Todos tenemos un par de zapatos que son nuestros favoritos, te los ponés y te inunda esa sensación de comodidad, de  familiaridad. Esa misma sensación es la que vas a tener si jugaste dos joyas eternas, Myst o Riven, con el desafío que te presenta Obduction. Cyan, creadores de estos clásicos, te invita a abrirte el paso por un mundo alienígena con puzzles que llevan su clásico estilo.

Tal como nos pasó en los 90s en la isla de Myst, cuando comiences a jugar Obduction vas a encontrarte con dos certezas: No vas a saber qué haces ahí y no tendrás la mínima idea de qué se supone que debes hacer.

Esta esencia de los clásicos se repite con los puzles, con una fórmula perfecta que te lanza desde los simples y evidentes hasta los que provocan tirar el control por la ventana. En Obduction vas a necesitar paciencia, no es un juego de un ritmo abrumador, todo lo contrario, es un juego que te invita a explorar, a devolverte sobre tus pasos, a encontrar pistas en sitios que has recorrido mil veces. Un pequeño detalle puede ser la pieza de dominó que comience la reacción en cadena de ideas para abrir una nueva sección que nos presentará con nuevos desafíos.

Pero me estoy adelantando, déjame contarte donde empieza este viaje.

Tu historia se inicia cuando eres teletransportado a un pequeño pueblo de Arizona llamado Hunrath, que por algún extraño motivo fue llevado a un planeta alienígena que está prácticamente desierto. En ese planeta, este pueblo está coexistiendo con otros tres pedazos de otros mundos.

De alguna forma, estamos en el medio de lo que podría llamarse una búsqueda del tesoro. A medida que investigas, te encontrarás con alguna puerta cerrada, y la forma de abrirla será resolviendo algún puzle con pistas que seguramente ya te cruzaste en tus recorridos y no entendiste, que te obligará a devolver tus pasos hasta tener tu momento Eureka.

A diferencia de otros juegos donde cada puzle es auto contenido, por así decirlo, Obduction te presenta puzles que se relacionan, en algunos momentos sientes que estás desenredando un manojo de cables, que das vueltas y vueltas hasta ir sacando un nudo a la vez, y eso lo hace único.

Si hay algo de lo que hay que felicitar a Cyan es que sus juegos no saben lo que es repetición o prueba y error. Todos sus desafíos son únicos, hechos cuidadosamente para brindarte una experiencia cambiante. Por lo general te enfrentarás a dos tipos de acertijos, los que para resolverlos vas a tener que entender dónde estás y los que son de tipo mecánicos.

Aunque a veces te puedas sentir frustrado, mi recomendación es que no intentes buscar ayuda en Internet, si lo haces rompes la magia del juego.

Un mundo mágico

Gracias a la utilización de la última versión de Unreal Engine, Obduction logra crear una gran ambientación, con marcadas diferencias entre un mundo y otro, que le dan al juego una interesante mezcla de entornos. En varios momentos el juego esa ambientación se rompe un poco, ya que nos presentan personajes a través de videos de actores reales, y aunque resulta casi un homenaje a pasadas entregas de estos juegos, su actuación es digna de una película clase B. Esto hace que estas secciones desentonen de una experiencia casi solemne.

Esta magnífica ambientación va a impulsarte en recorrer hasta el último rincón de los diferentes mundos que visitarás. Esto demuestra que Cyan no ha perdido su toque mágico para crear fantásticos mundos, como lo hizo con Myst y Riven.

Soporte VR

Un gran punto a favor de esta aventura es que soporta los cascos de realidad virtual, con lo que te puedes adentrar en esta historia como nunca antes habrías pensado hacerlo. Se nota que su integración ha sido un proceso pensado y planeado, y no un hack rápido.

Por ejemplo, el juego tiene detalles que podríamos llamar de la vieja escuela, y te incita a anotar códigos y hasta aprender un sistema numérico alienígena para solucionar ciertos acertijos. Por suerte, la gente de Cyan agregó una forma de sacar fotos, algo fundamental si lo juegas en VR, que hace viable disfrutar de la aventura sin tener que sacarse el casco a cada rato para revisar notas o anotar pistas.

En cuanto al movimiento, tienes dos opciones para hacerlo en el juego, uno sumamente confortable donde te transportas de un punto fijo a otro, y otro para los que ya tienen estómago para VR, tradicional libre como un FPS. El primero recuerda a los primeros juegos de la empresa, pero termina volviéndose algo molesto para navegar grandes distancia, ya que debes buscar donde aparezca el punto de acción para trasladarte. El segundo te da libertad completa, con un sistema de movimiento similar al utilizado en Minecraft, y como es de esperar marea un poco. Si eres de los que sufre un poco con esto, vas a sentirte mal rápidamente como con cualquier FPS.

Un nuevo clásico

Obduction, por su estilo, fiel a su pasado, es un juego que probablemente amarás u odiarás. No hay muchos grises aquí. Yo estoy del lado de los que lo amaron, y me atrevería a decir que parece ser otra gran aventura que resistirá el paso del tiempo. Obduction, con sus fallas y todo, es un gran juego que nos hace desear el resurgimiento de este género.

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