Aunque no me crean, les juro que cuando voy a empezar un nuevo RPG hay veces que me propongo jugar diferente. No solo me digo que esta vez no voy a acaparar pociones o hasta puntos para nivelar, sino que me digo que para divertirme y variar, no voy a ser el magnánimo héroe.
Al final del día, esta idea termina como esa dieta que empezás el lunes que viene, como las cosas que YA vas a hacer y que no vas a dejar esperar más. Lo de las pociones no cambia el resultado final y es casi gracioso o inofensivo, pero viene el momento de la pregunta picante y contestar “bien” es más fuerte que yo, no me sale ser el psicópata.
Podemos hablar de dos cosas. Una es que soy predecible y que no me gusta el cambio, que es cierto. La otra es que de alguna manera, los RPGs no manejan muy bien los grises.
No es nada simple hacer un videojuego donde tengas suficientes opciones para todos los gustos, con repercusiones acordes a tus decisiones, pero es como que todo se centra en dos aspectos: o sos bueno o sos malo, sin nada en el medio. Básicamente hay dos finales, uno para el héroe que baja los gatitos de los árboles y otro para el anti-héroe que empuja al ciego.
Yo quiero jugar distinto, pero los juegos no siempre me invitan realmente a hacerlo. Como les mencionaba, siento que a veces los desarolladores te dan dos caminos para elegir, y para hacer las cosas peor, si elegís el “incorrecto” se van a encargar de mostrarte que sos la peor basura del universo. Es difícil jugar a ser Thanos, convencido que está haciendo un favor eliminando a la mitad de la gente del universo. Los juegos te dan versiones extremas de Thanos, uno que va a ir descuartizando una por una a las personas en lugar de hacerlas desaparecer con un chasquido.
Esto me sucedió con Mass Effect, donde el sistema está dividido entre Paragon (el héroe) o Rebelde, en papel, podés hacer en general buenas acciones y ocasionalmente algunas malas y seguir siendo visto como el héroe, pero en la práctica, las opciones de Rebelde son extremas. Podés querer ser más un personaje gris pero el juego no te da espacio para serlo. Llegado el momento hay que elegir entre la acción «buena» o «mala».
Llevado a las alineaciones de D&D, dependiendo del test que haga, generalmente entro en la categoría Neutral Good o Lawful Neutral – nota aparte, si les interesa saber qué son, existen varios tests, el de D&D lo pueden hacer acá – tal vez por eso, esa neutralidad en cuanto al bien y el mal, hace que me cueste encontrar variación en los RPGs.
Ver a tus personajes y a las respuestas que los juegos te dejan elegir dentro de estas alineaciones es un ejercicio interesante. Cuando lo haces, te das cuentas que las opciones terminan estando en los extremos de las alineaciones, definiendo esos dos caminos bien diferenciados que les comentaba antes.
Uno de estos caminos está perfectamente armado para el Lawful Good, nuestro tradicional Superman, con su moral intachable y siempre apegado a las leyes. La otra vía es para el Chaotic Evil, que es prácticamente un psicópata, él solo quiere ver destrucción sin importar lo que cueste o a quién tenga que sacrificar, un personaje típico de este tipo sería el Guasón. ¿Y mi anterior ejemplo? Da para unas interesantes discusiones, pero Thanos, probablemente sería un Neutral Evil o un Chaotic Good.
En el típico RPG, vas a poder jugar todas las misiones secundarias sin afectar demasiado la alineación que te interese representar, es ahí, en la exploración, que los juegos funcionan mejor, que se sienten verdaderos juegos de rol. Lamentablemente, en cuanto quieras hacer las misiones principales y avanzar en la trama, esa libertad, esa posible elección, se acota considerablemente.
Volvamos entonces a mi dieta, que ya es domingo y mañana debería empezarla. Si la alternativa clara que me dan al personaje ultra correcto es el psicópata, no me están dando tanto espacio realmente. No se ustedes, pero yo, aunque diga que no voy a ser el bueno de la película, a la hora de la verdad, no puedo ser el psicópata.
Para cerrar les tengo que hacer una recomendación casi obligada, porque todas estas limitaciones o restricciones que siento en los videojuegos, lógicas de alguna manera por lo complejo que sería eliminarlas, pueden desaparecer en un RPG, pero uno tradicional, el de mesa. Ahí existe la libertad de hacer lo que realmente quieras y ser el personaje que te interese ser.
¡Si tenés la oportunidad de jugar uno de ellos, con un buen Dungeon Master, no la dejes pasar!
Me pasa con el Diablo… desde siempre soy Barbaro, cada vez que me canso lo dejo meses, vuelvo diciendo que voy a probar con otra clase, lo hago 5 minutos, me canso y me hago otro barbaro jaja. Y ahora que lo pienseo, termino siempre con casi la misma build… la ultima vez que jugué si me termine alocando a full y lo hice femenino jajaja