Trinitron siguió vivo por unos cuantos años luego de caída la exclusividad de la patente, con un lavado de cara y varias adaptaciones que iban por el lado de la alta definición y la pantalla plana. Para ese entonces, se llamaba FD Trinitron/Wega. Gastada la ventaja que diera durante tantos años, y lanzándose 100% al mercado HD flat screen, fue abandonada en 2008 junto con la producción de CRT para crear la línea Bravia de televisores, que sobrevive hasta nuestros días.
De todos los casos que veremos, es en el que más sensación de ciclo cumplido a todo nivel me queda. Con el claro precedente que se repetirá luego, de la inteligencia de Sony al ganarle de mano a sus competidores una tecnología o entendimiento del mercado, para luego cosechar los resultados durante largo tiempo.
Ericsson
La otrora legendaria empresa de telefonía sueca puso mucho de sí misma en la primera y segunda oleada de los celulares. No, aún no hablamos de Sony Ericsson, los Xperia ni tampoco todas aquellas andanzas que luego tendrían juntos, sino de los famosos teléfonos ladrillos que plagaron los 80’s y 90’s.
Fue en el 2001, y coincidiendo con un fatídico incendio en una de sus fábricas de chips, que Ericsson se unió con la dadivosa Sony. Un maridaje producto tanto de la necesidad como de la conveniencia, del que Sony sacaría el mayor partido a la larga como veremos.
Al buen nombre de Ericsson, establecido vendedor y productor de teléfonos celulares, se le sumó la capacidad de venta de y comprensión de mercado característica de Sony. ¿El resultado?: La multiplicación de las ventas. Sony Ericsson, aquella Joint Venture donde cada compañía poseía el 50% de las acciones, le plantó cara a los otros gigantes de la época como Motorola o Nokia, con bastante éxito.
Sin embargo, llegado el momento Sony hizo algo que veremos replicado en varias de las demás compañías y colaboraciones a medias. Puso lo que había que poner arriba de la mesa y se llevó el 50% restante de las acciones de Ericsson, quedándose a todo efecto con el 100% y el control de la compañía conjunta. Pasó a llamarse Sony Mobile, con la línea Xperia como caballito de batalla, que aún puede encontrarse en acción. No seriá la única vez que adoptaría la misma modalidad, como veremos a continuación.
Aiwa
Mítica compañía compatriota de Sony, competidora directa (o eso parecía), ícono de la cultura japonesa en las décadas de 1980 y 1990, poco se puede decir para presentar a Aiwa de la forma que merece. Si bien las andanzas de la empresa se remontan a los 50’s y 60’s, cuando hacían micrófonos profesionales o crearon la primera grabadora de cassettes compacta japonesa, e incluso antes con otro nombre de marca (AIKO Denki Sangyo); la historia oficial nos cuenta que la relación directa con Sony llegó mucho después. Para ser más precisos, a la segunda tentativa de bancarrota de Aiwa en su historia.
Finales de los 90’s y principio de su larga resaca de la que no parecemos habernos recuperado nunca. Año 2003, Sony compra las acciones restantes de Aiwa, en completa bancarrota y de capa caída. Las tácticas agresivas de Hajimi Unoki, un genio de la administración que salvó a Aiwa de su primer flirteo con la quiebra, ya se habían agotado. No quedaban más trucos en la galera del mago. A pesar de los intentos de Sony por revitalizar la marca y enfocarla para el público joven, en el 2008 terminó bajando su persiana y dándole un muy piadoso tiro de rifle sanitario, dejando solo el recuerdo. Todo muy lindo, lástima que sea solo una parte de la historia.
La realidad es que mucho antes, tan antes como en 1969, y 1982 al menos, Sony ya poseía la mayoría de las acciones de Aiwa. Un 54%, siendo desde entonces socia mayoritaria. Esto explica por qué la mayoría de los productos de Aiwa, si bien se mantuvieron independientes, jamás competían de igual a igual en la misma categoría que los de Sony. Siempre había algún detalle que parecía dejar a los de Sony para un segmento, y los de Aiwa para otro. Esto sugiere demostrar cierta táctica inteligente de Sony: probar las cosas antes con Aiwa. Si salía bien, Aiwa ganaba y por consiguiente ellos también. Si no, la que se comía la pérdida de imagen y vilipendio público, era la innovadora Aiwa. Una situación win-win para Sony de todas formas.
A los que parece que nunca les comentaron que no había que competir con Sony, fue a los ingenieros de Aiwa que más de una vez entregaron sendas obras maestras a mucho menor precio que las de sus competidores y dueños, incluso sin ser pensadas para ese segmento. De esa época es el mítico Walkman Aiwa que, según las malas lenguas, le da mil vueltas al original que aún no incorporaba (siguiendo la táctica recién descrita) varias mejoras novedosas y de personalización: El Cassette Boy.
Entendiendo el tejemaneje que había detrás, mientras al público se mostraban como marcas competidoras, resalta la ironía de que la primera gran bancarrota de Aiwa llegase por haber apostado y apoyado el formato BETAMAX de Sony, que fracasó ante el VHS como sabemos todos. También, que el ya mencionado Hajimi Unoki, fuese enviado desde Sony a hacerse cargo de la compañía primero como vice y luego presidente, iniciando una serie de reformas que incluían despedir a la mitad de los trabajadores, y abrir varias plantas en lugares con sueldos más competitivos como Malasia y Taiwán, donde se pagaba hasta un 10% de lo que en Japón. Unos precursores de lo que hoy en día hacen absolutamente todas las marcas, y eso que se denostó mucho en su momento de forma justificada, debido a que repercutió negativamente en la calidad de varios equipos.
A pesar de (y gracias a) estos cimbronazos, Aiwa se recuperó de aquél mal trago de los ochentas, y para mediados de los noventas, la mitad de los minicomponentes en Estados Unidos eran de la marca. Sin embargo ni siquiera eso los blindó de la crisis/burbuja financiera que sacudió Japón esa década, lo cual sumado a una competencia feroz en todo el mundo y la clara intención de Sony de absorberlos a largo plazo (dando preferencia a productos de la línea Genezi o Xplod de Muteki no se habla en esta santa casa), pudo más que el estatus legendario de la compañía. Estatus que, según fanáticos del audio teorizan en foros incluso hasta nuestros días, Sony se encargó de dinamitar.
Merece todo un post aparte, pero la historia de Aiwa da para una serie sobre el Game of Thrones que hay entre y dentro de las empresas. Como nota positiva, podemos contar que hace poco alguien compró los derechos de la marca en Estados Unidos y esta haciendo las cosas muy bien, pero eso lo dejamos para otro artículo.
VAIO
La del logo bonito que tiene una senoidal, el nombre lleno de significado con su 1 y 0 binario, y 30 años de historia viva computacional. Una apuesta de Sony por crear un departamento subsidiario pero con carácter de independiente enfocado en la computación y la presentación de modelos novedosos. Vaya si cumplieron en eso.
El querido Guillermo en su debido momento hizo una elegía maravillosa, de las mejores máquinas VAIO que le endulzaron el ojo a través de los años. Por supuesto, eso fue en coincidencia con la caída en desgracia de VAIO, que fue vendida para concentrarse en Sony Mobile y la línea Xperia, como ya comentamos en el apartado de Ericsson.
Si bien los compradores de la marca siguen haciendo unas máquinas que a toda vista tienen la misma característica estética de élite propia de VAIO, vas a tener que ir a Japón a encontrar una.
Locomotion
Acabo de levantarme luego de hacer la reverencia protocolar de siempre al nombrar al mejor canal de la Historia. Lo siento querido I-SAT, sos grande pero Loco dejó un cadaver joven y a eso no hay con qué darle. Lo interesante es que para cuando Sony compró el canal, estaba muy lejos de ser un miembro del club de los 27 televisivos.
El gran abridor de mentes y buen gusto, como dijo un comentarista en otro artículo donde hablamos de Locomotion, lejos de estar muerto legó buena parte de su programación al naciente Animax. Un gran puñado de animes que aún no se habían estrenado en la señal se convertirían en símbolos añorados por los otakus. Allí contamos los .hack//, DNA², o Wolf’s Rain.
Pero antes de Animax, Loco ya había cerrado una de sus emisoras, tratando de surfear la crisis argentina y latinoamericana de turno. La ironía es que el canal año tras año conseguía premios a la excelencia y posicionamiento, entre los entregados por Promax & BDA Latin America, donde se cansaron de arrasar las nominaciones en rubros enfocados a la publicidad y vanguardia. Nada raro para cualquiera que haya tenido la suerte de ver la programación, bumpers, anuncios y largo etcétera.
Los últimos años del canal, bajo el logo y concepto de AnimeStation, mostraban cierta radicalización hacia el lado nipón, en lugar de centrarse en la animación adulta de todas parte del mundo que lo caracterizaba. ¿La antesala de la compra de Sony? Difícil decir hoy en día. Lo cierto es que para el 2005 Locomotion fue asaltado por una fuerza fundamentalista del anime, o al menos así lo promocionaron, y ese fue el nacimiento de Animax.
Como todos sabemos, Animax sigue emitiendo contenido japonés en la televisión (no, acá tampoco hablamos de Sony Spin ni Lifetime). Hablando en serio, por unos años y coincidiendo con la caída de Magic Kids para más inri, Animax estrenó casi todo lo nuevo y último que hubo de anime en LATAM por cerca de una década, antes de la sequía. Para luego entrar en el espiral de las repeticiones, e ir metiendo de a poco series de realities vomitivas y berretas, como esos que siguen pasando en el difunto o zombie, según se mire, MTV.
De Locomotion solo quedó el cariñoso recuerdo y una referencia nada amigable con algo mucho más reciente.
¿Crunchyroll?
Hace ya unos años, contaba cómo la comunidad del anime pudo volver a tener cierto puerto legal, un respiro después de una década de sequía llena de fansubs e ilegalidad. Crunchyroll vino a darle una cara 2.0 al anime y sus formas de conseguirlo, verlo, hacerlo relevante y dar trabajos en la zona. Una zona increíblemente relegada, sobre todo considerando su pasado lleno de pasión por las producciones japonesas.
En 2017, el competidor directo de Crunchyroll, Funimation, fue comprado por el gigante Sony. En Diciembre de 2020, hizo lo mismo con Crunchy. Lo cual a esta altura del artículo, debería levantar más de una ceja y prender alguna alarma. Por suerte, parece ser que ambas compañías que compiten por el mismo segmento en toda América o Estados Unidos como mínimo, se mantendrán cada una haciendo lo suyo. Como Aiwa.
Dejando de lado la futurología o deducción contrastada con la experiencia histórica, solo queda esperar lo mejor. Si alguien me pregunta a mi, el pronóstico es reservado aún para ambos servicios de streaming. Queda ver cómo se desenvuelven las cosas. Lo cierto es que sería muy raro que mantengan 2 marcas haciendo casi lo mismo.
Lo que si es seguro en caso de ser absorbidas, reconvertidas o que se venga un FuniAnimaxRoll; no será la primera, ni tampoco la última vez que la marca madre de cosas tan influyentes en la época contemporánea como PlayStation, sea protagonista.
Quizás es el precio de llevar la batuta y no desaparecer en un mundo tan competitivo, como le sucediera a marcas emblemáticas como Sanyo. Porque tampoco podemos olvidar las decenas de aciertos y adquisiciones bien realizadas. O su indiscutible perspectiva como nombre propio en la escena tecnológica de los últimos 60 años. Tal vez, solo sea la nostalgia de un amate de la tecnología hablando, queriendo encontrar una narrativa. Héroes y villanos que no son tales, sino otra cosa.
Innovadores al mismo tiempo que calculadores. Genios de las finanzas y atletas del mercado. Solo un vástago más en la larga genealogía de inversiones, proyectos e hijos perdidos de Sony.
RIP Crunchyroll (guarden este mensaje).
Todo lo que toca SONY perece… ya hasta Play Station está pereciendo (al menos en Japón).
PS Pereciendo?? Si están vendiendo absolutamente todo lo que producen… Culpa de la pandemia que no puedan producir lo suficiente para darle batalla a Nintendo en su tierra…