Adam Smith. Brillante en justificar porque la Inglaterra imperialista y colonialista tenía más riqueza que sus vecinos.

No era tan difícil, si me preguntan 400 años más tarde y con el diario de mañana, vos invadís, conquistas, esclavizas, regulas y comercias hasta que no quede metro cuadrado donde no se pueda ver tu bandera. Si algo nos quedó de este análisis es una estructura de máximas para analizar y darle forma, no solo a la sociedad sino a cada uno de nosotros en general es que Adam Smith es por lejos el primer globalista. Aquel que vivió quizá una de las épocas más caóticas y empoderantes del comercio marítimo, y pudo escalar y predecir sus efectos con más o menos 4 siglos de precisión. No es poca cosa. No es poca cosa en absoluto.

La riqueza de las naciones es el resultado de sus importaciones y exportaciones, medido mediante el precio internacional de ambas.

Tres variables claves: Qué compramos, qué vendemos y a cuánto lo cobramos

La magia del liberalismo está en que el precio de las cosas depende del mercado. «La mano mágica del mercado». Esta mano que en teoría altera los precios de los productos exclusivamente bajo los mecanismos de oferta y demanda.

La ley de oferta y demanda es fácil de entender, pero difícil de navegar. En términos generales, los precios no los pone ni dios, ni una institución, los precios los ponen las personas. Y las personas suelen subir o bajar los precios de la mano a cuánto están vendiendo y cuánto tienen por vender.

La mejor forma de entender el libre mercado es imaginándonos una isla con mil personas. Digamos que esta isla se alimenta de la pesca, y como toda sociedad normal, tiene sus ricos y sus pobres. De la misma manera como tiene sus muy ricos y sus muy pobres. La pesca, como todo, es altamente impredecible. Pero, sobre todo, de nada sirve el pescado no vendido. Vender se tiene que vender. Porque si no se pudre es peor que venderlo barato.

Los días de poca pesca, van a ver menos pescados que compradores. Lo que hace que haya más ricos dispuestos a pagar un poco más con tal de no quedarse sin pescado, una táctica que el pobre poco acceso tiene. Esto hace que el pescador a la larga se avive y cuando haya poca pesca suba el precio del pescado.

Lo inverso pasa cuando hay demasiada pesca, los pescadores que más pescaron se pueden dar el lujo de bajar los precios, con tal de liquidar todo su trabajo. Esto genera una competencia de precios entre pescadores, viendo que hay un solo mercado en la isla es muy fácil para el comprador ir al más barato, generando que el pescador con el precio más caro no solo no venda, sino que le quede la tarea de hacer algo con tanto pescado.

Es así, como el liberalismo de la mano de las diferentes clases económicas y del producto y del deseo de compra, puede justificar y predecir los precios de los productos, siempre y cuando se tenga información precisa y perfecta sobre lo que vamos a comprar.

Adam Smith: un visionario.

Así que, amigos, es lógico admitir y concordar que la ley de oferta y demanda se basa plenamente en información. Comprar peces en día de buena pesca y evitarlos en día de mala, requiere al menos ser pescador o amigo de uno, o ir al mercado todos los días. Sin saberlo Adam Smith, sentó las bases para que la información por primera vez sea vista como la fuente fundamental de la riqueza.

Obvio que estos truquitos son muy fáciles de manipular, p. Pues es muy fácil deducir que el precio de los pescados no depende exclusivamente de los peces, sino que depende tanto de la cantidad de pescadores como la cantidad de compradores.

En Argentina todo esto suena raro

Si en la isla hay un solo pescador que controla tantos los barcos como el mercado, éste en días de buena o mala pesca te puede mantener el mismo precio, pues la clave de que el libre mercado funcione es la libre competencia. Cuando hay un solo pescador en la isla es lo que conocemos como monopolio, y es el principal enemigo a muerte del libre mercado. Pues un solo productor es suficiente como para manipular a la mano mágica del mercado.

Ahora. Salgamos de la isla y volvamos al planeta.

Tenemos miles de pescadores. Millones quizá, así que el pescado está por ahora asegurado. Pero productores de ¿placas de video? Tres. ¿De procesadores de PC? Dos. ¿Fabricantes de chips de memoria? Se cuentan con dos manos.

Hay algunos que argumentan que dos son suficiente para que haya una sana competencia, mientras que, por otro lado, las placas de video, especialmente de la mano de Nvidia no pararon de aumentar en precio.

Hay grandes razones por las cuales grandes corporaciones se consolidan hasta un punto en ser casi los únicos productores en su área. Las empresas de telefonía móvil, o de internet, son usualmente de un dígito en la mayoría del mundo. Y si hay algo que en todos los países se odia y detesta, son a estas mismas empresas de telecomunicación, que al ser pocas pueden todas ser «igual de malas», formando una especie de monopolio tácito en el que la competencia es nula y pasan a ser todas caras de la misma moneda.

Lamentablemente, para los puristas, la única manera de ganarle a los monopolios es con intervención estatal, no lo digo yo, no lo dice ni Marx ni Stalin ni Perón, lo dice el mismísimo Adán Smith. Pero el mayor problema de que intervenga el estado es que la justicia es la voluntad del poderoso frente al débil, lo dice Sócrates en la república, por si curioseaban.

El estado se rompe rompe cada vez que se arregla

Sin querer entrar en ideologías, literalmente definir el rol que el estado cumple en quéque tanto interviene en la economía es la base de toda y cualquier ideología. Y creo que eso es algo que tiene que definir cada uno, cada cuatro años cuando vota.

Pero especialmente en Argentina, es imposible no tener una serie de ejemplos brillantes de como meterle plata a un problema puede ser buenísimo, o malísimo. En buenísimo está la planta industrial de electrónica de tierra del fuego. Una «ensambladora de partes porque igual todo viene de China» pero que ignorando chicaneadas abarata bastante el costo por unidad de muchos productos que en otros países estarían 100% valuados en dólares.

Televisores, teléfonos, notebooks, monitores, tablets, la variedad, cantidad y calidad de los productos nacionales electrónicos es fenomenal (para lo que somos). Mientras que en malísimas están la intervención de la libre compra de divisa extranjera. Que habrá miles de justificaciones grandilocuentes de magníficos economistas, pero que para el pequeño y mediano productor de lo que sea le trae trescientos problemas para garantizar cualquier tipo de producción o servicio. Algo que sueña con ser proteccionista termina complicando aún más la producción nacional, inyectándola en una burbuja en la que hoy, aún sin monopolios, la ropa está más cara que en Europa, siendo esta un tercio de su calidad.

Monopoly es un juego que explica muy bien el concepto de oferta y demanda.

A lo que voy. El libre mercado es brillante en hacer crecer sociedades y personas, pero es débil a la intervención de los monopolios. Los monopolios solo los vences con el estado, pero muchas veces, cada vez que se sube una palanca, se termina moviendo otra y el mercado comienza a dejar de tener cohesión y predicción. Dos elementos claves cuando lo que realmente te hace ganar plata en el libre mercado es un claro análisis y predicción de la información.

No hay al día de hoy, de las 200 naciones, una que haya encontrado cuálcual es el correcto y fino balance entre libre mercado, los monopolios y el rol del estado.

En términos generales y en plena opinión personal considero que el libre mercado es una ilusión que funciona muy bien en la economía personal. Comprar barato, vender caro. Obvio.

La verdadera lección del libre mercado es cómo la verdadera riqueza está en saber cuándo comprar y dónde comprar, cuándo vender y dónde vender. En una época en donde las economías eran más brutas, PRODUCIR, VENDER, REPETIR. El libre mercado viene a introducir la variable tiempo, y con tiempo, cantidades incesantes de información.

Es más importante saber CUANDO vender, que QUÉ vender. Adam Smith en este caso fue el primer economista en darle un valor tácito a estar informado sobre los mercados. No es casual que justo en la era dorada del liberalismo, haya habido una explosión exponencial de los medios de comunicación.

7 COMENTARIOS

  1. Ariel

    Los monopolios no son necesariamente malos.

    Un monopolio surgido del libre mercado se destaca por ser el mejor en algo, y se va a mantener hasta que alguien sepa hacerlo mejor.

    Los Monopolios Sanos, se traducen en beneficios para los consumidores, si estos monopolios pretenden abusar de los márgenes de ganancia sobre sus productos, rápidamente serán reemplazados por la competencia.

    Muy distintos son los monopolios promovidos por el Estado (La mayoría)

    Estos se mantienen, no ya por su buen hacer, ni por su eficiencia, tecnología o beneficios para el consumidor.

    Se mantienen por las regulaciones Estatales, que crean un cerco infranqueable a la competencia, o lo que es equivalente: El Estado les permite cazar en el zoológico.

    La calidad y el buen servicio al cliente están fuera de los intereses de estos monopolios, ya que solo deben negociar con el funcionario de turno para mantenerse, perjudicando gravemente al consumidor que se queda sin opciones y recibe productos caros y de baja calidad.

    A mí déjame con los Monopolios Surgidos del Libre Mercado y la Libre Competencia.

    • Fer

      Mamita, «monopolios sanos». Un palabrerio interminable para exponer un concepto que se refuta con el chiste de «no me hice rico firmando cheques» de Bill Gates en Los Simpsons.

      • Ariel

        A Homero este corto texto también le parecería mucha palabrería, son geniales los Simpsons.

    • Mario

      Preguntale a los de Ascension o Malvinas, como los trata Sure. Hasta le rogaban a Google que les tire un cable submarino.
      Alternativa? señales de humo.

      «rápidamente serán reemplazados por la competencia.» jajaja

  2. Milo

    Monopolio bueno o malo depende mucho de quien lo ve y analiza… Segun Adam smith todos los monopolios son «malos» para el libre mercado, y desde un punto de vista purista esto es cierto.

    Supongamos que Intel desde que saco la gama Core i hasta que AMD saco la gama Ryzen, se posiciono a algo cercano a un monopolio de los micros para PC y Servers… lo que sucedio es que Intel, cuando se dio cuenta que estaba solo en la cima, dejo de progresar y nos entregaba generaciones de chips nuevos con muy pocas ventajas / novedades. Tuvo que rebajar su nivel y aumentar su nivel de ganancias hasta el punto de que AMD tuvo la oportunidad de mercado para poder hacer crecer su plataforma y de ahi en adelante tenemos una buena competencia con mejores precios y una clara evolucion en ventajas / novedades.

  3. Leo

    Mucho monopolio, pero cuando el producto no es bueno, aparece capital para competirle y ganar mercado. Simplemente porque es posible hacerlo en esas condiciones.

    Mucho no le sirvio el «monopolio a Intel» para retener a Apple. Ahi tenes como rompieron el monopolio con sus propios chips M1.

  4. Javier17K

    Muy de acuerdo con este artículo.

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