Soy Guillermo, un gamer old school que ha pasado por todas las generaciones de gamepads de Microsoft. Este es un relato en primera persona, con mucho amor por aquellos primeros joysticks… y con bastante bronca por lo que vino después. Si alguna vez estuviste enamorado de un producto tecnológico y con el tiempo te terminó rompiendo el corazón (literal y metafóricamente), esta historia te va a sonar familiar.

Porque lo mío con los gamepads de XBOX fue exactamente eso: un romance que empezó con pasión y terminó en frustración.Todo comenzó con esos primeros controles de Microsoft: desde el enorme joystick de la XBOX original hasta los legendarios pads de la XBOX 360. Aquellos eran tiempos dorados. Los gamepads de XBOX 360, en particular, resultaron ser unos verdaderos tanques de guerra. Tenían una durabilidad que superaba lo increíble y rozaba lo imposible. En mi casa tengo varios controles de XBOX 360 con 7 años de uso intenso y siguen funcionando bárbaro. Y cuando digo uso intenso, me refiero a haber sobrevivido a sesiones de juego con mi amigo el Gordo Christian, que pesa 140 kilos y maltrata los joysticks como si fueran de goma espuma. Increíblemente, los pads de 360 son a prueba de «gordos Chris» (un amigo que pesa unos 150kg y maltrata por demás a los pobres gamepads) ya que aguantan baqueteo del bueno y siguen dando batalla. A lo sumo se les gastaba la gomita de los sticks analógicos de tanta paliza, pero eso tenía arreglo fácil cambiando las caps. En resumen, aquellos primeros gamepads de Microsoft eran prácticamente irrompibles.

Time for Gaming. Imagen de Gaston Gaiduk

Eran otros tiempos. Microsoft parecía obsesionada con la calidad: los controles de XBOX 360 eran la obra maestra de la ingeniería moderna, como una vez comentaron en el blog. Podías jugar horas y horas, día tras día, y el joystick seguía firme, sin ruidos raros, sin juego en las palancas, sin botones flojos. Del hardware no te tenías que preocupar; sólo de jugar y pasarla bien. Yo estaba enamorado de esos gamepads. Eran cómodos, fiables y resistentes a más no poder. No por nada muchos PC gamers adoptaron el pad de 360 como el estándar de facto por años.

Cuando la calidad dejó de importar (XBOX One y adelante)

Pero… Ups. llegó la generación de XBOX One y algo cambió. Microsoft rizó el rizo (como dicen los gallegos) en lo que respecta al diseño: los gamepads de XBOX One son ergonómicamente casi perfectos – mejoraron incluso lo ya excelente del control de 360 – pero lamentablemente no tuvieron la misma robustez. En criollo: resultaron más frágiles, más chotos. Mi experiencia personal lo confirma: los dos controles de XBOX One que tengo terminaron rompiéndose. ¿La causa? Un (a mi humilde entender) error de diseño: un plastiquito interno del stick analógico izquierdo que se quiebra con el uso. El control sigue andando después de romperse esa pieza, pero queda flojo, con una fragilidad molesta al presionar o mover el stick en ciertas direcciones. Y no fue mala suerte mía solamente: Internet está lleno de gente puteando por esto, y con razón, porque acá en Argentina cada control sale un ojo de la cara (o lo mismo que un par de zapatillas buenas). En pocas palabras, con XBOX One se rompió el hechizo: la durabilidad ya no era prioridad para Microsoft, por lo visto.

Para colmo, en la generación XBOX One apareció la tendencia de lanzar controles «Pro» súper caros (hola, Elite Series). En aquel entonces yo no llegué a comprar el Elite original, pero recuerdo que ya se comentaba que tenía problemas de calidad a pesar de valer una fortuna. De hecho, el Elite Controller v1 estuvo plagado de fallas (grips que se despegaban, bumpers que se rompían y más), algo que Microsoft prometió haber mejorado en el Elite Series 2. El tema es que no fue exactamente, ya que, con sus refinamientos, el Elite 2 trajo sus propios dolores de cabeza para muchos usuarios.

Mi experiencia Elite: del la «felicidad» a la frustración

Finalmente, hace unos meses decidí dar el salto y darme un gusto: compré un Xbox Elite Wireless Controller Series 2 Core, el supuesto estado del arte de los gamepads de Microsoft. Lo pagué alrededor de 150 dólares – una pequeña fortuna por un joystick, pero yo pensaba: «bueno, si los de 360 me duraban años, y este es Elite, me tiene que durar una década». Tenía expectativas altísimas y las primeras horas jugando EAFC 25  fueron de ensueño: el control se siente premium, pesado pero balanceado, con grip texturado, gatillos ajustables y toda la bola. Realmente parecía que valía cada peso invertido… hasta que dejó de funcionar correctamente. Con sólo un par de horas de uso, mi flamante Elite 2 empezó a fallar: el stick izquierdo de repente se sentía suelto, como si se hubiera desatornillado internamente. La precisión se fue al demonio.

Me di cuenta de que el Elite 2 viene con una herramienta para ajustar la tensión de los sticks (sí, podés calibrar cuán duras o blandas se sienten las palancas). Así que agarré el mini destornillador que trae y ajusté el stick izquierdo girándolo hacia la derecha hasta donde tope, para que volviera a estar firme. Y funcionó… por unos minutos. Tras un rato de jugar, el maldito stick se volvió a aflojar solo. Lo vuelvo a apretar, juego un poco, y otra vez queda flojo. Entré en un bucle infernal de «ajustar, jugar 10 minutos, notar que se desajustó, volver a ajustar». Imaginate la bronca que me agarró. Uno paga un dineral por la versión «Elite» del control esperando lo mejor de lo mejor, y me encuentro con que se desarma solo con el uso normal. ¡Ni siquiera llegué a maltratarlo! Lo usé con la misma delicadeza ninja con la que cuido todos mis joysticks. Pero parece que ni así…

Llegué a pensar «¿seré yo el único boludo al que le pasa esto?». Pero no: rápidamente buscando online encontré que no estoy solo. En foros y comunidades muchos describen exactamente el mismo problema: «el stick izquierdo se desenrosca solo; lo puedo apretar hasta el tope, pero tras jugar un rato se afloja de nuevo». Un representante de Microsoft incluso aclaró que el stick no debería girar libremente ni aflojarse por sí solo, y que si lo hace es porque el control está defectuoso. Bingo. O mi unidad salió fallada de fábrica, o directamente hay un lote entero (¿o toda la tirada?) con este problema de ensamblaje. En cualquier caso, la sensación es horrible: tener un joystick «pro» y no poder usarlo tranquilo por miedo a que se desarme en plena partida.

Uno de los tantos Gamepads de XBOX One que tuve. Todos terminaron mal.

Como si esto fuera poco, viene el remate final de mi desazón. Decido hacer valer la garantía (al fin y al cabo, lo compré hace pocos meses, debería estar cubierto). Me meto en la web de soporte de Microsoft, ingreso el número de serie… y ¡sorpresa! El sistema me dice que mi Elite Series 2 está fuera de garantía. ¿Cómo puede ser? Resulta que originalmente Microsoft daba apenas 90 días de garantía para este control (sí, leyeron bien: tres meses para un producto de 200 dólares). Tuvieron tal aluvión de quejas que no les quedó otra que extender la garantía a 1 año desde la compra. Pero aparentemente en mi caso eso no sirvió de nada: quizás por haberlo comprado importado, o vaya uno a saber qué burocracia, la página me lo declara «out of warranty». En resumen, me tengo que meter los 200 dólares por donde no entra el sol, porque oficialmente Microsoft no se hace cargo. La frutilla del postre de esta tragedia gamer.

No soy el único: quejas globales y excusas oficiales

Investigando un poco más, descubro que mis penurias forman parte de un problema mayor a nivel mundial con los gamepads de Microsoft más recientes. No se trata sólo de sticks flojos: hay un rosario de inconvenientes reportados por usuarios. Para listar algunos:

  • Drift en los análogos: ese fenómeno odiado donde el personaje se mueve solo sin tocar nada. Le ha pasado tanto a dueños de XBOX One como de Elite Series 2. De hecho, el Elite 2 fue añadido a la lista de controles demandados en una acción judicial colectiva en EE.UU. por el tema de los joysticks drifting. Los potenciómetros de los sticks analógicos tienden a desgastarse y generar lecturas erróneas con el tiempo (un defecto común a todas las marcas, dicho sea de paso).
  • Botones que no responden o se pegan: En los Elite 2 muchos se quejaron de que los botones frontales (A, B, X, Y) a veces no registran bien las pulsaciones o se quedan medio atascados. Un pecado imperdonable en un mando premium pensado para juegos competitivos.
  • Problemas de construcción en general: Bumpers superiores que se rompen con uso moderado (herencia del Elite v1), grips de goma que se despegan con el calor o el tiempo, e incluso fallos en la carga de la batería interna en el Elite 2. En mi caso fue el stick flojo, en otros es otra cosa; el punto es que la lista de fallas reportadas es larga.

Lo más indignante es que Microsoft reconoció (muy por lo bajo) que un «pequeño porcentaje» de usuarios estaba experimentando problemas mecánicos con el Elite Series 2. Fue tal el ruido que debieron salir a anunciar públicamente la extensión de garantía que mencioné antes. Incluso ofrecieron reembolsar a quienes pagaron reparaciones antes de ese anuncio. Pero claro, oficialmente dicen que son casos aislados, “small percentage”. Cuesta creerlo cuando ves tantos posts, videos y reclamos online de gente con controles nuevos fallando. Por ejemplo, mis pads XBOX One rotos por el famoso plastiquito del stick no fueron casos aislados: había foros llenos de jugadores furiosos por eso. Con el Elite 2 está pasando algo parecido, aunque sean problemas distintos. Tanto es así que Microsoft terminó llevándose una demanda colectiva por los joysticks con drift y otros desperfectos, y prefirió resolver muchas quejas vía arbitraje antes que ventilar el tema en un juzgado. Cuando el río suena…

Llegados a este punto, uno se pregunta: ¿qué carajos te pasó, Microsoft? ¿Cómo pasamos de aquellos controles indestructibles de la 360 a esta situación, donde ni el mando “Elite” de segunda generación se salva de fallas vergonzosas? Algunas posibles causas las tengo claras. Primero, creo que hay un tema de costo y diseño: para abaratar o por descuido, metieron componentes internos de calidad discutible.

¿Sabías que el Elite Series 2 de $180 usa prácticamente las mismas palancas analógicas que un control de $30? No es joda: bajo la carcasa, el hardware de los sticks del Elite 2 es idéntico al de un control común corriente. Todos usan el mismo módulo de joystick fabricado por Alps, el modelo RKJXV, desde el DualShock 4 de PlayStation hasta el Switch Pro Controller e incluso el Elite de Xbox. Es el secreto sucio de la industria: por más pro y caro que sea el mando, si usa los mismos potenciómetros de siempre, tendrá la misma debilidad intrínseca. Y según la propia hoja de especificaciones de Alps, esos sticks tienen una vida útil estimada de 2.000.000 de ciclos. Puede sonar a mucho, pero hagamos números: un ingeniero de iFixit calculó que jugando a un shooter (que exige bastante el stick) uno puede llegar a esos 2 millones de movimientos en unas 400 horas de juego, que vienen a ser unos 6-7 meses jugando 2 horas por día. Pasado ese uso, las probabilidades de drift o fallos aumentan exponencialmente. Es decir, nada dura para siempre, y los potenciómetros analógicos menos. Antes tal vez ni nos dábamos cuenta porque los pads no fallaban antes de tiempo, duraban años y para cuando aparecía algún drift ya estábamos pasando a otra generación. Pero ahora pareciera que los problemas llegan mucho más rápido, ya sea por falta de control de calidad, diseños más complejos y frágiles (como el ajuste de tensión en el Elite 2, que agrega un posible punto de falla), o simplemente porque estamos jugando más horas que nunca y llevamos al límite a los componentes. Probablemente sea una combinación de todo.

Toda mi familia de Gamepads de XBOX. Allá por 2017/2018.

Lo cierto es que en mi caso el Elite 2 no llegó ni a acercarse a ese límite teórico de desgaste: falló a las pocas horas, lo cual indica un defecto de fabricación más burdo todavía. Y eso es lo que más duele: ver cómo Microsoft, una empresa que supo ganarse nuestro amor con periféricos de calidad suprema, hoy parezca conformarse con lo que salga.

¿El DualSense de PS5 al rescate?

Con toda esta decepción a cuestas, confieso que me estoy planteando seriamente cambiar de bando en lo que a gamepads se refiere. Sí, algo impensado para mí hasta hace poco: ¿Será hora de darle una chance al control de PlayStation 5 en PC?. He escuchado maravillas del DualSense de la PS5: que si la construcción es sólida, que si los gatillos adaptativos y la vibración háptica son una locura, que si ergonómicamente Sony por fin alcanzó (o superó) a Microsoft. Incluso el propio yo del pasado insinuó que probablemente los DualSense sean los mejores controles de esta generación. Y sinceramente, visto lo visto, la idea de un joystick que no se rompa al primer uso suena muy tentadora.

Ahora bien, la pregunta del millón: ¿Conviene el DualSense para usar en PC? La respuesta corta: depende. En cuanto a calidad de construcción y prestaciones puras, el pad de PS5 es excelente. No he leído que tenga problemas masivos de sticks flojos ni cosas raras (aunque ojo, tampoco es inmune al drift a largo plazo, porque como dije usan el mismo tipo de potenciómetros). La ergonomía es subjetiva: a algunos nos resulta más cómodo el mando de Xbox, a otros el de PlayStation. Pero dejando eso de lado, el DualSense ofrece funciones avanzadas únicas: vibración háptica localizada, gatillos con resistencia dinámica, panel táctil, giroscopio, etc. ¿El problema? Muchas de esas genialidades no las vas a poder aprovechar plenamente en PC, al menos por ahora. Fuera del ecosistema PlayStation, el DualSense se degrada a “un joystick más”. En Steam ya hay bastante soporte (reconoce el control, mapea los botones correctamente e incluso algunos juegos en Steam permiten usar la vibración háptica), pero la mayoría de los juegos de PC no tienen integración nativa con las funciones especiales del DualSense. Por ejemplo, los gatillos adaptativos apenas unos pocos títulos en PC los soportan oficialmente. Y si lanzás un juego fuera de Steam, seguramente tengas que recurrir a programas terceros o configuraciones manuales para que el juego vea al DualSense (muchos lo detectan como mando genérico DirectInput, sin los prompts correctos en pantalla, etc.). En cambio, conectar un control de Xbox a PC es plug and play total: Windows lo detecta al toque, casi todos los juegos lo toman perfecto con los botones de Xbox, y a jugar.

Resumen estilo lista – Pros y contras del DualSense en PC, según mi experiencia e investigación:

  • Calidad y funciones: Excelente fabricación, muy buen agarre y materiales. Los gatillos adaptativos y vibración HD son increíbles… en juegos que los soportan.
  • Precio razonable: Cuesta bastante menos que un Elite 2. Por el precio de un Elite, te compras casi tres DualSense estándar.
  • Compatibilidad nativa limitada: Fuera de Steam, toca ensuciarse las manos con drivers o utilidades (p. ej. DS4Windows) para emular un control de Xbox o lograr compatibilidad amplia. No todos quieren lidiar con eso.
  • Features desaprovechadas: Las features especiales (gatillos con resistencia, vibraciones hápticas) prácticamente no existen en Windows salvo contados casos. Estás básicamente usando el DualSense como un mando común sin su magia distintiva.
  • Batería interna: A diferencia de Xbox (que usa pilas AA o packs removibles), el DualSense tiene batería interna recargable. Esto tiene su lado bueno (no gastar en pilas) pero también su contra: la batería dura cierto número de ciclos y con los años pierde capacidad. He notado que los DualShock de PS4 a los pocos años ya duran poco y hay que cambiarles la batería, mientras mis viejos XBOX 360 siguen funcionando perfecto simplemente poniendo pilas nuevas. Es algo a considerar para la vida útil a largo plazo.

En conclusión, el DualSense de PS5 es un digno competidor e incluso supera al control de Xbox en varios aspectos tecnológicos. Pero en el contexto PC gamer, el camino fácil sigue siendo Xbox. Duele admitirlo, pero Microsoft nos tiene medio cautivos: sus gamepads se integran de maravilla en Windows y los juegos, al punto que muchos ni siquiera reconocen correctamente un botón de PlayStation sin parche. Entonces, aunque calidad de hardware hoy por hoy me inspira más confianza la de Sony, en la práctica cambiarse no es tan simple si pretendés usar todas las funciones sin complicaciones.

Una desazón difícil de tragar: la actualidad de Microsoft en periféricos

Termino esta catarsis con sentimientos encontrados. Por un lado, está la nostalgia y el amor que aún le tengo a aquellos gamepads de XBOX 360 que nunca me dejaron a pata. La vara de calidad quedó altísima gracias a ellos. Por otro lado, siento enojo y desilusión con Microsoft por haber dejado caer ese estándar de excelencia. No puedo creer que su control Elite Series 2, que debería ser la cúspide de su saber hacer, me haya salido tan defectuoso. Es frustrante y francamente inaceptable. Microsoft necesita urgentemente replantearse sus controles: no basta con que sean lindos y ergonómicos; tienen que volver a ser confiables. De nada sirve agregar giladas (perillas de tensión, palancas intercambiables, etc.) si el corazón del dispositivo falla.

Mientras escribo esto, miro de reojo mi viejo pad de 360 sobre el estante. Arañado, gastado, con las gomas de los sticks cambiadas gracias a repuestos chinos… pero funcionando al 100%. Y abajo, en el cajón, yace el Elite Series 2 flamante, carísimo, prácticamente nuevo, pero inutilizable. Una imagen tristísima para cualquiera que ame la tecnología. Siento que pasé del amor al odio con los gamepads de Xbox, y todo por culpa de la desidia en la calidad.

Quizás mi error fue ver este dispositivo en un lugar donde no pensé que lo iba a ver (hola, Shopping de Paysandú) y sentir FOMO al verlo a un precio relativamente bueno. Dije «chau, si el v1 salió maso, este no debe tener tantos problemas» y le entré como cascarudo al foco. Lamentablemente no tardé mucho en enterarme que era una poronga atómica.

Este era el Gamepad Elite V1. Yo, como un pelotudo me compré el 2 sin leer reseñas, y así me fué.

¿Seguiré usando controles de Microsoft en el futuro? Sinceramente, no lo sé. Quizás les dé otra oportunidad si sacan un Elite Series 3 y veo que aprendieron la lección (y que no se rompe con mirarlo). O capaz termine cayendo al lado PlayStation para jugar en PC, resignando algo de comodidad plug&play a cambio de fiabilidad. Lo que sí sé es que, como fanático de Xbox de toda la vida, me duele en el alma tener que escribir estas líneas. ¿Qué te pasó, Microsoft? Antes hacías joysticks «a prueba de Gordos Christian», y ahora tengo que andar con destornillador en mano ajustando un stick que se afloja solo. En fin… Ojalá en Redmond lean las millones de quejas y retomen el rumbo, porque de lo contrario van a perder (más) fieles.

Yo por lo pronto, seguiré jugando como pueda, con amor por los juegos pero con desazón por el joystick. Y esperando, con algo de esperanza ingenua, que vuelvan esos gloriosos tiempos en que un gamepad de Xbox era sinónimo de calidad impecable.

1 COMENTARIO

  1. tenes razón cuando le regale la primer xbox que salió a mi sobrino. vi la calidad del joystick y me asombraba, compre uno para jugar en la pc. me duro años.. luego crecí y no jugué mas… pero en algún lado debe haber quedado…

Dejá una respuesta

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí