NVIDIA acaba de soltar una bestia al ruedo: la RTX PRO 6000 Blackwell, presentada en el GTC 2025, no es para cualquiera. Estamos hablando de una GPU profesional (que sigue la línea de las viejas Quadro) diseñada para workstations y servidores, llega con números que marean y un precio que asusta, apuntando directo a un nicho exclusivo de arquitectos, científicos y creadores de alto calibre. Pero, ¿qué tan inalcanzable es este titán? ¿Corre el riesgo de caer en el caos de sobreprecio y bajo stock que marcó a la serie RTX 5000? Vamos a desarmarla.
RTX PRO 6000 y unas especificaciones de otro planeta (el del dinero)
La RTX PRO 6000 no anda con chiquitas: 24,064 núcleos CUDA, 752 Tensor Cores y 188 RT Cores la posicionan como un coloso del cómputo. Su carta ganadora es la memoria: 96 GB de GDDR7 con ECC, el triple que la RTX 5090 gamer, sobre un bus de 512 bits que entrega 1.8 TB/s de ancho de banda. Con 125 TFLOPS en precisión simple y hasta 4000 TOPS para tareas de IA, esta placa está pensada para devorar renderizados 3D masivos, simulaciones científicas y modelos de inteligencia artificial que harían sudar a cualquier PC doméstica.

Su consumo también es de élite: 600W de TDP, manejados por un sistema Double Flow Through de doble ventilador que la mantiene fresca incluso en configuraciones densas. Pero no viene sola: la serie PRO 6000 tiene tres sabores:
- Workstation Edition: 600W, dual-slot, para escritorios sin límites.
- Max-Q Workstation Edition: 300W, diseño blower, optimizada para multi-GPU.
- Server Edition: pasiva, sin ventiladores, para racks de hasta ocho GPUs.
Solo para bolsillos de profesionales (y no de todos).
Con un precio inicial de U$D 8000, la RTX PRO 6000 no juega en la liga de los mortales. Disponible desde abril para la Workstation Edition vía distribuidores como PNY, y en mayo en sistemas de Dell o Lenovo, su enfoque B2B (business-to-business) la aleja del consumidor promedio. Esta no es una GPU para Counter-Strike o streams caseros; es una herramienta para estudios como Foster + Partners, que ya reportan renders cinco veces más rápidos con su software Cyclops, o para centros de datos que entrenan IA a escala industrial.
¿Se repetirá el drama de la RTX 5000?
La serie GeForce RTX 5000, lanzada en enero, fue un desastre logístico: stock agotado en minutos, precios oficiales (U$D 1999 la 5090) inflados a U$D 4000 en reventa, y colas virtuales que colapsaron varias web. ¿Le espera lo mismo a la PRO 6000? No del todo, pero hay matices…

Por un lado, su nicho profesional reduce la locura especulativa. Los revendedores no suelen apuntar a hardware de USD 8,000 que no tiene demanda masiva entre gamers. Además, la distribución por canales empresariales (Dell, AWS) limita el acceso a bots y oportunistas. Sin embargo, el chip Blackwell GB200 que usa esta placa depende del nodo de 3 nm de TSMC, el mismo que limitó la producción de las RTX 5000. Si NVIDIA no ajusta bien el tiro, el stock inicial podría ser escaso, y los primeros compradores (estudios o universidades) podrían inflar precios en el mercado secundario a USD 9000 – 10000.
A favor de NVIDIA, el cronograma escalonado (abril para Workstation, mayo para Server) sugiere un plan más controlado que el caos de la serie 5000. Pero si subestiman la demanda de sectores como la IA o el cine, podríamos ver esperas largas y algún sobreprecio moderado. No será el triple como con la 5090, pero el lujo tiene su costo.
Un monstruo con dueño definido
La RTX PRO 6000 Blackwell es una obra maestra técnica, pero no nos equivoquemoss: no es para vos ni para mí. Su rendimiento brutal (un 5% sobre la RTX 5090 en Path Tracing, pero el triple de memoria para cargas pesadas) y su diseño la convierten en un sueño para profesionales que miden su trabajo en terabytes y millones de cálculos por segundo. Para el resto, es un recordatorio de que NVIDIA sabe segmentar: los gamers tienen su RTX 5000, y los pros, este bestia.