Cuando el año pasado leías los reviews de Assassin’s Creed: Origins casi de forma unánime ibas a encontrarte que todos destacábamos lo bien que el descanso le había hecho a la serie. Las aventuras en Egipto eran hasta ese día de las mejores que habían creado en Ubisoft: un mundo gigante y vivo, un sistema de peleas renovado y más entretenido, variedad en las misiones y a pesar de algunas fallas, una gran aventura que se disfrutaba de punta a punta. A mí me enganchó tanto que a pesar que cada vez tengo menos tiempo para jugar terminé sacando el platino.

Pocos meses después de Origins empezaron los rumores y las dudas. Con el anuncio de Odyssey la saga parece retomar un lanzamiento por año y antes de probarlo era inevitable pensar que se había cometido un gran error. Al fin y al cabo, esa pausa había sido perfecta para la serie. ¿Era suficiente un año para lograr tener un mejor juego que Origins? ¿Se venía una buena evolución de la saga o tendrían razón los que se reían diciendo que esto no era más que un DLC con forma de juego entero?

Metele Asesino… ¡metele!

La realidad, para variar, está en un punto intermedio. Para mi gusto, Odyssey es el mejor juego de la saga pero se queda algo corto con sus grandes promesas. Si bien busca incorporar nuevas mecánicas que tratan de hacerlo más RPG que nunca, tiene mucho potencial que necesita probablemente otra iteración para ser aprovechado del todo.

¿Assassin’s Creed un RPG? ¿Me volví loco? No más de lo que ya estaba. Aunque eran palabras que hace unos años no ibas a esperar leer en una misma oración, de a poco AC se está convirtiendo en eso y es un cambio que le está quedando muy a la medida. Opciones en los diálogos, decisiones sobre el destino de ciertos personajes, un árbol de habilidades y diferentes finales lo acercan a ser considerado un RPG hecho y derecho.

Esta nueva aventura empieza convenciéndote que te espera mucha acción de la mano de una escena y personajes que vas a reconocer de inmediato si viste 300. Leonidas se enfrenta al ejército de Xerxes en Termópolis, sabiendo que las ventajas no están a su favor y con algo de melancolía pensando que hubiese querido ir a pescar con su hijo. Pero Esparta está primero. Tu personaje, ya sea que elijas jugar con Alexios o Cassandra, tendrá también una historia familiar difícil que se irá desarrollando durante la guerra del Peloponeso entre Esparta y Grecia, en el 400 AC, donde un culto busca controlar las políticas de la región.

Quedate con quien… te cuide así la espalda.

De Origins continúan varias mecánicas que fueron un paso en la dirección correcta para AC. El sistema de peleas es muy similar al juego de 2017 pero suma varias habilidades para desbloquear en función de tu estilo de juego que lo hacen más entretenido. Siguen también los mercenarios que tratarán de matarte para cobrar su recompensa y también te acompaña Ikaros, que al igual que Senu será una ayuda clave para planificar tus ataques. Un personaje que hace su retorno desde Origins es Layla Hassan, que a través del Animus seguirá ayudando en la eterna pelea contra los Templarios, eje de la saga.

Mejoras hay varias, pero la fundamental es que las actuaciones y animaciones en los diálogos son considerablemente mejores, aunque en algunas escenas claves un poco más de emoción no vendría mal. Respecto a Origins es una evolución, pero vas a encontrarte en algunos momentos esperando reacciones más dramáticas por así decirlo. Las batallas navales siguen presentes como era de esperarse, sumando la posibilidad de reclutar tenientes para tu barco que te dan algunos perks. Si bien ya en Origins el mundo era inmenso aquí no solo es más grande sino que es para destacar el nivel de detalle, incluso mayor que el impecable Egipto.

Hay mil cosas para hacer en Odyssey y aunque quieras centrarte en la historia principal te recomendaría no dejar de hacer las misiones secundarias, hay varias muy interesantes y diferentes que garantizan muchas horas de diversión. Incluso habiendo terminado la historia principal vas a poder seguir jugando para desenmascarar a todos los miembros del culto y dejar el aspecto histórico del juego de lado para explorar su lado de pura ficción.

Todos los cambios lo alejan un poco más del tradicional Assassin’s Creed que hizo famosa la saga, pero lo hacen un mejor juego, mucho mejor.

Estoy disfrutando mucho jugando Odyssey, sin dudas más que Origins que fue uno de mis favoritos del año pasado ¡No se lo pierdan!

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