Cuando se anunció que la pelicula de Mario era una realidad y no un deseo a futuro, un proyecto con una meta definida y fecha de estreno, me invadieron distintas emociones.
En realidad sentí una mezcla de curiosidad y alegría, pero también.. una pizca de inseguridad. Así que voy a ser completamente sincero y honesto: esta inseguridad surge desde la vulnerabilidad de un Noodlesito de 8 años, mi yo de la infancia, ese que creía que todo lo que ocurría en una sala de cine o en TV era magia pura, donde no había criterio de selección a la hora de elegir ver algo.
Realmente creía que había una mano mágica y bondadosa que de manera divina podía trasladar lo que tanto amaba, los videojuegos, a la pantalla grande.. ese mundo de adultos el cual creía que no podía ser invadido por esta afición, era algo totalmente impensado. Así, en 1993 llegó Super Mario Bros, la película.. si, ESA película.
Se imaginaran la confusión que rodeó todo lo vinculado a su estreno: nadie entendía nada, ni los fans, ni los padres, nadie.
Tengo un recuerdo muy presente en el cual mis viejos y yo mirábamos la película, y mientras ésta avanzaba sentía su mirada pesada y acusadora cada 5 minutos, todo era silencio y nadie decía nada porque sabíamos que lo que estaba pasando en la pantalla era un delirio, oscuro y retorcido. Hay sucesos que marcan un precedente, negativo o positivo, de manera inevitable debido a su propio peso y Super Mario Bros (1993) fue uno confuso y amargo, muy amargo para alguien tan pequeño.
Es por eso que hoy, 29 años después me invaden recuerdos y sensaciones que ponen en jaque el rebrote de felicidad, pero esta vez es distinto porque mientras yo trataba de mantenerme algo escéptico y distante en la revelación del trailer en la última Nintendo Direct, mi hijo de 9 años saltaba de alegria, emocion y nervios.. y fue ahí en ese momento donde me vi reflejado como padre e hijo al mismo tiempo, vi al Noodlesito de 8 años sentado a mi lado, creyente y feliz por divertirse. Dejé caer toda coraza prejuiciosa y decidí sumarme a la alegría junto a mi hijo, donde volvimos a ver el trailer varias veces en búsqueda de easter eggs y teorías. Nos divertimos con algo que al fin y al cabo está dirigido a entretener sin importar la edad.
En esta ocasión Nintendo tiene control absoluto sobre el lanzamiento de cada producto, transmisión y noticia sobre sus juegos, cuidados celosamente al pie de la letra. Podríamos tomar como ejemplo el proyecto truncado entre Netflix y Nintendo en 2015, sobre una serie de The Legend of Zelda que nunca se llevó a cabo. Nintendo había cancelado todo debido a una filtración por parte de Netflix sobre esta alianza y sus intenciones de llevar a la pantalla tanto a Zelda como a Star Fox. Solamente ese motivo fue el causante de que Nintendo ponga luz roja en sus proyectos audiovisuales y los cancelara, y de todo esto recién nos enteramos en 2021, 6 años después.
Este es el nivel que Nintendo maneja con su propiedad intelectual, tal vez no era el momento otal vez hubiera sido un desastre, nunca lo sabremos. Hoy solamente tenemos la certeza de que The Super Mario Bros The Movie es una realidad inminente a estrenarse en Abril de 2023 y supervisada ni más ni menos que por Sigeru Miyamoto, donde como vemos históricamente hay mucha responsabilidad, peso y nervios de ambos lados, es decir de toda Nintendo y sus fans. Y si bien en estos últimos años tenemos precedentes de adaptaciones a la pantalla de diferentes sagas de videojuegos que pregonan un buen y próspero futuro en este género, Mario siempre llevará el estandarte generacional del progreso del entretenimiento, y Nintendo lo sabe.
Mi yo de ahora, el de que tenía 8 años en 1993 estamos esperando algo bueno, y ojalá que así sea.