Vivimos conectados en una LAN (y no nos dimos cuenta)

Soy de la época en la que para jugar «en línea», había que juntarse en una casa.

Verán, hace 25 años la única conexión a Internet disponible era la telefónica (los famosos modems Dial Up) y llegaba a 56KB, que a su vez transfería parejo unos 4KB/S con suerte. Lo que servía únicamente para navegar, chatear por IRC o ICQ o, de noche, bajar alguna canción a través de Napster y más adelante Audiogalaxy Satellite.

Así que, algunos fines de semana, uno desarmaba su PC, la ponía en el auto y marche para la casa del amigo con casa grande – o quincho – que ponía varios tablones y conectores de corriente y a meterle al gaming. Eran tardes/noches/madrugadas completas viciando a Quake II, Age of Empires, Unrel Tournament y hasta el Gran Prix ¡Que épocas! No olvidar las pizzas o los gigantescos sanguches de milanesa que permitían cortar un poco y salvar la vista de esos monitores CRT cancerígenos.

Y en el momento de comer, comenzaba el ritual de compartir…

A la hora de comer todos poníamos la carpeta Shared a disposición de todos. Se hacía en ese momento porque sino había forros que se la pasaban copiando cosas mientras otros jugaban y como teníamos HUB y no SWITCH la red se congestionaba totalmente. La magia de ir a las LAN era venirse con varios GB’s de música, juegos y hasta alguna peliculita que comenzaban a aparecer en el formato DivX. Era la primera vez que uno experimentaba la sensación de disponibilidad casi instantánea. Obviamente estábamos bastante limitados por la capacidad de los discos duros de entonces (alrededor de 10GB) y de lo que tardábamos en comer. Luego era llegar a casa y poner a grabaar en CD lo que considerábamos importante para, nuevamente, vivir conectados solamente de noche (porque el teléfono de la casa se usaba de día) y bajar, con suerte, a 4KB/S.

La era de la banda ancha, y ahora

En 2002 viví la experiencia de la banda ancha, digamos. Ya la conocía de Cybers, obviamente, pero por esas cosas de la vida me quedé a cuidarle el departamente a un amigo que vivía en Ciudad de Buenos Aires y tenía Cablemodem de Fibertel. Esos 256KB fueron lo más increíble que me habían pasado – a nivel tecnológico – en la vida. Pasé días jugando Quake III y bajando música a la vez, no lo podía creer.

¡Y no solamente uno podía usarlo de noche, sino que a toda hora!

Luego de eso, uno se va acostumbrando. Como todo en la vida cuando uno conoce una tecnología nueva tan disruptiva nos llega hasta los huesos pero luego los cambios se van incorporando de manera más suave y sutil, casi sin darnos cuenta. Así fue que comencé a trabajar en una casa de informática con ADSL, luego ADSL en casa, luego fibra en mi casa, luego Smartphone, luego Smartphone con 3G, más tarde con 4G, y ahora estamos con fibra de 300MB y 4G+ en el dispositivo que llevamos a todos lados.

Vivimos en una LAN, y no nos dimos cuenta

Acabo de escribir todo esto mientras actualizaba unos 20GB de un update del sensacional Call of Duty: MW2 (luego hablaremos del nuevo Warzone). Lo que me pareció increíble es que tardé menos en bajar 20GB que, hace 25 años, un MP3 de 3,5MB. INCREIBLE.

Obviamente, es una observación obvia, pero a veces es bueno parar la pelota tecnológica y mirar el recorrido. Y no solamente se trata del update de un juego. Se trata de sincronizar archivos grandes con la nube en Drive, mirar contenido en 4K como si nada, o pasar algún archivo de un par de GB’s de un laburo en 2 patadas. Vivimos en una LAN, y no nos dimos cuenta.

Por cierto, una LAN que es una WAN, pero todos me entendieron, espero