Si alguna vez dijiste «qué lindo era Warzone en la cuarentena» me gustaría decirte que te prepares.

Y por más que yo, hace un par de meses, le haya tirado tierra encima (además de desinstalarlo) no puedo dejar de hablar de esta novedad ya que el mítico mapa Verdansk está de vuelta. Así es, desde el pasado 3 de abril de 2025 con la Temporada 3 de Call of Duty: Warzone. Sí, el mapa que nos tuvo a todos confinados pero felices, cayendo en techos para pelar un francotirador mientras puteamos y nos cagabamos de risa, volvió.

En otro momento podría haber parecido otro movida desesperada de Activision para salvar este modo de juego, pero probablemebte quizás acá puede ser la primera movida de la salvación. Después de varias partidas encima (entre BR y Saqueo) debo decir que este mapa mantiene mística intacta, gráficos mejorados y tampoco perdió los movimientos omnidireccionales de Black Ops 6. Hace unos meses, en diciembre, les dije que lo desinstalaran, que el juego se había convertido en un carnaval de skins ridículas y cheaters. Pero ahora, realmente, creo que vale la pena instalarlo de nuevo ya que es un pasaje directo a esas épocas que nos marcaron.

Vuelven los francotiradores en los bosques.

Hace cinco años, Verdansk era nuestro refugio. Mientras el mundo se caía a pedazos, El Garufa, Tincho, Tala y yo nos metíamos todas las noches al lobby de Warzone para olvidarnos del encierro. Caíamos del avión, yo —el cagón del grupo— pedía ir a lootear tranqui por unas casas perdidas, y entre charlas al pedo y algún “¡cuidado, que viene el gas!” armábamos nuestro ritual.

Ese mapa inmenso, con el aeropuerto tamaño real, los bunkers de la Segunda Guerra y el estadio de fútbol, nos hacía sentir en una ciudad soviética donde la muerte estaba a la vuelta de la esquina. Hoy, en 2025, esa sensación sigue ahí. No es la pandemia, pero la tensión, la ansiedad y esa adrenalina de querer entrar en el top 10 te pegancomo un ataque aéreo de presición.

El Warzone de siempre: el nuevo Warzone

¿Qué cambió? Todo y nada. El Verdansk que volvió no es una copia vieja: tiene mejor iluminación (ahora ves hasta el último ladrillo del Torsk Bloc), texturas que dan ganas de tocar, y caminos nuevos para trepar sin partirte el alma. Sumale los movimientos de Black Ops 6 —te deslizás, te tirás al piso y girás como si fueras un ninja—, y tenés un juego que se siente fresco pero familiar. La Kilo 141 está de vuelta gratis para todos, los helicópteros zumban sobre el puerto, y el gas sigue siendo ese hijo de puta que te corre mientras lootás. Es como si Activision hubiera escuchado nuestras puteadas y dijera: “Tomen, gurises, el Warzone que se merecen”.

Nos volvemos a cruzar en Down Town.

No me malinterpreten, no es perfecto. Todavía hay bugs que te sacan a Windows (sí, en PC sigue siendo un desastre técnico a veces cómo lo que le pasa a mi amigo Eze que corre a menos de 60FPS con un Core i5 12400f y una Geforce RTX 3070) y el matchmaking puede ponerte con pibes que parecen pros de Twitch. Pero dejando eso de lado, cuando caés en el tejado de Superstore, escuchás el sensor de latidos marcando enemigos y el círculo se achica, se te pone la piel de gallina mientras se te pianta un lagrimón. Es ese cosquilleo de avanzar con el equipo, de planear «vamos por la represa» mientras el Tincho se queja de mi «manquez». Si lo dejaste porque se llenó de Caperucitas Rojas y aimbots, volve a darle una oportunidad. Está bien, a veces vas a ver el carnaval de skins ridículas: pero este mapa invita a guerra, es Verdansk, es lo que nos conquistó en un momento de mucha debilidad.

Que bronca cuando te matan con estos…

Así que, si estás leyendo esto y hace rato que no tocás Warzone, haceme caso: bajalo otra vez, aunque sea para ver si estoy delirando.

Sí, en diciembre les dije que lo borraba, pero este Verdansk me hizo revisar nuevamente mis palabras. Juntá a los P1GS o a quien tengas a mano, y dale una chance de nuevo. Vas a volver a sentir de esa emoción de saltar del avión, de lootear armaduras mientras charlás pavadas, de correr con el corazón en la boca cuando quedan 25 vivos. Verdansk no es solo un mapa, es un pedazo de nuestras noches de cuarentena, y ahora está más vivo que nunca.

Los techos de la cancha de fútbol me miran y me dicen: “¿Dónde estás, boludo?”.

Animate pibe, la verdadera guerra volvió, y te está esperando.

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