Hace unos treinta años, tuve mi primer PC. Era una 386, con 4MB de RAM, un rígido de 540MB (sí, leíste bien: megas, no gigas) y, como cereza del postre, un monitor color SVGA. ¿Por qué arranco con esto? Es simple. Mi primera interacción con la computadora fue bajo DOS, una línea de comandos a través del teclado.
Con el correr de los años, noté que la interfaz de usuario (UI) de DOS, aunque básica y carente de «diseño», era sorprendentemente accesible: su texto blanco sobre fondo negro era fácil de leer para personas con discapacidades visuales o daltonismo. Además, no requería la precisión de un mouse (que en esa época eran bastante ortopédicos), ni tenía limitantes de velocidad. Sin darse cuenta, habían creado una interfaz accesible y eficiente.
La importancia de la accesibilidad
Tal vez me digan que en esa época no había lectores de pantalla a voz tan eficientes como los de hoy en día, pero ¿alguna vez reparamos en la accesibilidad a través de la sencillez?
Antes de seguir, voy a tratar de darles un resumen de qué es la accesibilidad: se basa en que algo (una calle, habitación, sistema operativo, computadora o videojuego) pueda ser usado por la mayor cantidad posible de personas sin que una discapacidad (o la disminución parcial de una capacidad física) sea una limitante o directamente un factor de exclusión. En la calle, podemos verlo con las rampas para sillas de ruedas en las esquinas (siempre y cuando algún “capo” no las bloquee estacionando mal), los semáforos con alertas sonoras, o las baldosas con marcas para seguir con el bastón.
En el hardware estándar, podemos notarlo en cosas muy simples, como los teclados clásicos QWERTY con marcas en las teclas F y J para saber dónde posicionar los dedos. En el software, tenemos lectores de texto a voz para ciegos, voz a texto para sordos, opciones de alto contraste para daltónicos y texto grande para aquellos con disminución visual.
Volviendo a la vieja 386, en ese entonces me vino con Windows 3.1. Como todo chico que estaba bastante al pedo en su casa, después de jugar a todos los juegos y hartarme de paintbrush (el abuelo de paint), exploré cada opción: desde el tutorial para aprender a usar el mouse (sí, mocosos: en la edad de piedra nos venía ese apartado para quienes éramos hijos del teclado) hasta las opciones de cambiar la apariencia de las ventanas y menús (aún no existían los “fondos de escritorio”). Entre ellas, encontré combinaciones de colores «alto contraste» que me parecían feas y no entendía: «¿Por qué alguien usaría estos colores fluorescentes y violeta tan feos?», me preguntaba.
Décadas después, como diseñador especializado en UX, entendí que Microsoft estaba adelantada a su época. Incluso descubrí que tenían publicado la historia del “Compromiso Microsoft con la Accesibilidad”, aunque hoy en día esta info ya no está al alcance (solo mediante Wayback Machine).
Los primeros pasos hacia la accesibilidad en tecnología
En 1988, Microsoft comenzó a hacer de Windows 2.0 un producto accesible, trabajando con el Trace Research and Development Center de la Universidad de Wisconsin. Implementaron mejoras para personas sordas, mostrando alertas sonoras en pantalla, y compatibilidad con dispositivos especializados para aquellos con limitaciones motrices, conectados al puerto serie. Esta «Access Utility» se incluyó luego en el «Access Pack», a la par que trabajaron en el Access DOS (un disco adicional que era obviamente para el DOS que traía funciones extras de accesibilidad), mejoras para tipeo a una mano y con soporte para teclado simplificado (distribución DVORAK), además del teclado QWERTY que usamos como estándar.
A partir de 1992, Microsoft ya tenía un equipo propio trabajando en accesibilidad, lo que derivó en una expansión para Windows NT y al soporte y fomento de la tecnología de asistencia, como lectores de pantalla, e impulsando la compatibilidad para cada vez más dispositivos de este estilo. Con el lanzamiento de Windows 95 se dio un gran paso para la accesibilidad: prender la PC y que inicie en el sistema operativo con interfaz gráfica simplificaba mucho estas cuestiones que ya venían incluidas y no eran un pack aparte. Para 1998, incluso Bill Gates impulsó el Día de la Accesibilidad, y estos avances le valieron premios.
Entrando en la década del 2000, todo esto fue mucho más profundo. Office 2000 incluyó varios modos de alto contraste, mayor personalización y otras funciones que fueron de la mano con las incluidas en los nuevos navegadores como Internet Explorer 5, que traía autocompletar y otras funciones predictivas que hoy son super comunes pero en aquel entonces eran muy novedosas y mejoraron mucho la experiencia de los usuarios.
El gran salto fue con Windows 2000, seguido del infame Windows Me y el querido Windows XP, que incluyeron de serie lectores de texto a voz y mejoras en opciones para el mouse (como sensibilidad y tamaños de cursor), además de soporte de habla y subrayado para tecnología de asistencia, y más soporte de teclado. Lo que más ha mejorado esta experiencia siempre ha sido la suma de opciones de personalización, beneficiando no solo a quienes tenían este tipo de limitaciones sino al público en general.
Incluso el diario La Nación destacaba en una nota de aquel entonces que Windows XP incluía las opciones de accesibilidad mediante atajo de teclado (Windows+U) y resaltaba que el sistema incluía un narrador.
El auge de la accesibilidad en la década del 2000
Durante la década del 2000, estas mejoras se profundizaron, especialmente hacia el final, gracias al avance tecnológico. Se incluyeron más funciones, como la descripción en imágenes utilizadas en documentos y presentaciones, que ahora pueden ser interpretadas por lectores de pantalla, y mayores opciones de interfaz y atajos. La explosión tecnológica de los smartphones impulsó aún más esta tendencia: ninguna empresa quiso quedarse afuera y perder clientes, trayendo mucha más simplicidad y comodidad.
Desde nuevos esquemas de diseño, como el minimalismo plano que reemplazó a la estética Frutiger Aero, hasta mejoras en la ergonomía y sencillez, los sistemas fueron cada vez más fáciles de usar y con menos limitantes. Empresas como Apple también se sumaron, ofreciendo opciones casi idénticas a las de Windows (aunque con menos variedad de periféricos soportados), ya que no querían dejar a ningún consumidor aislado de sus ecosistemas.
Los tiempos cambiaron muchísimo. Hoy en día, el Diseño de Experiencia de Usuario (UX) se basa en hacer todo más sencillo e intuitivo para los usuarios finales, considerando siempre desde su génesis el aspecto de la accesibilidad. Sería impensable que en la actualidad alguna empresa anuncie un nuevo producto tecnológico, sea una PlayStation o una nueva versión de PowerPoint, que no incluya opciones que lo vuelvan accesible.
Es genial ver productos como el Xbox Adaptive Controller o el God of War Ragnarok de PS5, que recibieron un sinfín de elogios y premios por su impacto gracias a lo que significaron para que menos gente quede excluida en esta industria.
El control de Xbox marcó con tal fuerza el terreno que ahora Sony está trabajando en una versión propia de un control accesible para su PS5. Sin lugar a dudas, Microsoft abrió (sin querer) la puerta para que muchos otros lo siguieran y se desarrollara software y hardware cada vez más inclusivo.
Productos pioneros como el “Tec-Mouse”, que permite a personas con dificultades para manejar un mouse convencional moverse por la pantalla, o el “tecladap” (un teclado adaptado de 50 botones más grandes que uno convencional), siguen existiendo hoy en día con muchas mejoras. Incluso han aparecido tecnologías de punta con sensores de movimiento ocular que permiten navegar pantallas, tal y como los que usan personas con ELA, como es el caso de Esteban Bullrich, para comunicarse. Reconociendo el movimiento de su iris, puede elegir entre distintas palabras para que, aunque lo único que pueda mover de su cuerpo sean los ojos, le permita comunicarse con otras personas mediante un sistema.
Nuestra vida, cada día más accesible (aunque no lo «necesitemos»)
La accesibilidad tiene varios ejes fundamentales que permiten que la tecnología no solo nos entretenga, sino que también mejore nuestra calidad de vida. Tengamos o no discapacidades, nos permite tener más libertad de personalización y simplicidad al utilizar entornos digitales. El UX moderno y sencillo de Windows, Mac o Ubuntu es resultado de varios años de intentos por democratizar el acceso a la tecnología, lo que nos brinda un montón de ventajas y opciones que en el día a día no notamos.
Ya sea que aumentemos el tamaño de los íconos y texto en nuestras PCs, o le hablemos a Google Asistant para saber el clima, estas opciones quizás jamás habrían llegado a nosotros sin considerar la accesibilidad desde el principio. Incluso cosas que no sospechamos son accesibles, tales como capturar rápido y en movimiento con una cámara digital o arrancar un auto en pediente.
Ah, hablando de autos… si veo que lo estacionás tapando una rampa, te lo rayo. Corta.
Excelente nota Lucas, que importante es que la tecnología sea cada vez más inclusiva con personas con alguna discapacidad/disminución motriz y/o visual
Hola! Muy buen artículo. Interesante lo del Access Pack para DOS, y las primeras mejoras introducidad ya en Windows 2.0.
La verdad, desconocía de desde esos tiempos ya se estuviera contemplando este tema. No obstante, no puedo dejar de sentir que esto está siendo dejado de lado en las últimas versiones de Windows. Mi señora tiene un problema en los ojos y le cuesta ver cuando el contraste de las letras o de los elementos en pantalla es bajo. En Windows 10, las opciones están muy limitadas en cuanto a la posibilidad de personalizar colores o tipos de letra en la interfaz.
Alguna vez me opere de queratocono. Y esa vez vi Windows con otros ojos.
El tema negro y violeta es un alivio para el dolor de vista producido por la luz.
Otra parte de la accesibilidad son los lectores en pantalla. El lector de Edge puede servir a las personas con problemas de concentracion.